Es lo que tiene la costumbre de retratar en una crónica lo acontecido en las salidas, que luego te acuerdas y cuando no lo consigues siempre puedes volver a revivirlo con solo abrir el blog, ahora mismo me acuerdo de la salida del 17 de marzo pero de lo que no me acuerdo es de porqué fue en domingo y no en sábado, algún quehacer me retuvo irremisiblemente, eso está claro, y no me consta que fuera ni por enfermedad ni por trabajo pero fue lo suficientemente importante como para poder hacer una ruta de domingo casi como una de sábado, y me propuse aprovecharla.
Mirant de mar estaría bien, sí señor, vamos a tirar no diré directos a Esporles porque ya de primeras di algunos rodeos, de inicio empecé pasando por el monasterio de la Real para ir a tomar el penúltimo desvío a Establiments que te deja más allá del cruce de Puigpunyent, donde tras unos cuantos giros más me dirigí a Bunyolí para salir al camino de Sarrià, así estaba ya sobre el trazado correcto y por el camino de tierra entré en Son Malferit, y de ahí al coll de s’Heura donde me dispuse a bajar hasta la carretera por el primer tramo del camí vell de Son Ferrà ya que no quiero ir al pueblo directamente sino dando un paseo por el área recreativa y el safareig de Bellavista ya que me acuerdo de que tiene un bonito camino empedrado de bajada y quiero constatar si aún tiene franca la salida, efectivamente así es pero después de tener que circular por alguna marjada arada por lo que no me parece aceptable incluir este itinerario en ninguna ruta oficial, ni siquiera en ninguna que pudiera interpretarse como una tentativa, sí, pasé, pero si se puede ir por otro sitio, mejor olvidarse.
¿Qué vamos a contar del camí des Pescadors que no se sepa? Yo creo que ha pasado por allí la totalidad de los bikeros de la isla y más aunque desde luego ese día no fue el caso ya que solo me encontré a tres en el mirador y todos volvieron por donde habían venido desdeñando la divertida bajada larga a la carretera que desde luego yo no me quería perder aunque tampoco es que tuviera un día de lo más fino pero tampoco era mi objetivo principal, éste se situaba un poco más adelante, casi en el inicio del camino de Planícia, se trata de una pista que sube al camí des Correu y que creía recordar que alguna vez bajé por lo que algún recuerdo remoto y difuso tenía de la misma, recordaba que había que bajar con precaución debido a unas hondas zanjas provocadas por la escorrentía de las aguas y no me equivocaba, ahí estaban y hay que atarse bien los cordones de las zapatillas para subir aquello, la primera parte es más o menos asequible pero la intermedia es de nota, mezcla de fuerza bruta y dominio de la trazada para no quedar encallado, circunstancia que evidentemente sucedió aunque puse empeño en que se notara lo menos posible y al menos el final me dio el respiro que necesitaba para llegar arriba con cierta dignidad.
Me queda la vuelta y es todo hacia abajo, solo hay que meterse en situación y afrontarla con garantías para no sufrir algún percance tonto pero de consecuencias duras, seamos rápidos pero sensatos, tendría que ir a mirar los resultados para confirmar estas aseveraciones pero más que eso son las sensaciones del momento, todo aquello que se produce y sientes cuando combinas velocidad con seguridad, además hay que hacer constar que ese recorrido está muy transitado por senderistas por estas fechas y hay que tener muy en cuenta ese factor, no es baladí.
Me quedaba la vuelta y había que meter algo más en el zurrón aunque poco más queda por exprimir y lo más duro es por asfalto, vuelvo al coll de s’Heura y repito traza por Son Malferit y Sarrià por eso me desvío en la salida y llego hasta Can Mayol para transitar por el recorrido típico de Son Espanyol hasta enlazar con el camí de la Real y volver a la ciudad de una manera más que digna.
Como hemos visto una ruta sin mucha miga pero con algunos alicientes interesantes y para mí uno destacable, como es el alcanzar la costa aunque sea ficticiamente, desde las alturas, desde un mirador pero en todo caso relevante, es como haber llegado al final, no hay más allá y no queda más que recular y aunque en esos momentos se puede no ser muy consciente si lo examinas con algo más de calma puede producir una cierta desazón y debe llevarnos a la reflexión de asumir lo finito de nuestro pequeño mundo, ese que deberemos cuidar con todas nuestras fuerzas y no quedarnos mirando nuestros propios ombligos sin asumir nuestros propios errores, por nosotros.
