Ese sábado no pude salir antes, cuando hay que estar presente se está y punto, pero no estaba dispuesto a quedarme sin nada y me planteé una rodada en llano para incrementar al menos el kilometraje a costa de quitar desnivel, y que menos que Son Verí, si al menos llegaba hasta allí tocaría algo de tierra. Venga, no se hable más, me visto de corto y salgo directo hacia la línea de costa para continuar a su vera por el carril habilitado que ya ha disminuido bastante tráfico y se puede rodar con cierta tranquilidad. Por supuesto de este tramo no hay mucho que contar, como es de imaginar y pasamos directamente al momento en que nos metemos por la trasera del tenis entrando ya de lleno en tierra. No vale la pena comprobar la traza en ese punto, la verdad es que no sé por donde circulo y voy dando pedales hasta que salgo por el sitio correcto, tanto da las vueltas que dé.
La idea era salir por el campo de fútbol para meterme por el trazado de las antiguas vías del tren aunque hasta la depuradora realmente iba por la pista aneja de la finca, más que nada por curiosidad. Pasé por el pont de ses set boques antes de circular un poco más arropado por la zona de trinchera tardando nada en llegar a las Palmeras, hasta aquí todo conocido pero lo que quiero ver es lo que hay más allá y para ello tengo que decidir por donde meterme, por un lado tenemos la barrera de la finca que no debería traspasar y por otro la continuación de mi itinerario con un cerramiento de mallazo por medio con dos hojas teóricamente cerradas por candado, y hago la aclaración porque lo han cortado y el candado está de pega, solamente algunas tiras de alambre fino unen las dos partes, se pueden quitar todas menos la de abajo que es de las gordas y no se mueve ni un pelo, da para pasar pero con la bici es más peliagudo, pero nada comparado con lo que te espera, si ya de por sí la impresión primera es de que va a ser complicado pasar a cada pedalada se confirma dicha sensación. Tras los primeros metros atrincherados salimos a cielo abierto y nos encontramos sobre un talud bastante alto que haría las delicias de los pasajeros contemplando las vistas pero que ahora es un zigzag continuo entre los matorrales nada divertido. La única razón para continuar es creer que la situación puede mejorar, no es el caso, al contrario, empeora de manera significativa al llegar a la trinchera otra vez donde parece que el abrigo de las paredes favorece el crecimiento desaforado de la vegetación de tal manera que hace imposible el circular en bici y casi diría que a pie mismo, y en pantalón corto, menos todavía.
Toca retirada estratégica que no cobarde, no vislumbro el final de ese pasillo vegetal y me preguntaba cómo habrían podido pasar aquellos que se habían aventurado por ahí antes que yo, porque de lo que estaba casi seguro es de así había sucedido, habrá que buscar esas crónicas si es que existen o al menos algún comentario al respecto que nos haga abrigar alguna esperanza o por el contrario hacerme desistir de volver a intentarlo.
Estoy ya en el puente otra vez y quería comprobar qué podría suceder si traspasaba una barrera que había visto antes al pasar, si alguien la pone allí es para cerrar un acceso que se usa y que puede ser interesante, y al menos de principio me regala unas vistas privilegiadas de la magnífica obra en su conjunto, cosa que desde arriba ni se aprecia ni se intuye, solo por eso ya vale la pena bajar, veamos ahora si me regalan más sorpresas y dirijo mi atención en dirección al Arenal y aparece claro y definido ante mis ojos la senda por la que debo transitar. Y me sorprende gratamente ya que a momentos se enmarca perfectamente dentro de la espesa vegetación provocando un sorprendente efecto túnel.
En algún momento se acerca a la pista de acceso de la finca pero sabiamente vuelve al interior dirigiéndose al túnel inferior de la carretera para entrar en la parcela más concurrida por donde ya había circulado antes y ahora no es diferente, no encontrar la salida es la excusa perfecta para ir dando pedales sin parar aunque a veces parezca que te vas persiguiendo a ti mismo pero por mucho que intentes el bucle sin fin en algún momento encontrarás la salida y resignado emprenderás camino de regreso sin remisión, la parte de la ruta que no esperas te depare sorpresa alguna aunque sí la hubo, de los dos sentidos, solo diré que la mala fue que pinché en el carril bici casi llegando a casa, cuando me paré encontré el cristal clavado en la cubierta, “ah, que aún no usas tubeless? Sirve para esos percances”, “es verdad, me voy dando cuenta, gracias”, habré de ser un poco masoca, me parece.
