S'Esclop 2

Salida multitudinaria con bastante gente. Aquí no se amilana nadie; si hay que llorar se llora, pero se viene; aunque algunos de los que habían confirmado la asistencia no se presentaron (esperemos que por problemas menores). Como la norma no escrita del grupo es que no se espera a nadie pues el retraso de cualquiera no afecta al resto. Otra cosa es cuando las incidencias se producen ya en marcha: averías mecánicas o daños personales. Allí cada uno aporta lo que sabe, y el que no, espera. Esto puede provocar una risita maliciosa (por no decir palabras mayores) entre alguno de los miembros de ayer que se vieron afectados por una de esas averías y que además fueron abandonados por el resto, encontrándose en la tesitura de tener que elegir entre dos opciones, que a la postre fué la equivocada y la más larga. Como nos encontramos en la llegada hubo tiempo para explicaciones pero el malentendido ya se había producido. Cierto que es difícil que se produzcan situaciones verdaderamente desesperantes o peligrosas debido al conocimiento de las rutas por parte de los integrantes pero ayer había alguno que recorría esos caminos por vez primera.

Apunté alguna idea para tratar de minimizar estos inconvenientes: llevar talkies; pero eso implica que los que los llevan tienen que ir siempre en primera y última posición. Para la primera tenemos voluntario, pero ¿para la última? No somos una empresa de salidas; todo el mundo se lo quiere pasar bien y si eso implica ir delante, pues se va. Por eso esta opción parece descartada, aunque por lo que pueden molestar en una mochila tampoco pasaría nada si se llevaran. No sobrarían en el caso de una exploración hacia puntos distintos donde podemos quedar un poco desorientados.

Otra opción sería tener con antelación un mapa con el itinerario con unos puntos de control que todo el mundo conociera y supiera llegar a ellos para que en caso de pérdida o retraso, nos pudiéramos encontrar allí. Ello implicaría varias cosas: 1. Más trabajo para el encargado de preparar las salidas. 2. Que al inicio de la excursión todos los presentes declararan si conocen o no el recorrido y los puntos de control y, en caso contrario, que se asignaran tutores entre los que lo conocen y los que no.

Dado que hay algunos que llevan teléfono móvil asegurarse de tener en la agenda los números de los otros integrantes que lo lleven. Quiero decir con todo esto que la responsabilidad de lo que nos pueda ocurrir será solo nuestra en gran medida por lo que sería conveniente que pusiéramos en práctica alguna medida de precaución con antelación; ya habrá tiempo para hablar de bicis más adelante.

Estuve hojeando una página de seguros por internet dónde ofrecían pólizas para ciclistas por poco dinero al año, unos 45€, pero al leer la letra pequeña constaté que todos los percances contemplados implicaban la participación de un vehículo a motor; con lo que es una opción que se nos presentará poco, aunque ayer poco faltó para que se produjera; lo ví muy cerca.

Si la posesión de la licencia de federación implica un seguro que nos cubre las contingencias en la práctica de la BTT, sea en grupo o en solitario, la valoraría en su justa medida. Casos de accidentes no faltan. Dado que la página de la federación no se encuentra operativa en estos momentos lo comprobaré más adelante.


S'Esclop 1

Otra vuelta de tuerca a una ruta conocida: las laderas del Galatzó, parecido a lo que hicimos en el Massanella en la de fin de año. Hay otras rutas parecidas en cuanto a planteamiento: Volta al Puig de Suro, subiendo por Biniarroi y bajando por els Rafals, aunque hay que tener suerte para poder realizarla debido a los problemas de paso en la parte alta.

También tenemos la Volta a la Talaia de Cals Reis, por el pas de s'Estaló y con varias opciones de bajada interesantes; la última que fuí a ver la tenéis descrita en la entrada DH Son Roig. También la zona de Esporles y Valldemossa ofrecen recorridos muy interesantes.

Tengo una pendiente que me atrae mucho, y voy a insistir para realizarla, es un bucle por el Galatzó, aunque no circular, pero se trataría de empezar desde la torre de vigilancia del coll des Carniceret y dirigirnos hacia el pas des Cossis y volver hacia el coll d'Estellencs. Lo más fácil sería bajar a Puigpunyent pero se podría combinar con un recorrido por Planícia.

He puesto lo de vuelta de tuerca porque la idea era añadir unas pequeñas variantes a rutas de por sí conocidas; en este caso, alargar un poco más de recorrido a la ruta del Galatzó acercándonos a la Mola de s'Esclop. Ésto es muy relativo porque aunque para mí los tramos nuevos fueron cortos para la mayoría la subida por la Coma den Vidal era inédita. Aunque, en honor a la verdad, el sendero que conduce hacia la Boal de ses Fonts sólo lo había realizado una sola vez, en la primera salida que realicé con el grupo de Pepefz, y precisamente esa fue la razón para que me presentara. Circunstancia que acertadamente me recordó ToniXXL. Mi zona preferida era Planícia, un poco más abajo, que ofrece muchas variantes, y veo que en cambio no es nada frecuentada por este grupo; todo lo contrario que la zona de Tossals Verds. Cuestión de gustos.