Mirant de mar estaría bien, sí señor, vamos a tirar no diré directos a Esporles porque ya de primeras di algunos rodeos, de inicio empecé pasando por el monasterio de la Real para ir a tomar el penúltimo desvío a Establiments que te deja más allá del cruce de Puigpunyent, donde tras unos cuantos giros más me dirigí a Bunyolí para salir al camino de Sarrià, así estaba ya sobre el trazado correcto y por el camino de tierra entré en Son Malferit, y de ahí al coll de s’Heura donde me dispuse a bajar hasta la carretera por el primer tramo del camí vell de Son Ferrà ya que no quiero ir al pueblo directamente sino dando un paseo por el área recreativa y el safareig de Bellavista ya que me acuerdo de que tiene un bonito camino empedrado de bajada y quiero constatar si aún tiene franca la salida, efectivamente así es pero después de tener que circular por alguna marjada arada por lo que no me parece aceptable incluir este itinerario en ninguna ruta oficial, ni siquiera en ninguna que pudiera interpretarse como una tentativa, sí, pasé, pero si se puede ir por otro sitio, mejor olvidarse.
¿Qué vamos a contar del camí des Pescadors que no se sepa? Yo creo que ha pasado por allí la totalidad de los bikeros de la isla y más aunque desde luego ese día no fue el caso ya que solo me encontré a tres en el mirador y todos volvieron por donde habían venido desdeñando la divertida bajada larga a la carretera que desde luego yo no me quería perder aunque tampoco es que tuviera un día de lo más fino pero tampoco era mi objetivo principal, éste se situaba un poco más adelante, casi en el inicio del camino de Planícia, se trata de una pista que sube al camí des Correu y que creía recordar que alguna vez bajé por lo que algún recuerdo remoto y difuso tenía de la misma, recordaba que había que bajar con precaución debido a unas hondas zanjas provocadas por la escorrentía de las aguas y no me equivocaba, ahí estaban y hay que atarse bien los cordones de las zapatillas para subir aquello, la primera parte es más o menos asequible pero la intermedia es de nota, mezcla de fuerza bruta y dominio de la trazada para no quedar encallado, circunstancia que evidentemente sucedió aunque puse empeño en que se notara lo menos posible y al menos el final me dio el respiro que necesitaba para llegar arriba con cierta dignidad.
Me queda la vuelta y es todo hacia abajo, solo hay que meterse en situación y afrontarla con garantías para no sufrir algún percance tonto pero de consecuencias duras, seamos rápidos pero sensatos, tendría que ir a mirar los resultados para confirmar estas aseveraciones pero más que eso son las sensaciones del momento, todo aquello que se produce y sientes cuando combinas velocidad con seguridad, además hay que hacer constar que ese recorrido está muy transitado por senderistas por estas fechas y hay que tener muy en cuenta ese factor, no es baladí.
Me quedaba la vuelta y había que meter algo más en el zurrón aunque poco más queda por exprimir y lo más duro es por asfalto, vuelvo al coll de s’Heura y repito traza por Son Malferit y Sarrià por eso me desvío en la salida y llego hasta Can Mayol para transitar por el recorrido típico de Son Espanyol hasta enlazar con el camí de la Real y volver a la ciudad de una manera más que digna.
Como hemos visto una ruta sin mucha miga pero con algunos alicientes interesantes y para mí uno destacable, como es el alcanzar la costa aunque sea ficticiamente, desde las alturas, desde un mirador pero en todo caso relevante, es como haber llegado al final, no hay más allá y no queda más que recular y aunque en esos momentos se puede no ser muy consciente si lo examinas con algo más de calma puede producir una cierta desazón y debe llevarnos a la reflexión de asumir lo finito de nuestro pequeño mundo, ese que deberemos cuidar con todas nuestras fuerzas y no quedarnos mirando nuestros propios ombligos sin asumir nuestros propios errores, por nosotros.
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