La idea era salir por el campo de fútbol para meterme por el trazado de las antiguas vías del tren aunque hasta la depuradora realmente iba por la pista aneja de la finca, más que nada por curiosidad. Pasé por el pont de ses set boques antes de circular un poco más arropado por la zona de trinchera tardando nada en llegar a las Palmeras, hasta aquí todo conocido pero lo que quiero ver es lo que hay más allá y para ello tengo que decidir por donde meterme, por un lado tenemos la barrera de la finca que no debería traspasar y por otro la continuación de mi itinerario con un cerramiento de mallazo por medio con dos hojas teóricamente cerradas por candado, y hago la aclaración porque lo han cortado y el candado está de pega, solamente algunas tiras de alambre fino unen las dos partes, se pueden quitar todas menos la de abajo que es de las gordas y no se mueve ni un pelo, da para pasar pero con la bici es más peliagudo, pero nada comparado con lo que te espera, si ya de por sí la impresión primera es de que va a ser complicado pasar a cada pedalada se confirma dicha sensación. Tras los primeros metros atrincherados salimos a cielo abierto y nos encontramos sobre un talud bastante alto que haría las delicias de los pasajeros contemplando las vistas pero que ahora es un zigzag continuo entre los matorrales nada divertido. La única razón para continuar es creer que la situación puede mejorar, no es el caso, al contrario, empeora de manera significativa al llegar a la trinchera otra vez donde parece que el abrigo de las paredes favorece el crecimiento desaforado de la vegetación de tal manera que hace imposible el circular en bici y casi diría que a pie mismo, y en pantalón corto, menos todavía.
Toca retirada estratégica que no cobarde, no vislumbro el final de ese pasillo vegetal y me preguntaba cómo habrían podido pasar aquellos que se habían aventurado por ahí antes que yo, porque de lo que estaba casi seguro es de así había sucedido, habrá que buscar esas crónicas si es que existen o al menos algún comentario al respecto que nos haga abrigar alguna esperanza o por el contrario hacerme desistir de volver a intentarlo.
Estoy ya en el puente otra vez y quería comprobar qué podría suceder si traspasaba una barrera que había visto antes al pasar, si alguien la pone allí es para cerrar un acceso que se usa y que puede ser interesante, y al menos de principio me regala unas vistas privilegiadas de la magnífica obra en su conjunto, cosa que desde arriba ni se aprecia ni se intuye, solo por eso ya vale la pena bajar, veamos ahora si me regalan más sorpresas y dirijo mi atención en dirección al Arenal y aparece claro y definido ante mis ojos la senda por la que debo transitar. Y me sorprende gratamente ya que a momentos se enmarca perfectamente dentro de la espesa vegetación provocando un sorprendente efecto túnel.
En algún momento se acerca a la pista de acceso de la finca pero sabiamente vuelve al interior dirigiéndose al túnel inferior de la carretera para entrar en la parcela más concurrida por donde ya había circulado antes y ahora no es diferente, no encontrar la salida es la excusa perfecta para ir dando pedales sin parar aunque a veces parezca que te vas persiguiendo a ti mismo pero por mucho que intentes el bucle sin fin en algún momento encontrarás la salida y resignado emprenderás camino de regreso sin remisión, la parte de la ruta que no esperas te depare sorpresa alguna aunque sí la hubo, de los dos sentidos, solo diré que la mala fue que pinché en el carril bici casi llegando a casa, cuando me paré encontré el cristal clavado en la cubierta, “ah, que aún no usas tubeless? Sirve para esos percances”, “es verdad, me voy dando cuenta, gracias”, habré de ser un poco masoca, me parece.
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