Seguramente la última del año

Son días de fiesta y ajetreo, inconscientemente añoramos la confortable y dominada rutina diaria que no nos reclama una gran exigencia por parte nuestra. Perdemos nuestras costumbres de cada día y eso nos produce excitación pero también desazón a partes iguales, inclinar la balanza hacia el lado positivo también debe entrenarse. Y hablando de entrenos, cualquiera podría pensar que pudiendo gozar de tres días enteros para salir los habría aprovechado lo cual evidentemente no ha sido así, únicamente hoy domingo me he sentido tentado a hacerlo.

El tema es que iba a salir solo aunque hubiera una ruta prevista por la Fita del Ram por parte de varios miembros del grupo aunque por territorio conocido, que no dominado. No sé porqué exactamente pero tenía la mira enfocada en otro punto, quizás porque tenía más recientes unas conversaciones con un amigo sobre el tema en las que valoramos la posibilidad de realizar una ruta por la zona pero dado que las hace entre semana sería por separado.

Así pues me he ido de casa con la idea fija de meterme por el camí de Passatemps aunque no sé bien la causa empezando por la carretera de Valldemossa cruzando después a Son Sardina. El final del camino me deja en Son Termens y no me queda otra que rodar por asfalto unos minutos hasta la entrada de Raixa que me ha parecido entrever que sigue cerrada, y la verdad, aunque esté abierta poca cosa más que cuatro paredes hay para ver, otro fiasco más a añadir a la larga lista de despropósitos.

Sigo mi camino hacia Raixeta, otro cadáver en avanzado estado de descomposición, y continúo ahora ya caminando a excepción de algún tramo más benévolo ya que hasta el portillo no se puede decir que exista un trazado de camino como tal. Pero lo que realmente me interesa es lo que viene a continuación porque es a partir de ahí donde tengo las dudas, intentar averiguar si el futuro trazado GR existe en realidad o solamente está claro en la cabeza de alguien. Yo no lo he visto, qué queréis que os diga, cuanto más rodaba más me adentraba en terreno prohibido y estaba claro que iba a acabar en las casas, como así ha sucedido, y al parecer bastante concurridas a tenor de la cantidad de vehículos aparcados en las inmediaciones aunque por suerte o carambola he podido salir de allí sin ser avistado.

Dura subida hasta lo alto donde he notado la falta de tracción en el tren trasero, puede que hubiera avanzado solo unos metros más pero hay que reseñarlo. La parte final, imposible, demasiado rota, y es una pena porque es la más espectacular, un estupendo trazado viario para salvar el desnivel, realmente me ha dado envidia no haber podido contemplar el uso que se le debió dar por parte de los productores de ese bosque, ahora es solamente un espejismo de lo que fue.

Mi idea era dirigirme hacia la Font des Polls directamente sin buscar los atajos anteriores, creo que esa fue la ruta que recorrí en mi primera incursión en la zona años ha y aunque después la he recorrido en sentido contrario tampoco es que me acordara gran cosa así que he puesto rumbo a ese destino sin ni siquiera parar a mirarme el ombligo. Pronto se ha acabado el buen rodar ya que hay que abandonar el camino que seguía que supongo moría un poco más adelante y hay que enlazar con otro de otra propiedad tras traspasar la pared y ese enlace no está muy definido en algunos puntos, y todo es cuesta arriba, por tanto, de rodar, nada.

No sé cuánto he caminado, veinte, treinta minutos quizás, qué importa, hasta empalmar con el otro camino y eso que he salido del sendero quizás unos trescientos metros antes del desvío oficial, y es que de bajada todo se ve diferente. No tardo en llegar al camí des Caragol, el que proviene de la fuente y continúa hacia la parte alta de la finca ya cerca de las despejadas cumbres del Teix, pero no es mi objetivo de hoy, voy a bajar. No tardo en darme cuenta de que mis borrosos recuerdos de esta subida no eran erróneos, está hecho cisco, árboles, piedras caídas de las laderas y desprendimientos del piso hacen complicada la bajada aunque puedo llegar abajo sin grandes contratiempos.

Aunque tenía previsto hacer una parada en los bancos de la fuente para comer algo (aún no había hecho ningún descanso) decido no hacerlo y me voy cuesta abajo aunque sí tenía hambre, hoy sí que no paro. Solamente tuve que aminorar la marcha en algunos puntos debido a la presencia de senderistas que subían y bajaban, muchos extranjeros y también niños.

La vuelta es la típica de Valldemossa, corriol del molinet hasta la cuesta cementada, desvío por la depuradora hasta Son Salvat que por ahora se mantiene expedito, para llegar al Estret por Son Brondo, donde por cierto ha sido donde más frío he pasado con la humedad al 100%, mientras que en la parte que sigue es donde más miedo he pasado, con los coches adelantando a pocos centímetros porque vienen otros de frente, patético, por eso no he dudado ni un segundo en desviarme hacia Palmanyola para volver por el camino del principio. Buena vuelta me ha salido hoy.


El tornillo

Estaba citado a las nueve en Santa María el sábado pasado para ir a rodar un poco por la Comuna de Bunyola junto con varios compañeros de correrías como son Terròs y Danox, un mini grupo para no tener que depender de horarios ni compromisos. La ruta diseñada por el primero a su libre albedrío comprendía diversos itinerarios de la zona que pretendían descubrirse bajo una perspectiva menos habitual, a saber, camí des Cabàs, coma d'en Buscante, enlace coll des Picot*, ses Clavegueres y Coanegra.

Tenía él interés en recorrer es Cabàs pese a que le advertí de que queda poco por ver allí, de hecho tras traspasar las barreras de final Dani se marchó por delante y dejamos de lado el empalme con la pista para meternos en el bosque y recorrer todo el camino completo que enlaza al principio de las primeras cuestas y saltarnos así la insulsa pista que viene desde la carretera. No es lo correcto pero es la consecuencia directa de hacer desaparecer parte del trazado con total impunidad. Hacer constar también que el tramo encajonado antes de la primera barrera está como antes de la limpieza, y es que los años no pasan en balde.

Vienen ahora las cuestas de hormigón que afronto con paciencia sabiendo que no son, ni de lejos, lo peor que nos vamos a encontrar en esa subida, la continuación por tierra es mucho peor aunque realmente hasta las rampas de la casa-cueva es soportable. Superado ese muro en un trís has llegado a la barrera y ahí nos espera otro tramo de pateo antes de entrar en los terrenos municipales propiamente dichos donde sí es muy factible el ascenso aún sin haber un camino específicamente construído, se trata solamente de un sendero en el fondo de la depresión que es totalmente disfrutable si es que aceptamos como correcto el vocablo.

Había tenido algún indicio de que algo no iba del todo bien al sacar el pie derecho del pedal pero no hice caso, ni siquiera al llegar arriba me molesté en comprobar ese pequeño detalle, nos metimos por el sendero en lugar de la pista y nos dirigimos a descansar un poco en las mesas antes de afrontar el resto de subida. Ahí sí que me quité la zapatilla con la intención de apretar el tornillo pero este ya no estaba, por eso giraba la cala descontrolada al tratar de desengancharla, se acabó la ruta para mí, imposible afrontar un descenso muy irregular de esa guisa, por eso ellos se fueron solos y yo me quedé allí con una primera intención de bajar por la pista como la opción más tranquila pero enseguida fui cambiando de parecer y me planteé llegar hasta el depósito al menos para darles ánimos. No pude llegar a tiempo, un caminante que por allí paseaba me retuvo a base de preguntas sobre todas las dudas que tenía sobre caminos y lugares de la zona, no pude más que pararme y darle algunas explicaciones, eso me retrasó mucho pero quise llegar de todos modos para alargar un poco más el día y así lo hice, aunque evidentemente ya habían pasado.

Debía regresar y ya había decidido hacerlo por donde había subido, podía haberlo hecho directamente por Son Pou pero no me apetecía volver con un tobillo roto si no más y preferí la comodidad de la hojarasca al traqueteo de los pedrolos, pudiendo elegir escogí la más segura. Sin problemas desandé el camino de subida y sin mucha tardanza aparecí de nuevo en Can Picarola donde había un bikero de Santa María que también se dirigía a la Comuna, esperaba un compañero que venía empujando la bici por la cuesta, después cada uno siguió su propio itinerario, ellos hacia arriba y yo hacia abajo.

No me acabo de acostumbrar a esa bajada, la encontré interminable hasta la carretera, pasé de volver a cruzar es Cabàs y seguí recto hasta el asfalto que no me quedó más remedio que rodarlo aunque el último tramo por el camí de ca na Cili, mucho más tranquilo.

Como veis me perdí la mitad buena de la ruta, aunque tampoco es del todo correcto, no quiero dar la impresión de que opine que la parte buena son las bajadas y la mala las subidas, nada más lejos de la realidad, por tanto parece mucho más exacto consignar que me perdí la segunda parte de la ruta, sin más explicaciones. Y todo por culpa de un simple tornillo, más rabia me dio averiguar que tenía cuatro en un cajón y ninguno en la mochila, ahora al menos voy preparado en ese aspecto.

* En su descripción de la ruta en Wikiloc, coll des Picó.


En el Moletó

Ya van dos semanas seguidas en las que me voy solo a corretear por ahí, el compinche habitual falló la anterior por un error de comunicación y en esta de baja por enfermedad mientras que la peña espera con impaciencia a que llegue mañana y pueda ir a disputar alguna plaza de honor en una carrera que celebran en Peguera.

La verdad es que ayer noche no tenía nada claro el recorrido a realizar, dependía de la asistencia y como esta ha fallado he cambiado Caimari por Esporles. Razones? Temas pendientes, sempiternos temas pendientes. Quería comprobar tanto itinerarios como horarios respecto a una ruta en concreto, además de otros temas menores pero actuales. Aunque me he presentado a buena hora en el aparcamiento no había por allí nadie preparándose para partir y aunque lo hubiera habido muy probablemente no habríamos coincidido en la ruta, la mía empezaba por el camí del Rafal y a continuación empezar la ascensión por el camí de Son Ferrà hacia la carretera, demasiado empinado para empezar en frío y me cuesta pero es un tramo muy corto. Me dirijo a continuación hacia el área recreativa y la font de Dalt para seguir después hacia la font des Rafal, es un tramo de corrido excepto por el pase de la pared medianera con una barrera de utilidad más que dudosa.

Desde la explanada de la fuente salen algunos ramales debiendo coger en este caso el de la derecha con ligera tendencia a bajar y que está limitado con una rejilla. Pronto dejaremos atrás una barrera con una pista que asciende desde la carretera y un poco más adelante otra, y aquí tomamos la continuación en subida para circular durante un largo trecho pegados a una rejilla verde. Esta pista nos deja en la carretera de Puigpunyent habiendo dejado atrás la Granja. En diez metros deberemos sortear dos barreras cerradas aunque teóricamente estamos circulando por terrenos públicos pero serán las últimas que encontremos y debamos escalarlas ya que un poco más adelante, por ejemplo, debemos desviarnos por un ramal con barrera pero con un paso abierto lateral y arriba se ve otra, también sorteable. Subo por la cómoda pista en la que la única dificultad ha sido el pequeño desajuste del cambio trasero que me ha obligado a no poder poner el piñón grande y un gran pino atravesado en una curva, por lo demás bien.

A la vista de la casa tenemos también otras dos barreras cerradas de verdad (antes lo estaban pero era de mentiras) donde se ha dejado un paso lateral junto al cercado que las salva. Por cierto, no sé qué estarán haciendo pero la zona está hecha un verdadero estercolero, más bien basurero, para ser más exactos. