Es Pouet

Al llegar al final del trayecto, lugar conocido como “Es Rutló”, se inicia la marcha por una calle a mano izquierda y se sigue por un camino vecinal muy ameno especialmente en la época de floración de los almendros. A mano derecha se admira un hermoso valle con una colina al fondo, con chalets de veraneo. Luego, a la izquierda, se divisa el llano de Palma, con infinidad de almendros. Siguiendo siempre la misma carretera, (a ella confluyen varios caminos que no deberán tomarse) se llegará en unos treinta y cinco minutos al magnífico predio “Sarrià”, lugar indicado para el desayuno.

Se continua por camino dando la vuelta al predio por la derecha y a la media hora, aproximadamente, el camino se bifurca debiéndose tomar el de la izquierda, ascendente, ya que el seguido hasta entonces conduciría finalmente a la ermita de Maristella. Sin dejar de subir y sin abandonar el camino se divisa, lejos, una finca con terraza anterior que parece que está empotrada en los peñascales. Es el predio “Es Verger”, desde cuyo “clastro” la panorámica es magnífica. Se llegará en unos treinta minutos.

Para proseguir la marcha se saldrá de “Es Verger” por un caminito bien visible a mano izquierda, siempre ascendente, que discurriendo por bosque y pasando cerca de una casa llamada “Ca Na Lluïsa”, conducirá al predio “Es Pouet”, asentado en lo alto del monte y estratégicamente emplazado para admirar el paisaje. Se come en ese predio, al que se habrá llegado en unos cincuenta minutos.

La continuación por la tarde, debe efectuarse por sendero distinto, que tiene su comienzo a mano derecha según se sale del predio, siempre en descenso. A los cuarenta y cinco minutos se pasa cerca de “Can Manent” y se cruza una barrera junto a una “era”, lugar donde es aconsejable una breve parada. Se prosigue después por las inmediaciones de “Sobremunt” y en rápida bajada se alcanza en unos cuarenta minutos otro predio verdaderamente magnífico, denominado Bunyolí”.

Finalmente, por el caminito particular del predio se desemboca en el vecinal que se ha cubierto por la mañana, siguiéndolo por la derecha y en unos treinta y cinco minutos se llega a Establiments para, en el autobús, emprender el regreso a Palma.


Esta es una de las rutas propuestas por Gabriel Font Martorell en su libro Cincuenta excursiones a pie por la isla de Mallorca, del año 1964. No me extraña que tuviera que ir unas cuantas veces para encontrarlo.


Pouet de Sobremunt

Llegó el viernes al calendario y aún no tenía decidido donde ir a perderme, además por la tarde tenía un fuerte dolor de cabeza con lo que lo menos que me apetecía era pensar en una ruta novedosa. De todas maneras lo que más me preocupaba era mi posible estado físico para el día siguiente, que en esos momentos oscilaba entre el precario y el pasota. Entonces me metí en la cama confiando en una, aunque fuera leve, recuperación.

No tuve que pensar mucho en ello cuando me levanté, ya tenía decidido un itinerario, igual lo soñé. Iríamos al Pouet de Sobremunt. No tiene secreto llegar, es una excursión clásica desde hace muchos años y una de las primeras que intenté realizar, por no decir la primera. El inicio de la ruta, el Bunyolí, aunque archiconocido, no acaba de tener una opinión unánime de todos los bikeros, para unos es una subida pestosa y para otros, bastante sencilla. Técnicamente es evidente que no tiene ninguna dificultad, el secreto está en poder mantener el ritmo adecuado durante toda la subida, de un poco más de tres kilómetros. Y eso fue lo que hicimos más o menos y las sensaciones fueron buenas al llegar a la barrera. Después tranquilamente hacia arriba por asfalto y algún tramo de tierra porque la pendiente es mayor en esa zona y no hay que quemarse innecesariamente.

Les engañé en el desvío de Ca na Lluïsa, no lo conocían y ya solo nos quedaba esperar que la barrera del Pouet no estuviera cerrada, que no lo estaba, pero me da la sensación que tampoco habría mucha pega en saltarla porque nos vio alguien que estaba en el establo y se fue hacia las casas sin prestarnos atención por lo que pudimos pasar sin contratiempos, lo que en los días que corren es de agradecer.

