Cambio de tercio

Después de lidiar los últimos meses con los pases y modificaciones en caminos y rutas entre Alaró y Mancor lo cual me ha dado pie a actualizar algunas rutas, unas por clara mejora y otras por pura necesidad, y habiendo dejado también un poco de lado las salidas grupales que tienen otros intereses me decido a hacer un cambio de tercio respecto al territorio habitual de salidas aunque solo sea por una jornada y es que tenía desde hace tiempo un pase pendiente por la llamada Vía Verde de Manacor, en otras palabras, el recorrido de la antigua vía férrea entre Manacor y Artà, la cual se empezó a preparar para montar de nuevo y luego se anuló la obra, quedando el trazado limpio pero vacío y al parecer se decidió aprovecharlo para adecuarlo como paseo.

Solo había hecho un tramo mínimo de ese recorrido y tenía curiosidad por recorrerlo, la única perspectiva que tenía de la zona siempre era la de la carretera principal, recorrer caminos de segundo o tercer orden por allí, y en general por sitios que no conoces, si no vas guiado y no quieres depender del gps puede ser algo frustrante pero en este caso no necesitaría ni una cosa ni la otra, así que me presento en Manacor dispuesto a llegar lo más lejos posible, en principio hasta Artà pero la longitud total del recorrido entre ida y vuelta me parece algo elevada si pretendo hacerlo de manera algo tranquila, de todas maneras, no tengo otra, no creo que me haga más de 40 kms en menos de 3 horas, no es mi pretensión ir al sprint todo el rato y respecto a eso había dudado entre si ir con la orbea o con la rígida donde las diferencias de desarrollo son notables y podría lograr mejor media pero no me quise arriesgar a que no aguantara el posible traqueteo en manos y posaderas y que tuviera que recular, y es que es tal la diferencia de postura y de comodidad entre ellas que he perdido seguridad al montarla, de ahí que solamente la use de parado.

No tengo claro el punto exacto donde se inicia el recorrido y lo voy buscando mientras recorro el carril bici central de la avenida Ferrocarril, será carril bici pero no lo parece a tenor de quién va por allí, y de hecho me paso el inicio que sería tirar recto en la primera curva pero como no hay nada señalizado ni manera de cruzar la calzado debo seguir hasta la primera rotonda que encuentro y allí supongo que debo tirar por una carreterita comarcal y lo encontraré, lo que efectivamente sucede a los pocos minutos.

El principio es bastante bueno al estar bien cubierto de tierra lo que propicia un buen alisado del firme, por allí te vas encontrando paseantes, corredores y ciclistas aunque sin ningún agobio pese a disfrutar de una temperatura bastante agradable, diría que idónea para cualquier actividad al aire libre, pero a medida que vamos avanzando va cambiando un poco el firme y donde va perdiendo la capa de tierra prensada va apareciendo la grava que conforma el piso y ya no es tan cómodo lo que me convenció de la buena elección de montura que había hecho, lo que pasa es que para los andarines y rígidos ya es más complicado pugnar con esos inconvenientes y la consecuencia es que se ha marcado mucho en el suelo el paso por la parte más cómoda y que todo el mundo quiere utilizar, sea en un sentido u otro, especialmente peliagudo si te encuentras a los peatones de espaldas circulando en tu mismo sentido y no tienes manera de hacerte oir más que a gritos y especialmente peligroso si te cruzas en curva con otro ciclista con bici de gravel a toda mecha ocupando tu espacio y sin tiempo a frenar (con esas ruedas lisas es imposible) ni rectificar trayectoria, lo cual pudo hacer en el último momento y no chocar conmigo, desde luego y con mucho el tío más subnormal con el que me crucé en todo el recorrido, al menos si quieres correr vé por tu lado, IDIOTA!.

Al llegar a Son Carrió me quedé un poco extrañado al ver la gran construcción tipo almacén al lado del trazado, al parecer sede de un museo ferroviario, y otro motivo de extrañeza fue ver el nombre de la estación, San Miguel, topónimo primigenio del primer asentamiento moderno del lugar, no tenía ni zorra y es que llegué a dudar, ¿un pueblo nuevo aparece? Pues no, simple ignorancia.

La cosa se va alargando aunque vaya en plan rodillo ya que el trazado pese a que se dirija a Artà se va acercando hacia la costa para pasar primero por Son Servera, de hecho ya podemos ver el mar mientras pasamos por el tramo conocido bajo las faldas de Na Penyal donde sí estuve tentado de subir hasta arriba y luego bajar por el sendero que presupongo que viene de arriba, el que no hicimos cuando pasamos por allí y encontré después, pero no quiero desviarme de mi ruta auto propuesta y continúo hasta la estación de Son Servera que tampoco había visto hasta el día de hoy, allí como algo y calibro posibilidades de llegar hasta Artà, se puede pero presuponía hora y cuarto como mínimo sin parar y a buen ritmo lo que me llevó a descartar ese trayecto, toca volver pues y creo que no tardé más de hora y poco en volver a Manacor que para mí ya supuso un aumento de velocidad media importante aunque para otro tipo de bici y más desarrollo serían casi ridículas, y que el que va encima tampoco es comparable, todo hay que decirlo, pero bueno, no me quejo, ahora bien, ya digo que el quiera hacer todo el recorrido en plan paseo, sobre todo si hace ida y vuelta, que vaya preparando los bocatas, no es corto, aunque el bar de la estación de Sant Llorenç siempre puede valer de excusa.


No hay comentarios :

Publicar un comentario