Salida de Carnaval

Tras varias peregrinaciones al taller de bicis para conseguir que dejaran centrado el nuevo cambio pude salir el sábado, aunque solo, no sea cosa que vuelva a fastidiarse y quede como un pazguato. Cuando la fuí a recoger la primera vez me dijeron que se les había roto la maneta del cambio de los platos y que me habían puesto uno nuevo sin coste. Al recogerla por tercera vez habían cambiado la cadena, que no rodaba bien, y los piñones por segunda vez ¡y pretendían cobrarlos!. Tras las explicaciones oportunas me llevé la bici bien ajustada sin más desembolsos.

He notado mucho la diferencia de tamaño, a mejor. Es la misma sensación que tuve al cambiar los platos y poner los microdrive, y aunque también puse los piñones más pequeños, el cambio fué a mejor. Ahora, con el paso de los años, se me habían quedado cortos y subía un poco forzado. Quise comprobarlo el sábado por el Bunyolí e hice media subida con el 1-2 y la otra media con el 1-1, y es muy cómodo; tanto que invita a la pereza al pedalear y subir tranqui, tranqui. Me parece que tendré que volver a poner el cronómetro (para picarme un poco, me refiero). La trialera de bajada, divertida.

El viernes a ultimísima hora supe algo del organizador de las rutas desvelando que no saldría y, aunque tarde, es posible que me hubiera apuntado. Tampoco me preocupé demasiado porque no era un fin de semana corriente, era Carnaval; por tanto, los compromisos familiares eran más que evidentes. Y últimamente sale casi tanta gente los domingos como en sábado. Los Toys recuperaban uno de los miembros y habían programado una ligerita. Parece que vuelven por sus fueros; aunque la puesta a punto siempre es dura.

Me apunté pues a la del domingo a la Comuna de Bunyola. Hubiera preferido acabar lo de la Comuna de Valldemossa, pero como lo habían organizado otros no me quise meter. Éramos ocho: Wiro y Juantrans, Óscar y Nando, Genius y Tolo y Yarik y yo. Después de los ajustes iniciales de rigor, partimos hacia la Coma d'en Buscante todos menos dos, que prefirieron la comodidad. Yo tenía que probar la subida. Aparte de un poco de humedad es bastante factible. Encontramos a uno abajo que fué invitado pero se fué solo. Luego vimos a otro que siguió su camino en solitario.

Arriba nos confundimos un poco y esperábamos donde no era, pero nos reunimos todos sobre el Penyal d'Honor. Allí dos tiraron por la pista rápidos para no llegar muy tarde a casa mientras los demás bajamos por la trialera Picó. La losa intermedia la dejé para otro día de más inspiración, pero el resto fue fácil. En el mismo punto donde cayó el poblero se cayó Yarik de morros estrenando el casco. Aún me pregunto que tiene ese trozo para tirar las bicis al suelo.

Luego bajamos hacia el Coll d'Honor, que no convenció a algunos en absoluto, aunque el desvío de ses Clavegueres se mereció todos los elogios. Pero, atención, poneos las gafas, es un consejo. El descenso por el bosque, de un corrido. Ahí lo pasamos realmente bien. Tanto que no nos supo mal el esfuerzo de ascender al Coll des Vent. El descenso hasta la barrera, para acometer el desvío des Través, y llanear hasta la carretera de Alfàbia fué uno de los más divertidos del recorrido. Sin el guarda a la vista enfilamos la pista de bajada hacia el Coll de Sóller donde nadie quería ser el último. Antes de llegar a la barrera se me fué el pie de un pedal y con la inercia se levantó la bici de atrás y solté un poco los frenos recuperando la posición porque me veía ya volando.

Ha sido una de las salidas más divertidas de cuantas hemos hecho (aunque nadie viniera disfrazado; no disfrazado de bikero, me refiero) y creo no equivocarme si digo que el resto del grupo opinaría lo mismo. Son de los días que se recuerdan con agrado.


DH Son Roig

Como hacía dos fines de semana que tenía problemas con la cadena y el cambio decidí solucionarlos sustituyendo el cambio trasero. Para ello me pasé el viernes por Decathlon porque ya no me daba tiempo para nada más. La última vez que la llevé a una tienda estuve dos meses para que me lo solucionaran y me dije “nunca más". Una vez allí ví un conjunto de cadena y casete, un 11-32, que me entró por los ojos y al final no puse el cambio. Decidí probar el viejo una vez más, aunque para ello tuviera que renunciar a la salida del sábado con Pepefz. La verdad es que esta salida me daba mala espina. La encontré rara. Salida de Palmañola para ir hasta Lloseta. Demasiado lejos. Le comenté que utilizáramos el tren, pero pareció no convencerle. Además la zona de Tossals y Barranc de Biniaraix mojados no es la mejor opción, aunque con el viento que hizo seguro que se secó.

Por mi parte quise comprobar unos recorridos que no había realizado por la zona de Alaró, en concreto, la conexión Son Roig-Cas Secretari y embotelladora-Sa Galera, y pretendía realizarlas de subida. Para ello tomé el tren en Palma. Sale cada 45 minutos aproximadamente, en los dos sentidos, con lo que creo que es una buena manera de enlazar recorridos en los que no se quiera cerrar el bucle. Una vez en Santa María me dirigí hacia Coanegra y una vez en Son Roig tomo la pista de subida y me doy cuenta que será imposible que suba. El vaivén del cambio persiste y decido no forzar en ningún momento, pero continúo para conocer el recorrido. En la parte alta de la pista veo que han construído una rampa para saltos, aunque no ví rodadas recientes.

Un poco más arriba acaba la pista y sigue un sendero, puro DH, y me las prometo muy felices de bajada, preguntándome porqué aún no la hemos recorrido con el grupo. Al acabar la parte más empinada me cruzo con cuatro bikeros; a dos de los cuales los reconocí de otro encuentro por la Comuna, y ellos también a mí, por lo que paramos a intercambiar el saludo y comentarios. Después de un rápido llaneo desembocas en una pista que comunica con las casas de la zona conocida como el Clot des Guix, Cas General y Ca s'Espanya, entre otras. Tomamos la pista en ascenso hasta desembocar en el acceso principal de C'as Secretari desde Alaró.

Como no podría realizar la subida de sa Galera, decidí bajar. La trialera no tiene gran complicación técnica y el tramo que no realicé a la primera lo remonté para finalmente superarlo. Me gustó mucho. Al llegar abajo decidí llegar hasta Son Pou. Allí vi aparecer a dos bikeros que me resultaron familiares. Eran Pepe Sancho con Mar, que tampoco habían querido salir con Pepe (demasiado temprano), con los cuales volví a Palma por el camino paralelo a las vías del tren. Por la tarde volví a llevarme la bici para que le pusieran el cambio nuevo y poder probarla el domingo. No envié mensajes a la lista de correo aunque ya sabía que había salido muy poca gente porque me da pereza poner el despertador. Salgo cuando me levanto. Entonces decido ir a probarlo a la subida del Bunyolí, donde me he encontrado a Jroman que bajaba y venía de estirar las piernas por el mismo sitio. La subida ha sido un fiasco total. La cadena tiene un par de eslabones muy rígidos y va saltando de un piñón a otro; además el piñón grande toca la roldana superior produciendo un traqueteo muy desagradable. Sólo he subido un pequeño tramo para volver a bajarlo inmediatamente y estar en casa pronto. Tendré que volver a dejar la bici en el taller, pero esta vez que la prueben sobre el terreno, y que me la devuelvan perfecta.

Ya tengo pensada la ruta para la semana que viene, y es buena. El Camí de s'Estret de Son Gallard como parte de una ruta más amplia entre Valldemossa y Sóller. Se irá madurando.


Cala Figuera

Los últimos kilómetros de la carretera del faro de Formentor son uno de los rincones más bellos y escarpados de la isla. Hasta hace varias décadas no existía ningún acceso terrestre para alcanzar el faro, al que sólo se podía llegar por mar. Desde la carretera se obtienen las mejores panorámicas de Cala Figuera. Pocos metros después de esta playa se cruza un túnel que salva la montaña del Fumat (334 m), la mayor altura de los alrededores. Los más aventureros pueden disfrutar de una sensación de vértigo si deciden aparcar el vehículo cerca del túnel y salvar ese tramo de carretera a pie, por la escalera que se construyó mientras se trabajaba en la perforación del túnel. Construida por l'amo en Joan Cerdà, bordea los peñascos y a la izquierda se observan acantilados de 200 metros.

Los acantilados de Formentor suponen un verdadero santuario botánico muy apreciado por los científicos. En la zona se conservan ejemplares difíciles de localizar en otros puntos de la isla, y también una de las aves más emblemáticas del litoral de Baleares, el halcón marino -Falco eleonorae-. En Mallorca se localiza una de las mayores densidades de cría del mundo de esta ave de rapiña que en otoño se instala en los acantilados más escarpados de la isla, de Sa Dragonera y Cabrera. Aprovecha el paso de las aves migratorias, por lo que nidifica a finales de verano y no en primavera, como la mayoría de aves. Observar al halcón cazando es uno de los espectáculos más interesantes de los que se puede gozar en Formentor.

En las proximidades de les Celles, en la finca de Formentor, se encuentran los terrenos que iban a convertirse en el primer campo de golf de Mallorca. De forma paralela a la construcción del hotel Formentor, en la década de los treinta, el artista y mecenas argentino Adán Diehl promovió la construcción de un campo de golf. Cuando las obras ya estaban avanzadas desistieron del proyecto al no encontrar el agua suficiente para el mantenimiento de las instalaciones. Estos últimos años se ha intentado recuperar la iniciativa, inviable hoy por el grado de protección de la zona.

Cala Figuera tiene una playa de arena y cantos rodados, con un fácil acceso desde la carretera del faro y carece de construcciones o servicios. La proximidad a la carretera incrementa su atractivo, por lo que suele estar muy frecuentada. En verano se encuentran varadas algunas pequeñas embarcaciones. Existe un escarpado camino de tierra que llega desde la carretera al agua. Aunque algunos vehículos todoterreno descienden, es aconsejable bajar a la cala a pie. Una de las singularidades de esta playa es su formación geológica. Desde tierra mirando al mar, las paredes de la derecha son de piedra y las de la izquierda son de arenisca, conocida en Mallorca como marés, un material muy utilizado en la construcción tradicional. Entre Cala Figuera y el Cap de Formentor se encuentra el Racó des Xot, prácticamente insignificante para el baño. El acceso es muy escarpado.

Cala Figuera es la última playa de la costa de Tramuntana antes de cruzar el Cap de Formentor. Abierta al norte-noreste, es profunda con fondo de arena y fragmentos de piedras. Se encuentra a milla y media del cap de Formentor y permite el fondeo en la entrada de la cala, a 5 metros. La cala se encuentra al oeste de la Punta d'en Tomàs y es peligrosa con vientos de fuerza.


Ficha 71 de la Guía Aérea del litoral de Mallorca, editada por Diario de Mallorca (está resumida).


Cap de Formentor

La península de Formentor está presidida por el faro y forma el extremo septentrional de Mallorca. En la península se distinguen varias playas: Cala Bòquer, Cala Figuera, Cala en Gossalba y Cala Murta, que descongestionan la playa de Formentor, la mayor de toda esta península, conocida también por el nombre de Cala Pi de la Posada. Uno de los tramos de carretera menos transitada son los diez kilómetros que separan el Hotel Formentor del Cap de Formentor, donde se encuentra el faro en un acantilado a 200 metros sobre el nivel del mar.

Josep Pla escribió que el viajero no debía concluir su camino en el hotel Formentor. “La excursión a Formentor no debe, empero, terminar aquí, sino que ha de continuar por la carretera, inaugurada en 1951 obra del ingeniero mallorquín Mariano Pascual -y diseñada por el poeta e ingeniero de caminos , don Miguel Forteza-, y que tiene su terminal en la punta más avanzada de la península. Pasadas las casas de Cala Murta, entre bosques, donde el homenaje y el recuerdo a Costa y Llobera es permanente, tenemos las impresionantes vistas sobre Cala Figuera, hasta el Cabo de Cataluña, para llegar, atravesando un túnel y después de varias vueltas, al edificio del faro. Desde allí, el espectáculo, con el acantilado soberbio y el mar exterior, es sobrecogedor”.

El ingeniero Emili Pou fue el promotor y el director de las obras del faro de Formentor que comenzaron en 1860 y costaron al Estado 1,367.841 reales, una cifra superior a lo que habitualmente costaban los faros. El 30 de abril de 1863 comenzó a funcionar. “La torre de sillares de caliza por fuera y marés por dentro se eleva en mitad mismo de la vivienda del farero sobre una sólida base cuadrangular rellena de mortero. El eje de la escalera de caracol es de piedra y los peldaños de marga caliza; todo el edificio y sus bóvedas ha sido construidos con sillares de este material, mientras los tabiques interiores son de marés revestido de yeso” describía el Arciduque Luís Salvador, quién recorrió este tramo del litoral en su Nixe en la segunda mitad del siglo pasado.

Cala en Gossalba está mucho menos frecuentada que Cala Murta. Esta playa de piedras es la desembocadura del torrente de les Agulles y el canal de Cala en Gossalba. Está situada en una zona escarpada de la península de Formentor y separada de Cala Murta por el Puig de ses Butzes. El acceso más habitual es desde Cala Murta, bordeando la costa.

El Cap de Formentor tiene uno de los faros más emblemáticos y la principal referencia que se tiene de Mallorca si se llega desde el norte-noreste. Situado a 210 metros de altura, con identificación GpD(4)B 20s tiene un alcance de 21 millas. El Cap de Formentor es la extremidad septentrional de Mallorca. Esta lengua de tierra es alta, árida, saliente y peñascosa. A su pie tiene 25 metros de agua y a poca distancia ya supera los 50 metros de profundidad. La costa queda perfectamente balizada con los faros de Formentor, de Capdepera y de d'Artrutx, en Menorca. En noches claras se pueden ver las tres luces.

En las proximidades del faro se encuentra el Mollet del Patronet, donde desembarcaban el material para mantener el faro antes de que se construyese el último tramo de la carretera. Desde este embarcadero parte un sinuoso camino que llega hasta el faro, salvando una pendiente de más de 200 metros.


Ficha 70 de la Guía Aérea del litoral de Mallorca, editada por Diario de Mallorca (está resumida).


Cala Murta

Al igual que ocurre en toda la península de Formentor, la figura del poeta Miquel Costa i Llobera es una pieza clave en el último siglo de historia de una de las zonas mejor conservadas de todo el litoral de Mallorca.