Tiramos recto por la pista en una zona desforestada hasta pasar una casa y dirigirnos al portillo que da entrada al bosque. Allí estuvimos esperando a Carlos que se acercó andando después de sacar un enorme clavo de la cubierta trasera. Mientras cambiaba la cámara se fue acercando un grupo de bikeros con los que entablamos conversación. No iban a llegar a Son Fava, bajarían por donde el talaiot. “Ostras, ésto es nuevo para mí, yo me acoplo”, pensaba yo. Me distraía del objetivo del día que era la bajada del Piconar a efectos de una evaluación más severa que la vez anterior pero la curiosidad de hacer algo nuevo me pudo. Ellos tampoco habían hecho su ruta, seguían un track, me comentaron.

Se fueron pero Carlos estaba acabando la reparación y confiábamos en pillarlos en el sendero del bosque ya que va un poco en bajada, como así fue justo en la rejilla, pero Carlos vuelve a pinchar, esta vez por llantazo, y volvemos a perderlos no sin antes curiosear por donde se metían, hasta algún hito había en la zona de bancales. Acabó de reparar y nos fuimos tras ellos pero lo que hicimos fue meternos en un berenjenal pero sin berenjenas. Mucho sotobosque de matas, carrizo y algunos pinos caídos nos impedían ya no circular sino simplemente avanzar. Los oímos y los vimos un poco más abajo, en el centro del comellar, pero ahí les perdimos la pista. No nos preocupó mucho porque enseguida enfilamos un sendero y después una pista que nos dejó frente a una barrera de una casa en la que además había gente. Les llamamos antes de cruzar pero el hombre estaba sordo y nos envió al dueño para negociar. En esos momentos estaba desubicado y quería saber si por ahí podríamos bajar a Puigpunyent o en su defecto, que nos enviara por el sitio correcto por donde no molestáramos.

El hombre fue muy amable y no dudó en darnos toda clase de explicaciones sin una palabra altisonante. Nos encontrábamos en la Font d'en Vic y efectivamente podríamos llegar al pueblo porque el camino llega hasta la casa aunque también nos dijo que estaba bastante molesto con los senderistas de a pie porque desde que apareció un artículo de una excursión por la zona ha aumentado la presencia de éstos por la finca. En este mismo artículo se recalca este encuentro y el hecho de que no hay indicaciones que informen de la restricción de paso en una propiedad privada aunque si el tema va en aumento no me extrañaría que aparecieran dentro de poco. No se si los veré, no me acabó de convencer el hecho de tener que lidiar con los dueños para pasar por un sitio que tampoco es que tenga mucho interés ciclista.

En resumen, pudimos pasar y cuando vi el ancho camino cementado ahí mismo comprendí dónde estábamos. Lo raro es que él no había visto ni oído a los demás que tenían que haber pasado muy cerca de la casa aunque dijo que había estado trasteando con el tractor hacia poco. Probablemente fue por eso.

Repuestos un poco con las viandas propias y ajenas en el pueblo debíamos decidir la vuelta. En un principio la idea era subir hacia Conques por el cemento hasta el pozo y después el paso para llegar al Pla de Son Cortei a los pies de na Bauçana para ir a pillar el camino que nos llevaría al Burotell pero el estado físico de alguno, el horario y las preocupaciones de las que no podemos desprendernos hicieron que acortáramos parte de la ruta por carretera directos al Coll des Molí de Vent, que aunque asfalto largo se le hizo a alguno.

Saltamos la barrera y me dispuse a empezar a pedalear a gusto sobretodo al pillar el camino antiguo, con un piso bastante rocoso pero eso en lugar de ser un problema es un aliciente. Aún con el tiempo un poco justo tomamos el desvío largo rodeando la Moleta de s'Aigo y disfrutando del camino en toda su extensión. La bajada muy divertida aunque bajamos algo separados los unos de los otros. No es que lo decidiera así ya que me cogían ventaja enseguida pero también lo prefiero porque necesito espacio suficiente para poder elegir mi trazada.

La vuelta original debería haber sido por el Coll de sa Creu pero el horario y las fuerzas aconsejaron volver directamente por el Coll des Tords.


Sa Torre Picada

El sábado nos fuimos a dar una vuelta por Sóller Carlos y yo. Era la ruta, si es que puede llamarse así, que no pude realizar la semana pasada. Me quedó pendiente y no quería que por mucho tiempo así que simplemente lo aplacé una semana, fuera solo o acompañado. Carlos se presentó voluntario a pesar de no conocer el itinerario, el inconveniente es que yo tampoco, pero bueno, algún aliciente tenía que tener el día.

A grandes rasgos se trataba de recorrer algunos caminos de los que no tenía constancia de haberlos realizado, al menos en bici. Por ello planeé llegar hasta el puerto por el llamado camí vell des port, localizado en los mapas pero no recorrido. Aunque desde donde dejamos los coches bastaba con dejarnos llevar por la pendiente fuimos a dar una vuelta por el pueblo, a recoger agua y algunas provisiones, así que dimos un rodeo bastante grande por Cas Panerers y Es Murterar hasta llegar a la carretera de Lluc, frente al restaurante de sa Teulera, donde empieza el Camí de ses Alzines por el cual nos metimos. Al empalmar con otro en mejores condiciones empezamos la subida hacia el Coll d'en Borrassar encontrando algunos tramos más antiguos empedrados. En lo alto del coll nos desviamos del camino principal para ir rodeando los campos y edificios de Son Llampaies para disfrutar después de una buena bajada por el bosque en la que es difícil pasar sin penalizar.

Desembocamos en la nueva rotonda del túnel y en lugar de enfilar directamente hacia Sa Figuera subimos por el ramal de la urbanización (no sin antes equivocarnos y hacer alguno de más) hacia el Coll de s'Illa al que hay que llegar tomando un desvío de ese vial con una buena pendiente. No tenía decidido si bajar hacia Ses Puntes o subir hasta la Torre Picada. Carlos decidió y nos fuimos a ver la torre, lo que se puede ver desde fuera. Yo recuerdo haber entrado varias veces, ahora es imposible, pero no para todo el mundo.

De vuelta hemos explorado lo que me había parecido un sendero y que nos ha llevado hasta casi la barrera, deshaciendo rápidamente el camino recorrido pocos minutos antes. Después sí que hemos tirado por Sa Figuera, y no son bromas, tres kilómetros de subida constante aunque muy soportable ya que se trata de una carretera asfaltada. Ya en el Coll d'en Marqués nos hemos desviado hacia Cas Bernats para tomar el camino antiguo en lugar de coger la pista nueva un poco más abajo. ¡Vaya tramo empinado de escalones!. Y aún lo que continua es lo peor del recorrido aunque lo han adecentado un poco desde la última que estuve. Es más fácil pasar ahora por las zonas que se vinieron abajo pero en bicicleta es imposible, por eso se agradece llegar a la barrera y empezar a rodar por los olivares con buen piso y anchura.

Tenía decidido llegar a Fornalutx recorriendo el camino completo y por ello tomamos todos los tramos escalonados que bajan directos al pueblo desde la carretera y después a la plaza, donde pudimos refrescarnos a gusto en la pila de la fuente a pesar de los intentos de la chavalería de no dejarnos sitio. Una cervecita y algo de comida también ayudaron a la recuperación, nos esperaba el siguiente tramo, el leitmotiv de la salida en realidad, buscar el Camí de sa Dumanega y evaluar sus posibilidades.

De lo poco que conozco de él es que es un precioso camino, escalonado y empedrado, de los muchos que existen en este valle, y de que hay problemas de paso ¡qué novedad!. Comenzamos tomando la cuesta cementada que nos llevará al inicio del Camí des Creuer y que sigue subiendo penosamente por la ladera, muy cerca del torrente. En algún punto encontramos una lugareña que no conocía el lugar (paradojas de la vida) por lo que seguimos subiendo por el camino ancho. Cuando el camino viejo se cruzó delante de nosotros decidimos subir por él aún a costa de tener que hacerlo andando. En esos momentos se puede decir que estaba desorientado, sin referencias visuales hasta que vimos una casa en lo alto, no muy lejos, pero las protestas de Carlos y la barrera cerrada me conminaron a volver sobre mis pasos pero esta vez montados. Sabía que sería difícil, hay unas cuantas curvas duras de negociar para unos negados como nosotros pero aún así la bajada se nos hizo muy corta por los escalones que de todas maneras tienen su intríngulis.

Volvimos al pueblo por un camino diferente aunque se junta con el anterior ya entre las casas, volviendo a Sóller por Binibassí, un bonito camino que puso la guinda a una ruta-paseo por el valle que no obtuvo grandes resultados pero que se ajustó como anillo al dedo al guión establecido y que aportó unas pequeñas y agradables sorpresas y hablo solo por mí ya que para Carlos creo que fue todo nuevo. Y así, como quién no quiere la cosa, salieron treinta kilómetros de pedaleo y no se cuántos de desnivel. De todo ello se tomó buena nota para la próxima.


La ola

Hace unos algunos meses hicimos una salida con algunos amigos de Sa Pobla y nos dio por atravesar Es Cabàs para dirigirnos hacia Bunyola siguiendo el trazado del Camí vell de Bunyola a Alaró. Parte de este camino es en la actualidad una carretera asfaltada exceptuando un corto tramo empedrado cerca de Coanegra. Pero es en la parte comprendida entre Bunyola y Santa María donde se han producido las incidencias.

Cuando empecé a visitar páginas de mtb, las pocas que había por esa época, reparé casi enseguida que los toys solían utilizar ese trazado para enganchar la zona de la Comuna con la de Coanegra y me pareció muy interesante. No se si la recorrí antes o después de conocernos personalmente pero de lo que sí me di cuenta es que de camino como tal quedaba poco; excepto algún tramo un poco más elocuente el resto quedaba bastante difuminado a su paso por la finca de Es Cabàs, aunque al menos se podía seguir.

Como comentaba al principio en la salida con los pobleros pasamos por allí. Pasadas las casas llegabas a un par de barreras, una abierta y la otra cerrada, y teóricamente la cerrada es la que nos barraba el paso por el camino y por ella nos metimos aunque pronto perdimos el trazado y tuvimos que atravesar un campo arado para llegar al camino nuevo de Cas Bergantet. De ello se hizo tímidamente mención en la crónica correspondiente. No se cómo fue exactamente la movida pero dos días después publiqué un escrito que tiene ya sus años pero que no por ello ha perdido su vigencia aunque los protagonistas hayan cambiado. Pero alguien más se había dado cuenta de ese detalle y se puso manos a la obra, la primera piedra había sido echada, estábamos en la zona de valle.

No sé cómo ni porqué pero desde hace unos días toda la prensa local y algunos blogs se han hecho eco de unas denuncias de dos colectivos, Gadma y Amics de la vall de Coanegra, tratando exclusivamente de este tema, ahora en la cresta de la ola.


La costera

Pero no se trata de la famosa Costera de Escorca sino que ha sido una ruta “costera”, es decir, que discurre por la costa y más concretamente, la costa de Llucmajor. Hace ya tiempo que Wiro, Perdigón o Juan comentaron las posibilidades de la zona y hasta pusieron algún track pero como no era esta mi opción escogida para este fin de semana pues no había mirado nada, he ido de rebote, como quién dice. Pero aunque no hubiera repasado los mapas sí que debía acordarme de algo porque lo he seguido casi al milímetro aunque este parte de Can Pastilla y yo salgo desde Palma, simplemente hay que añadirle el carril bici, y aunque estemos en plena temporada, creo que he visto mucha más gente otros días por lo que el recorrido se puede clasificar más de paseo que de otra cosa.

He visto que se entretuvo por la zona interior de Son Verí más que yo, allí se hacía antes (ahora no sé) una carrera de mtb, aunque de mt tiene poco mientras que yo he ido por la línea de costa, sobre las rocas del acantilado hasta que no me ha quedado más remedio que seguir por el paseo hasta Son Verí Nou para pillar algún atajo por el bosque y salir por la rotonda de Cala Blava, después por asfalto hacia Bellavista y Cap Enderrocat, ahora con el nombre recortado, Cap Rocat. Lógicamente, no he podido entrar pero sí he hecho unos metros de bajada hacia el mar para ver las posibilidades de baño. No tenía ni idea de que me iba a encontrar al final de la carretera ni de que se hubiera transformado esa fortaleza en un hotel, inaugurado hace solamente dos meses.

A la vuelta ha sido cuando he visto la barrera a mano derecha medio tumbada con un camino que tiraba para el monte y por ella me he metido. Sin mucha pendiente a superar iba siempre cerca de la pared y cuando la he atravesado junto a ella he seguido hasta el borde del acantilado. Después es rodar por sendero marcado muy pedregoso, de esos que hacen trabajar a tope la suspensión (de hecho dejé un par de dientes del plato grande por allí), hasta un chalet solitario que hay que rodear tras el cual me metí en un bosquecillo y vi una fila de casas un poco más allá pero entremedias había una rejilla, entonces fui siguiéndola por el interior de la arboleda pero sin vislumbrar ningún agujero o barrera para atravesarla y como también había desaparecido el camino y me estaba arañando de mala manera las piernas con tanto matorral seco decidí dar la vuelta e investigar si había alguna manera de bajar abajo. Finalmente encontré un paso entre los pinos cerrado con rejilla y letrero amenazante incluidos aunque no logro adivinar el motivo de dicho montaje, ya que da a campo abierto.

Ese sendero? de bajada se junta con otro que sí viene de la urbanización (aunque eso lo vi después) y por él pude bajar hasta la costa. Desde arriba se ve que continúa casi hasta la antigua zona militar pero seguirlo es difícil ya que es un terreno de arenisca y la roca se desintegra al paso de la gente que va a bañarse por ahí propiciando que haya algunas bajadas dignas de llamarse como tales. Además si se recorre después habrá que subir a las bravas al llegar al final pero se puede hacer sin problemas. Yo bajé y recorrí un tramo hasta llegar al mar y me dí un refrescante bañito antes de zamparme lo poco comestible que llevaba. Después volví hasta el balneario del Hotel Delta y encaré la dura subida por asfalto hasta la urbanización. Al recorrerla fue cuando me di cuenta de por donde me había perdido anteriormente al otro lado de la rejilla y no me quedó más remedio que llegar a la carretera y aunque podría haber vuelto a entrar por algún camino lateral desde el tramo de carretera ahora en desuso preferí volver directamente por la antigua línea del tren que nos deja en la rotonda del Aqualand.

Desde allí es entrar en el Arenal y pillar la primera línea hasta casa, doce kilómetros a ritmo que te dejan con las piernas molidas después del tute costero que ya llevas; puede parecer una miseria pero no está nada mal para conformar una ruta cercana y con alicientes ya que se hacen muchos kilómetros fuera del asfalto y hasta sin camino definido.

Nota: Gracias Wiro por el track.


La Fita y aledaños

Se me había ocurrido unir algunos itinerarios ya conocidos de la Fita del Ram para tratar de conformar una ruta que pudiera llamarse como tal y de paso investigar algunos otros. Para ello nos hemos visto unos cuantos en Esporles para empezar a subir a la ermita por terreno conocido, pero no por ello más asequible, nuestro nivel físico no nos permite heroicidades. Y así, aunque el tramo cementado no es muy largo siempre hay que sufrir bastante para superarlo. Todo lo contrario a los que nos venían siguiendo porque estando como estaba en el mirador esperando a que llegaran los demás he visto que pasaban tres bikeros por la barrera de abajo y sin embargo nos han pillado en el cruce del cristo. Cuando han pasado no me he fijado pero después, mientras estábamos charlando con ellos en la ermita, he podido ver que tipo de máquinas llevaban y el nivel de entrenamiento del que hacían gala.

Arriba ha habido la primera constatación de lo mal que anda Juan, ha tardado mucho más de lo que le es habitual y se nota muy débil. En cambio la bici de Carlos iba bastante bien con la cadena nueva. Hoy no íbamos a hacer la bajada del pozo, al menos entera, el tema era otro, por lo que hemos vuelto a bajar unos metros por la pista principal de la ermita hasta encontrar el desvío a mano izquierda y tomar un sendero muy cuco que nos vuelve a dejar un poco más abajo del pozo, como he podido comprobar subiendo unos metros por el camino ancho. Ahora, prestando atención en la bajada a los desvíos a la derecha que por lo que veía, una alta pared rocosa, tendría que estar mucho más abajo. Y efectivamente es así. Después de reconocer el desvío del cristo he seguido bajando para memorizar correctamente el empalme con el principal que no tenía nada claro y que está a solo unos metros. Volviendo arriba seguimos subiendo para encontrar la bajada hacia el área recreativa que nos ha costado algunas idas y venidas por no mirar donde hay que mirar ya que se encuentra señalizado debidamente.

Se trata de una bajada muy interesante, sin complicaciones, pero que nos permite ampliar las posibilidades de recorrido por la zona, que era la idea principal de la salida de ayer. La parte baja, ya fuera del bosque de encinas, la han reconvertido en un circuito de descenso donde van a practicar los esporlerins. Llegados a las mesas aprovechamos para merendar con calma; ahí ya veía peligrar la integridad de la ruta, nos quedaba aún más por delante y peor que lo que llevábamos hecho hasta el momento y no veía los ánimos muy altos.

Cuando conseguimos partir nos dirigimos hacia la fuente. Tengo una duda con esa fuente. Según el letrero de la consellería de la entrada al recinto se trata de la Font de Dalt, en cambio algunos mapas la sitúan en la parte baja de las casas de Son Tríes, cerca de un safareig, desaguando justo en la primera curva de la carretera del Verger desde donde sale un camino empedrado. Yo esa la tenía catalogada como la Font de Baix, de ahí mis dudas.

Sea como sea que se llame nos dirigimos por el sendero hacia la otra fuente, Font de sa Turbina dicen que se llama, (¿será porque unía sus aguas con otras cercanas para mantener en movimiento la turbina Pelton que instalaron más abajo, junto al torrente, hace ya muchos años, tantos que ya ni existe?) que es conceptualmente muy parecida a la anterior, con mina, paredes laterales, conjunto de mesa y cuatro taburetes de piedra y rodeado de grandes árboles que la guarnecen, donde por supuesto hubo sesión fotográfica incluida. Según mis mapas se trata de la Font des Rafal y así se hará constar.

A partir de este punto íbamos a ir averiguando el recorrido aunque la tendencia siempre es hacia arriba, a circular pegados al linde del bosque. Para ello nos quedan algunos tramos de pista bastante empinados donde, aparte de unas potentes pedaladas, me faltaba bastante tracción en el tren trasero. Había algunos trabajadores arando la zona con el tractor pero que directamente pasaron de nosotros, creo que ni nos miraron. En algún momento la pista pierde definición y nos despistó un poco hasta que nos volvimos a ubicar circulando muy cerca de la pared que limita el bosque con la zona cultivada. Pasamos por delante del portillo por el cual salimos hace dos semanas y nos quedaba encontrar el siguiente, el del Pas de Son Vic que, aunque visualmente no lo tenía retratado, esperaba que no me causara ningún contratiempo encontrarlo.

Apareció uno y lo que vimos al otro lado no nos convenció. Habíamos hecho el recorrido en sentido inverso varias veces y no nos cuadraba pero así y todo decidimos continuar para averiguar lo que nos deparaba ese tramo aún cuando las quejas empezaban a aflorar de manera tímida pero insistentes. La subida me gustó mucho, algunos tramos alternos que logré encadenar hasta arriba donde casi me duermo esperando a los compañeros. Se habían quedado a enderezar la patilla del cambio, y de paso urdir el motín que harían efectivo justo en la pared con rejilla y sin paso que nos encontramos un poco más adelante. Juan no quería arriesgarse a tener que avanzar mucho más sin camino concreto y tener una vuelta penosa dadas las condiciones en que se encontraba. Carlos tampoco quería alargarla mucho más y ambos volvieron sobre sus pasos bajando a la carretera por la pista. Yo tenía decidido continuar, las cosas iban saliendo bien y quería aprovecharlo hasta el final, hacerlo solo no me preocupaba mucho.

Como suele pasar en las fincas las pistas no suelen llegar hasta las paredes de linde para continuar por el otro lado (aunque algunas sí), acaban donde tienen que acabar de acuerdo con los intereses de cada propietario y en este caso era así. Lo único que tuve que hacer fue caminar un poco hasta encontrar otra pista al otro lado que me condujo en bajada fuera del bosque. Lo primero que me topé fue una gran casa derruida en un claro donde tuve algún despiste hasta que enfilé la dirección correcta, en este caso siempre hacia arriba, tanto ahí como en la fuente. La pista de ascenso es dura, fuera y dentro del bosque, pero con una forma física aceptable se suben bastantes tramos ya que alterna cuestas empinadas con zonas más descansadas. La parte final es la más dura ya que el terreno está un poco más roto y dificulta aún más el rodar. Espectacular el último tramo que aunque se le llame Pas de Son Noguera el camino mantiene su anchura hasta lo alto de las peñas.

Me tomé lo que me quedaba de alimento y con las protecciones puestas enfilé hacia la ermita directamente y el Comellar de ses Puces después, no tenía tiempo para más. Supongo que sin perder tanto tiempo en búsquedas o fotos se puede estar arriba mucho más temprano y se podrá alargar la ruta con otros recorridos. El resultado: la Ruta 41.
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Estamos en verano y hace calor, el sudor te pega las camisetas a la espalda y el agua de la mochila se calienta rápido pero son nimiedades comparadas con las alegrías que nos proporciona una simple actividad física. Pero no es solamente eso, se trata de una serie de acontecimientos que producen una cadena de causa-efecto que se cierran en una especie de círculo de donde no queremos salir. Estamos enganchados y buscamos esa droga siempre que podemos. Y el sábado pasado era un muy buen día para un buen chute. Cuando Tomeu me comentó por encima las previsiones me vino a la cabeza el Coll des Romaní, y no me equivoqué.

Íbamos a ser un grupito pequeño, no más de siete, los que nos dirigimos a Caimari desde Lloseta (todo asfalto) para empezar a subir por el PR M-4 en dirección a Lluc. Tras la fase de calentamiento por la carretera podríamos decir que fue una subida tranquila, con Pepe y Torito por delante a su ritmo, mientras los demás nos lo tomábamos con más tranquilidad. Nos reagrupamos en la barrera del desvío de la Coveta Negra y en eso que aparece Xisco que no había tenido suficiente con la nocturna del Xaragall unas horas antes. El único bikero me lo encontré en este tramo y me hizo un comentario sobre el estado de la pista que entendí que iría a peor pero fue todo lo contrario. Tampoco era el primero que me comentaba estos hechos pero a mí me pareció muy asequible, mientras no te metas dentro del surco, está claro. Cierto que ha quedado destrozada, en roca viva podría decirse, pero si pillas bien la trazada no vas a tener problemas. Igual que en el cemento, esa parte lisa no es la problemática, es el tramo de tierra que, aunque más corto, aún se mantiene entre los dos tramos cementados.

Todo ese tramo, más la Llonganissa hasta el Coll de sa Batalla, donde estaban Pepe y Torito esperándonos, lo subí solo. Al ir llegando los demás comentan que Carlos ha partido la cadena y me quedo esperándolo mientras se adelantan para coger mesa para la merienda, después de arreglar el primer pinchazo, eso sí, de pincho. Tarda un poco más de la cuenta porque se ha ido por peteneras en lugar de venir directo hasta la gasolinera, a saber lo que le habrá pasado por la cabeza. La verdad, no sé si es que estaba distraído en la mesa o es que no me pareció gran cosa lo que nos sirvieron aunque tampoco se cuántas raciones se pidieron. Sea como sea aún sobró algo.

Yo no llevaba la bolsa de agua llena ya que en un principio la ruta debía empezar en Tossals y allí podría rellenar por lo que bajamos hasta Lluc y yo me acerqué a la Font Cuberta mientras ellos me esperaban en la barrera que hay en la curva anterior. Esa pista no ha había cogido nunca y está infestada de cardos, algunos ya muy secos por lo que iba esquivándolos. Quién no esquivó la rama fue Torito que se la metió de lleno en la cadena, resultado: cambio doblado. Tras varios meneos se consigue dejar medio decente y puede partir pero los demás nos quedamos otra vez parados, Carlos se queja del cambio y al comprobarlo dice que le faltan piezas. En la bolsa-taller que lleva a la espalda encuentra un tornillo con rosca y a falta de una arandela buena es una patilla de recambio (lástima no haberle hecho una foto al invento, se lo merecía), hasta Fibras queda impresionado. Al arrancar yo deduzco que he pinchado y entre que Carlos rememora la debacle del sábado pasado y yo que echo chispas les decimos a los demás que sigan porque seguramente deberemos volver atrás sea por uno o por otro motivo. Dado que hemos venido en el mismo coche y yo, en caso de quedarme a la ruta, no quería volver a las tantas, decidimos pues continuar a nuestro ritmo hasta donde sea posible.

Cambio la cámara, saco el pincho y Carlos ajusta lo mejor que puede el cambio y como todo parece que ha vuelto a la normalidad seguimos ruta ya que en un caso extremo de necesidad siempre tendríamos la carretera cerca. Subimos por el GR y ahí fue nuestro error ya que ellos prosiguieron hacia Son Macip, faldeando la ladera de la montaña hasta llegar a Escorca, mientras nosotros lo hacíamos pero por la margen izquierda de la carretera. Nos metimos por una entrada con una barrera cerrada, cerca de una casa, que sorteamos y empezamos a subir por una pista con una serie de curiosos mojones. Lo malo es que en cada cruce me iba por el sitio equivocado y eso nos retrasó aún más. Subimos bastante pero no llegamos al final, porque esa pista sí tiene final, con lo que me quedé con la duda en ese momento.

Solamente nos quedaba volver y lo hicimos por carretera hasta el Coll de sa Batalla. La premura de tiempo no nos impidió pararnos un rato en el bar de la gasolinera (creo que debe ser la primera vez que nos paramos dos veces en un bar durante una ruta) para tomar una coca y de paso aproveché para comerme el bocadillo que aún llevaba en la mochila. La bajada fue por el mismo recorrido de la subida excepto el tramo de sa Costa Llarga que solemos evitar de subida por su excesiva dificultad.

El resto de grupo tuvo su dosis de exploración y aún con dudas y pequeños extravíos consiguieron su objetivo pero solamente es cuestión de tiempo que pueda recorrer ese itinerario, en un sentido o en otro.


Es Gravet

Este es un topónimo curioso y utilizado en más de una ocasión en distintos lugares de nuestra geografía.

Primer ejemplo: Parece que se trata de uno de los tramos de la trialera que utilizamos tanto para subir como para bajar al/del Coll de l'Ofre, aunque ésta es la primera vez que oigo que alguien se refiere a él en estos términos.

http://fitaafita.dbalears.cat/fer-un-gran-pas-fer-un-pas-en-fals

Segundo ejemplo: Hay un tramo bautizado del mismo modo en el Camí de Castelló. Al parecer se trata de un tramo muy inclinado con varias curvas en zigzag que salvan un importante desnivel justo después de la zona más llana desde la era de Can Prohom. Suele constar marcado en los mapas.

http://www.diariodemallorca.es/fin-semana/2010/02/15/planes/que-hacer/el-cami-de-castello-soller-deia/1043.html

Tercer ejemplo: Consta también en los mapas y está bien localizado el tramo nombrado como tal de la subida de Míner Gran, en un tramo de bajada después del tramo de curvas tras haber superado Míner Petit.

http://bttersmallorca.wordpress.com/2009/02/28/miner-petit-lluc-moscari/

http://arni-muntanya.blogspot.com/2010/03/puig-de-ca-de-mina-09022008.html

Cuarto ejemplo: al parecer existe otro tramo así descrito en el camino de la ermita de Maristela desde Son Ferrà, justo en el tramo de cemento. De este no he encontrado referencias escritas “oficiales”, aunque sí orales.

Decía que es curioso porque no sé lo que significa, este vocablo no existe en el diccionario.