oct122024

Solo voy a ojear

Había un itinerario olvidado que merecía una visita, aún se están realizando salidas de limpieza en algunos lugares para retirar restos vegetales esparcidos por las virulentas tormentas que nos azotan de tanto en cuanto, y me refiero a salidas de compañeros que, armados con utensilios varios, aprovechan las escapadas para limpiar algunos tramos o al revés. También se notan las limpiezas programadas por las brigadas profesionales competentes si bien no tengo información de los planes que supongo estarán en marcha para restablecer la normalidad en las fincas afectadas, al menos las públicas, porque en las privadas ya es otro cantar. De hecho solamente los he visto trabajar en la albufera después de los incendios pero eso es otra historia ya que no voy por la sierra en días laborables y por allí sí que paso pero he de reconocer que algún resultado sí que se ve.

Quiero pasar por Raixa y Raixeta y llegar hasta Valldemossa, ese es el plan, la vuelta se supone que será directa por carretera ya que las restantes opciones montañeras implican mucha ruta adicional y de la buena. Es una ruta de rodaje puro y muy poco técnico por no decir nulo, cierto que tiene algunas secciones difíciles pero que entran ya en la categoría de pateo directo, es lo que tienen los torrentes y sobre todo los caminos que se hacen pasar por dentro, que el agua corriente los suele arrasar.

Me acerco a Palmanyola por el camí de Passatemps, salvado por ahora de la voracidad urbanística y que no tiene continuación natural hacia Raixa pese a haber un trazado usable pero no reconocido por parte de la propiedad por donde cruza, así que toca llegar a la próxima rotonda por asfalto y acceder a Raixa por su camino de acceso, igual de bacheado que siempre por cierto, está mejor la pista que recorre el fondo del valle, de todas maneras yo voy a ir por el camino empedrado de más arriba, más acorde con la montura aunque me voy a desviar por un camino inferior antes de llegar a destino, quiero tener la traza completa de ese tramo y realizar algunas fotos. Bien, ya tengo ambas cosas pero la próxima vez iré por arriba, esto está abandonado, muy tapado y no aporta más que una variante insulsa y además te pierdes la vista de las casas, o lo que queda de ellas, mejor dicho.

Me encuentro a algún colega de rutas por allí pero no continúa así que voy yendo por delante pateando el torrente y oyéndolos por detrás pero no es hasta haber salido de la finca y llegar al desvío GR cuando nos reunimos y resulta que el faltante es un viejo conocido, ex bloguero en estado de hibernación por lo que me cuenta y relata su página de una conocida aplicación deportiva, M.A.A. reza en su DNI.

Hemos coincidido en la misma idea de ruta, llegar al pueblo por el camí vell y volver directos y como no nos molestamos mutuamente la haremos juntos. Próximo paso, rodear Pastoritx lo suficientemente alejados de las casas como para no molestar aunque eso suponga perder de vista la pista que sube a la rota d’en Cotó y cruzar de aquella manera las marjades hasta enlazar con la pista que baja del coll de Pastoritx y tomar la que sube a la mola homónima para abandonarla a su vez cuando llegamos a la altura adecuada para salir por la barrerita que delimita con la zona boscosa, todo este itinerario desde abajo es bastante rebuscado y está mal señalizado pero hoy lo hemos recorrido con bastante acierto.

Ahora viene la parte más salvaje del recorrido y como tal puede verse afectada por las tormentas y será también la que tarde más tiempo en restaurarse si se da el caso, de hecho sí se nota la afectación pero también algunas intervenciones. Segunda enganchada con el manillar más ancho en pocas fechas seguida de caída sobre un fajo de ramas que requiere de ayuda externa para la reincorporación, no hay heridas graves, podemos continuar.

Finalizamos trayecto sin más contratiempos sobre la pista de Son Verí buscando ya la siguiente bajada directa a la carretera, no cuela lo de llegar al centro de la villa por las callejuelas empinadas y tomamos la cuesta abajo con sorpresa incluida, un tramo de escalones hasta la carretera vella que bajamos andando por pura precaución y que creo que tienen su continuación hasta más arriba, después toca empalmar con el desvío de la depuradora que no sé si es porque sabemos que es lo último a saborear que siempre suele saber a gloria aunque en esta ocasión empañado por otro enganchón de manillar en la rejilla con pérdida de tapón incluida aunque recuperado, el segundo del día y todo por 4 centímetros de nada, quién lo diría.

Ya en el asfalto no hay amigos que valgan, las 29" vuelan que se las pelan y no soy capaz de seguirlos ni siquiera cuesta abajo y ya en s’Esglaieta han desaparecido aunque supongo que me esperarán en la entrada del camí de Passatemps, pues no, no hay nadie, entonces ya no me hace falta rodar como un condenado y regreso a mi ritmo, horas después sabría que habían tirado por otro lado, normal que no los viera.

En resumen, salida muy provechosa en cuanto resultados, se han podido modificar trazas, añadir fotos, hacer deporte y disfrutar de buen clima y mejor compañía, si quitamos las caídas (anecdóticas) ¿qué más podemos pedir? Y no quiero hacer propaganda fácil.


oct052024

Sinsabores mil

Le tenía ya ganas de subir a Lluc por muchos motivos y si tenía que trescar un poco mejor que mejor. Empecé desde Inca pasando por el Serral de ses Monges sin pararme en buscar variantes, que las hay, lo dejé para otro día y bajé directo por una de las calles, mi intención era grabar bien el itinerario GR desde su inicio, al menos desde que encuentras el primer poste, allá por la calle Escorca (debe ser por algo que se llama así). El tema es seguir las indicaciones porque el trazado parece un poco rebuscado hasta Caimari, después del primer tramo hasta la carretera te meten por el camí del Pedregar, asfaltado, y cuidado con pasarte el desvío, este camino de tierra continúa como un sendero pegado al torrente hasta enlazar con el camí de ses Guixeries también asfaltado que nos va a dirigir hacia el pueblo para tomar un tramo de la antigua carretera de Lluc en pésimas condiciones hasta la siguiente curva para callejear después cuesta arriba hasta salir a la gran curva de la carretera por donde proseguimos por su margen derecha hasta Caimari, mencionar que en los mapas también marcan como tramo del mismo camino una bajada directa desde el cementerio que de hecho es el que suelo tomar de vuelta ya que no está escalonado como el otro.

Desde Caimari todo el mundo tiene claro por donde tirar, empezamos por el tramo de tierra desde la primera curva, nos saltamos la Costa Llarga por pestosa y nos vamos directos a la pista del comellar donde seguro que a más de uno le entran las ganas de correr de lisa que está. Cambia un poco (bastante) cuando enganchamos el empedrado y nos baja un poco la media pero una vez que hemos cogido aire otra vez en la bretxa todo vuelve a la normalidad.

Toca descenso rápido hasta el coll de sa Batalla, punto de reunión habitual de usuarios de las 2 ruedas, y un poco más hasta el botador de la pista que me llevará hasta el coll Pelat. Me infunde un poco de respeto este tramo porque sabiendo como se baja no augura nada bueno de subida y no me equivoqué, después de una primera parte bastante decente hasta la fuente donde paré a tirar unas fotos llega la zona más inclinada donde puse pie a unos pocos metros del primer desvío que fui a comprobar aunque no llegué muy lejos, enseguida vi que no era el correcto y volví atrás y el siguiente está solo a unos metros más adelante y sí permite ciclar.

Empezamos pues rodando que se agradece hasta que llegamos a los pies del paso donde vislumbramos con asombro la estupenda obra de ingeniería para acceder hasta lo alto donde hago un estop para comer y asimilar la situación. Veo una buena continuación, me habían comentado que se había limpiado y si todo el trayecto es como se ve al principio la cosa pinta bien por lo que me decido continuar y la verdad, no puedo empezar peor, me doy un enganchón con el brazo en una rama que presumía endeble y es todo lo contrario, raspón sangrante y manga rota son las consecuencias, en principio asumibles, sigamos.

Nos vamos desplazando en llano y la cosa se anima hasta salir del bosque donde vemos la continuación, rocas para abajo y aún se distingue camino por lo que se va pasando aunque de bote en bote y llegamos al meollo, era de prever porque el fondo por donde circula el otro camino, el que se dirige a ses Figueroles está muy, pero que muy abajo, toca armarse de paciencia, acomodarse la bici como se pueda y tirar adelante, algunos de los bikeros más veteranos recordarán días similares, casi era costumbre.

La entrada al bosque coincide con el empalme con el camino antes mencionado y debo decidir, ¿vuelvo al coll de sa Batalla o tiro para ses Figueroles? Y decido lo primero, me voy a buscar el pas d’en Bartomeu debiendo cruzar la zona que más dificultades presenta y en sentido contrario de lo realizado hasta ahora, espero sea la decisión correcta. El principio es prometedor pero en cuanto salimos al roquedal me asaltan las dudas, camino directamente no hay, tampoco hitos, alguno esporádico por aquí y por allá, y vamos cuesta arriba para completar el menú. En un momento dado veo un hito a mi derecha y me encamino pero vamos pasando de cuesta arriba a muy cuesta arriba y cuando miro hacia abajo veo otro hito en otra dirección y solo por no bajar lo que he subido me encabezono en seguir ascendiendo cuando en realidad no sé como estará la bajada desde lo alto y aún así asumo el riesgo, craso error.

La subida hasta lo alto del puig de ses Covasses, larga y penosa, me lleva más tiempo del que creía y lo que es peor, no hay bajada transitable, aunque sea por el interior del bosque está completamente tapada por ramas caídas y vegetación que te para la bici y te deja el cuerpo marcado, el tema es explorar, conocer sitios nuevos, ¿o no? Menuda excusa ridícula para semejante cagada y menudo alivio al vislumbrar la pista entre los árboles, que gustazo poder rodar otra vez pero me quedaba volver abajo y pasé completamente del camí vell y me tiré por carretera por donde aún seguían subiendo ciclistas y hasta alguno empujando la bici, me animó de verdad comprobar como alguno iba aún peor que yo. De todas maneras no me quise perder el último tramo de camino y bajé sin tocar frenos, como colofón, el resto fue directo, directo por carretera.


oct012024

Son Quint

Son Quint, fue una antigua posesión situada en Son Rapinya, muy cerca de la parroquia de Sant Bartomeu. Hasta el siglo XVII, fue denominada Sa Vinya o Sa Vinya des Quint.

En 1655, pertenecía a la señora Agnès Quint, de la familia de la cual tomó el nombre. Confrontaba con Son Moix y con el camino Real. Estaba dedicada a viñedo, olivares, algarrobos y cultivo de cereales y leguminosas.

En 1863, tenía 400 cuarteradas. Durante la primera mitad del siglo XX se parcelaron algunas zonas de la periferia de la posesión, como Sa Tanca de Baix, es Garrigó, Sa Caseta d’en Plata y el Figueral de Son Quint, donde, en 1941, se inauguró el Tejar Toledo. En esta época producía trigo, avena, cebada, garbanzos, aceite y almendras. También tenía un rebaño de ovejas.

En 1974, la Inmobiliaria Constructora Mallorquina SA y la sociedad Alconesa, que intervino directamente en la construcción, transformaron la parte central de la posesión , denominada Sa Tanca de Dalt, en el llamado Parque de los Almendros, que comprendía las tierras situadas entre las calles del Vicari Joan Catany, del Prebere Seguí y la plaza de Son Quint, y abarcaba incluso parte de Son Pacs, de tal manera que la transformación no afectaba sólo los alrededores, sino también el corazón del barrio, y esta circunstancia se debería haber tenido en cuenta para de no romper la tradicional idiosincrasia y belleza del lugar.

Sin embargo, la construcción de estos bloques de pisos no fue lo peor. Hubo un atentado mucho más grave: la destrucción de las antiguas casas de posesión de Son Quint. Al parecer, la cuestión del derribo, surgió a raíz de las disputas originadas por el reparto de los solares, ya que se veían perjudicados los tres promotores (Joan Oliver Mateu, Zourab Tchokotua y Tomàs Zaforteza i d’Olives) por culpa de las casas. Entonces, propusieron al Ayuntamiento que las adquiriera para transformarlas en casal de barrio, pero Cort no quiso asumir el coste que suponía rehabilitarlas, así que, por desinterés de ambas partes, acabaron siendo derribadas.

La prensa y el mundo del arte se movilizaron para intentar salvar las casas y Lluis Ripoll publico el libro “Salvemos Son Quint”. En él se recogían los cuatro artículos que escribió, entre diciembre de 1971 y enero de 1972, en su columna semanal En voz alta, del diario Hoja del Lunes, para intentar salvar las casas de posesión del derribo y que motivaron una exposición antológica de dibujos sobre Son Quint.

De poco sirvió todo esto y en 1974 las casas fueron derribadas.


Fuentes: GEM Possessions de Palma.net Son Rapinya, cent anys d’historia.