Las edificaciones conocidas como la possessió de Cala Murta son utilizadas actualmente como casa de colonias bajo la dirección de la Fundación Rotger-Villalonga, que ha firmado un convenio con el Obispado de Mallorca para la gestión y utilización de las instalaciones. La finca se constituyó en una de las escasas zonas fértiles de los alrededores y actualmente se encuentra integrada en un frondoso pinar. El edificio principal fue levantado en 1921 a instancias de Costa y Llobera, quién había heredado la finca junto a su hermano Pere. Mandaron construir el edificio actual y el oratorio. Al año siguiente, en 1922, el banquero argentino Alfred Tornskist y el pintor Tito Cittadini adquirieron la finca y la vendieron en la década de los 30 a Ignasi Rotger Villalonga. El oratorio de la Mare de Déu de Formentor está decorado con pinturas de Jaime Colson y Robert Berthelot.

En las casas de Cala Murta se celebra desde 1934 una jornada dedicada a Costa i Llobera, con una acto literario y una misa. En Cala Murta puede observarse uno de los últimos encinares del litoral mallorquín. A lo largo de todo el perímetro de la costa de la isla sólo se encuentran encinares que llegan hasta pocos metros del agua en la playa de Formentor y en Cala Murta. Las encinas -Quercus ilex- pueden medir hasta 20 metros de altura y su tronco hasta dos metros de diámetro. Los encinares fueron la vegetación autóctona de Mallorca antes que los pinos ocupasen gran parte de la masa boscosa. En la Serra de Tramuntana y en algunas zonas del interior se conservan encinares interesantes. Los más extensos se encuentran en la franja que se extiende entre Valldemossa y Lluc.

En verano cuenta con la presencia de los jóvenes que participan en las colonias. Es una playa sin urbanizar en la que solo se distingue un chalet construido hace más de cincuenta años. Tiene un fondo de arena y algas. Aunque hay un camino hasta la playa, se debe llegar a pie porque el paso de vehículos está restringido.


Ficha 69 de la Guía Aérea del litoral de Mallorca, editado por Diario de Mallorca (está resumida).


Hotel Formentor

Considerado por muchos como el paraíso, el hotel Formentor ha hospedado a la mayor y más prestigiosa lista de personajes ilustres que han visitado la isla. Por sus pasillos, jardines y escaleras han desfilado desde John Wayne a Winston Churchill, pasando por Chaplin, Onassis o Anthony Quinn. Una larga lista de aristócratas, reyes, jeques, premios Nobel, artistas y empresarios son la mejor publicidad de un sueño que comenzó el artista y mecenas argentino Adán Diehl en 1929.

Una buena parte de la historia del Formentor está reflejada en varios volúmenes de dedicatorias de cientos de personajes famosos que han visitado el establecimiento y han reflejado sus impresiones. Estos libros son una obra colectiva única e irrepetible. Algunos de los huépedes no solo han dejado plasmada su presencia en el libro de honor, sino que han utilizado el hotel en sus obras, como es el caso de Ágatha Christie. En su libro Problema en Pollensa deja claro, a través de una conversación entre el protagonista y un taxista, que el precio del hotel de lujo era ajustado.

Al Formentor no le han faltado valedores a lo largo de su historia. Christie, Churchill, Zsa Zsa Gabor, Onassis... La lista es larga y siempre incompleta. Josep Pla resume la historia y la proyección internacional del hotel: “La idea de construir el gran hotel en Formentor y su realización en 1931 fue obra de Adán Diehl, argentino, que abrió la península a la curiosidad internacional, creando con ello un gran centro turístico. Se escogió un lugar magnífico para su emplazamiento: la cala del Pi de la Posada, cerrada al sur por la islita de Formentor, sobre un fondo de pinares y de encinas densas, la crestería del monte encima, y en la planta una playa en la que los pinos besan las aguas del mar, de fondos luminosos y arenas suavísimas, de curva perfecta, una de las más puras del Mediterráneo. Y así resultó el lugar verdaderamente privilegiado y hermosísimo. En la actualidad, Formentor y su gran hotel constituyen uno de los lugares más renombrados de todo el Mediterráneo, capaz de proporcionar una estancia ideal, deliciosa, agradabilísima.”


Ficha 68 de la Guía Aérea del litoral de Mallorca, publicado por Diario de Mallorca (está resumida).


Formentor per l'Arxiduc

Des de el Moll el camí segueix per la platja, llavors recte cap a la casa d'Albercutx, que està situada sobre un alturó enmig de la vall del mateix nom, al final de la qual s'alça la penya del Migdia, un cim roig arredonit. La casa és de construcció senzilla; té un portal d'arc rodó i alguns lledoners vells i buits a davant. Pintoresca és la vista que des de aquí se'ns ofereix de la badía de Pollença, de la suau formació muntanyosa i d'Alcúdia. Hi ha grans plantacions de figueres en el fons de la vall, així com un bosquet de pins rojals al peu de la penya del Migdia, llevat d'aixó només tossals pelats. Albercutx té un hort amb aljub al final, nodrit per una font que raja d'una cova amb volta punxeguda, peró que a l'estiu el cabdal és molt feble. En el fons d'aquesta cova hi ha una mena de cúpula amb obertura a dalt, dotada a l'extrem amb dos bancs un a cada banda d'allà on la font raja de la roca i l'aigua s'acumula en un petit dipòsit, que vessa cap avall per una canal de teules. Dues obertures il.luminen el passadís de 36 passes de llarg, format per parets seques. Al costat del safareig creixen cirerers i altres arbres fruiters. En el torrent hi ha un pou que té aigua quan plou, peró més avall n'hi ha unaltre on l'aigua es conserva continuament.

El camí va des de la casa d'Albercutx en direcció a la penya del Migdia, amb una vista espléndida de la badia de Pollença, fins que hom arriba a un coll on es pren el camí que puja a la Talaia. Hom troba a la cresta dues cisternes petites amb coberta plana, on hom a l'estiu abeura mitjançant dos cossis les cabres i les ovelles. Encisadora és la vista de la doble badía. Llavors ve un hort erm amb una caseta i des de la torre rodona, una mica cónica, de la Talaia s'ofereix una vista d'alló més agrest vers la serralada interior, pelada i abrupta, fins al Puig Major, vers la pletórica vall de Pollença amb el Calvari al fons i vers la carretera cap al port, que pareix una cinta blanca sobre el paisatge. Més enllà es veu la falç de l'Albufereta, el turons en direcció a Alcúdia, amb els tres cims prop de Sant Martí, l'Albufera gran i l'avançada del cap de Pinar, de formes clàsiques, llavors la illeta de Formentor i la fantàstica avançada del mateix nom amb la vall interior, a l'esquerra de la qual hi ha la casa. En les inmediacions estan el penyasegats més feréstecs, que van en direcció al mar, concretament cap al nord, on les pedres es desprenen de sobte i cauen avall. Hi ha un petit bosc de pins melis que arriba fins a dalt de la Talaia. La torre, construïda l'any 1629, té espitlleres cap a tres bandes, així com un petit portal en direcció al sud, està enlairada i no té escala, car els escalons travessers de la qual, arrencats de les cordes, estàn en terra i no permeten grimpar fins a dalt.

Des de la torre, en direcció a l'est, es té una magnífica vista de l'illa del Colomer, de les penyes dels coloms i de l'illa a la dreta. Cap a la dreta es veu l'avançada de Pinola i el Puig d'en Marc, després el Castell d'Albercutx. En el terreny cobert de romaní creix també una herba ficiforme. Segueix el coll de la Creueta, anomenat així per una creu de fusta, perquè des de aquest coll, venint de Formentor, s'albira en primer lloc el Puig de Maria. En haver-lo ultrapassat, es baixa lentament. Hom te una vista esplèndida de les roques del Pal i, a la dreta el cim de la Talaia. Allà on comencen els pins melis molt ramificats, el territori pertanyi a Formentor. Un pi rojal ha crescut a les penyes i s'inclina sobre la carretera. Encisadora ès des de aquí la vista del Colomer, de faiçó clàssica, i del morro del Pal. Mentre que a l'esquerra, a davant, se'ns presenta el puig del Voltor, un poc més enllà a la dreta hi ha la Roja Blanca.

Per penya-segats, amb la vista d'abruptes fondals vertiginosos, coberts no obstant per vigorosos pins melis, el camí torna a davallar lentament. Llavors hom arriba al fons cobert de pins rojals, on també creixen algunes alzines, i veu a la dreta una fondalada en direcció al mar, al qual baixa un camí. En el fons pla i baix amb sòl arenós hi ha algunes alzines velles dins l'alzinar tancat, però la majoría son arbres joves. A l'esquerra hi ha una pedrera de marès, d'on s'extrau la pedra que llavors pel camí esmentat es transporta a la mar i es duu cap a Pollença. Les pedreres son molt superficials, però subministren un bon marès. Allà hi ha tres cabanes petites. Un poc mès endavant hi ha unaltra pedrera i el camí tomba una mica cap a la dreta. Per un pinar de pins rojals amb esponerós bosc baix format per romaní, garballons i mates de llentiscle, hom arriba després al fons calcari de la vall, on se'ns ofereix a l'esquerra, situada en el suau vessant no lluny d'un pi alt, la casa de Formentor. Aquesta, juntament amb tota l'avançada del cap, és propietat de don Miquel Costa, de Pollença, i forma una possessió de 1.707 hectàrees; a l'època del Repartiment després de la conquesta era una alquería del mateix nom, que va recaure en el rei, qui en va fer donació a Berenguer Burguet.

A la dreta de la vall, davant la casa, hi ha terres de conreu i un planter de figueres. Un silenci de mort senyoreja tot l'entorn i només el so esllanguit i somort, semblant al dels carboners, interromp de tant en tant aquesta solitud. Ès un lloc ideal per a ermitans, extens, ben allunyat de l'estrèpit del món. Formentor, que té una clastra amb una vella alzina, ès un edifici modern amb cinc finestres a la façana llarga i dues a la façana ampla, té una torre de carreus de marès amb finestreta rodona i espitllera, i dues troneres a la part baixa al costat dret, situades per damunt el portal d'aquesta banda. A l'esquerra, adosada a la torre, s'hi ha cosntruït una casa de pagès. Darrera la torre es troba una caseta de carreus toscos. A la dreta, davant l'edifici modern, hi ha una caseta vella amb un portal d'arc rodó.

No lluny de la casa hi ha un vell garrover. Al mig de la vall, on creixen moltes figueres, hi ha un pou d'aigua bona; dins la possessió de Formentor hi ha a més quatre fonts, però petites i amb l'aigua dolenta. La finca posseeix uns vint bous, però cap de salvatge com antigament, tampoc no hi ha cabres ara, si no se n'ha extraviada alguna d'Albercutx, on n'hi ha moltes; en canvi es tenen nombroses ovelles. Hom va per un bosc de pins rojals, llavors arriba a un coll i assoleix la font de les Egües, tot seguit una valleta s'enfonsa cap a cala Figuera, on al peu del puig Fumat hom troba l'hort de cala Murta. Com que la font que acumula l'aigua en un safareig és massa petita, a l'hort, que està tancat per tot l'entorn, només s'hi conrea cànem. Ara hom gira a la dreta; un congost condueix avall cap a cala Murta.

El camí cap a aquesta cala va a través d'innombrables garballons alts, pasant per un magnífic bosc de pins melis, un dels més frondossos de l'illa. De pins rojals, en aquesta possessió, n'hi ha tres de grossos que el propietari no farà talar mai: el més gros és el pí de la Pouada, que està a vorera de la mar. En 22 revolts la pujada d'en Català condueix a dalt del magnífic pinar. Esplèndida és la vista enrere de la coma de cala Murta, de la Talaia que la domina i del Puig Gros de Ternelles en la llunyania. Com més pujam, més formosa ès torna la vista de la filera de muntanyes, de la badía de Pollença i del cap des Pinar, de faiçó clàssica, amb l'església de Nostra Senyora de la Victòria, visible des de ben lluny.

Suaument esbossada apareix al darrera de la badía d'Alcúdia i la plana fins al puig de Randa. La panoràmica esdevé sencera quan pujam més amunt. Des de el coll situat damunt de la pujada d'en Català, és més bo d'escalar l'abrupte puig Fumat, que es troba a 334,35 metres sobre el nivell de la mar, que en el seu cim creixen garballons alts, de tronc robust, i des d'on es gaudeix una vista semblant a la de la Talaia, només que en direcció contrària. Hom domina completament la vall de Formentor, albira la mar de la costa Nord prop de la cala Bóquer darrera Albercutx, contempla l'ampla badía doble i el cap de Formentor fins a l'esvelt far. El rètol romput que estava damunt la plaqueta central, procedent encara de la triangulació, porta la data de 1865. Hom ultrapassa la punta i puja aleshores en 15 revolts a un agrest carritxar, des d'on llavors el camí torna a pujar en vuit revolts. Hom arriba al salt del Moro i domina d'una manera esplèndida la brava cala Figuera, formada per un cap vigoròs i massís. El camí llavors, a l'indret d'una creu feta a la roca indica la meitat del trajecte, baixa en sis revolts i condueix des del cap quasi a la plana pel pendís situat al peu de la cova Blanca.

Fantàstica és la vista enrere més enllà de la cala Figuera. Hom mira per damunt l'alt con rocós del Fumat amb la seva fletxeta de la trinagulació i passa pel garballó de n'Emili, de dos homes d'alçada, que està a la vora del camí, que es diu així en honor de l'enginyer superior Pou i que per desgràcia fa poc el vent va rompre. La vista endarrera més bella sobre el rerefons muntanyós de cala Figuera, que pareix un decorat de teatre, és a la corba on el camí continua pel vessant esquerre d'una vall de càrritx, que hom circumscriu. A la dreta, al peu d'un penya-segat, hi ha una cova que serveix de corral per a les ovelles. Al costat d'uns pins vells encorbats es té una magnifica vista del cap de Menorca.

En quatre revolts cap avall i en dotze caminant cap amunt, hom domina els abruptes penya-segats de la costa i un congost ocupat per pins melis antiquíssims. En ser a dalt, hom veu la farola i llavors circumscriu la cresta cap a la dreta. En vuit revolts cap a aquesta banda i sis a l'altra, hom travessa una petita vall en direcció a la cala. En una llarga corba, després en 23 revolts, sostinguts a baix mitjançant un mur, altre cop en 9 revolts, dels quals el més llarg duu per unes cases, on abans vivien els treballadors i una d'elles ja no té teulada, el camí arriba al far que roman solitari damunt el cap.

Ho, domina des d'aquí, de manera esplèndida, el cap de Ferrutx i en dies clars Menorca així com la mar clara deu llegües a la rodona. Salvatge és la vista en direcció a cala Figuera amb els incontables penya-segats de la costa. Al nord, parets altes verticals pelades es precipiten cap avall a la mar. Devers el cim, el cap s'apregona una mica; a la dreta del far, mirant en direcció a la mar, hi ha una pedra balmada, anomenada el pont de les Moles. Un camí amb molt de rost baixa en tres revolts i la final mitjançant escalons a la cala propera. Sovint la gent ve al far des de la cala en Gossalba, des d'on hi puja un camí. Aquesta cala es troba al dessota de la calçada. Per tota l'avançada del cap Formentor creixen moltes plantes espinoses baixes, dites eriçons, i pins melis secs, de vells que són, plens de resina, que subministren una fusta excelent per a la construcció naval.


Texto extraído de la obra Les Balears, descrites per la paraula i l'imatge, Volum cinquè. Primera part del Arxiduc Lluís Salvador d'Àustria.


Formentor

Llegó el día. Tras dos semanas de remover foros y cruzar correos llegó el momento de comprobar si la convocatoria sería un éxito. Y lo fue. Trienta bikeros, entre ellos una mujer, Mar, que tampoco se lo quiso perder. Los Toys, con Woody, Buzz y Potato, al completo. Bastantes de Palma, más o menos la mitad. Gente de Alcúdia, Salvador, que luego puso los manteles, y un amigo suyo. No lo había podido localizar pero se enteró por la red. Había gente del Pla que tiene ganas de conocer la sierra más a fondo y se mueve por los foros, por lo que estoy seguro que no será la última vez que coincidamos. De Sa Pobla no vinieron muchos, por el horario supongo. Xisco, como convocante, Joan Crop, Jaume y Joan.

Presentaciones; las fotos de rigor; GPS cargados y grabando; máquinas a punto y cap amunt. El primer tramo es la subida por carretera hasta el Mirador de sa Creueta. Tres kilómetros y medio desde la entrada de la base que alguno se empeñó en hacer que fueran un poco más duros de lo que son, tirando a tope. Como era mi periodo de calentamiento no participé en la escaramuza.

Arriba, aprovechando las escaleras y pendientes varias, algunos quisieron hacer el cabra, pero era muy temprano para que saliera bien, por lo que tiramos hacia abajo hasta el desvío de la cadena. Una ancha pista que desciende vertiginosamente hasta encontrar otra a la derecha que parece que nos acercaría hasta el Caló. Nosotros giramos a la izquierda para encontrar una carreterita que enlaza los chalets de la zona. La hubiéramos podido continuar hasta la carretera principal pero nos desviamos para salir delante del parkin.

Desde el fondo de la explanada sale otra pista que va prácticamente paralela a la carretera hasta un cruce, poco después de sobrepasar la explanada del que debía ser el primer campo de golf de la isla, enfrente de las Casses velles de Formentor, donde seguimos recto hacia arriba, ascendiendo el Coll de s'Olivardar, que fue donde peté la cadena (que raro!). Se abrió justo donde la había cambiado, cosa que no me extrañó en absoluto. Esta vez metió mano un experto y la cosa mejoró. Pero como parece que el problema está en el cambio era probable que la avería se reprodujera, por lo que tuve que ir con tiento toda la salida.

Después del pequeño repecho tocó bajar hasta Cala Murta, donde al parecer la pista se quedó pequeña para tanto bikero con ganas de llegar el primero. Se trata de una pista forestal con varios vados cementados cuando atravesamos las torrenteras y una barrera cerrada para evitar el tránsito de vehículos. Vuelta atrás por el camino asfaltado, rodeando las casas de Cala Murta, para atravesar la carretera y coger el desvío de Cala Figuera, mucho más sucia que la anterior de restos aportados por el oleaje, al quedar la cala expuesta al mar abierto. Al volver atrás, justo al cruzar la carretera pinchó una tubeless Juantrans y al volver a salir me quedé atrás con Juan Antonio, perdiendo el contacto con el resto del grupo en un desvío. A mi me daba la sensación de ir mal encaminados, ya que nos dirigíamos hacia el parkin, hasta que me confirmó que no íbamos hacia el faro sino que volvíamos. No me extraña que creyera que íbamos en sentido contrario.

Al pasar por la explanada llamamos por teléfono a Yarik que nos confirmó que ya habían pasado por allí y continuamos. Menos mal que nos esperó en la subida porque ya habíamos tirado recto y eso nos hubiera retrasado aún más. Esa subida necesita concentración y piernas pero se puede hacer y aún alcancé a unos cuantos rezagados antes de llegar a la carretera. En el mirador nos reagrupamos y entre pitos y flautas unos tiraron hacia arriba, hacia la Talaia d'Albercutx, y otros hacia abajo por la trialera, directos a Albercutx. La mayoría bajó por la carretera.

Paseo por la zona peatonal del puerto de Pollença hasta los vehículos, donde no tardaron en llegar los que habían bajado por la trialera, y se fueron los que tenían más prisa. El resto se quedó a comer en el Hotel Boccaccio gracias a Salvador que reservó mesa.

Supongo y espero que esta salida sea la primera de muchas entre diferentes grupos de toda la isla o al menos que anime a muchos otros a unirse en estas salidas o a cualquier otra ya que entre varios es más ameno y divertido, aprendiendo nuevas rutas y conociendo nuevos compañeros.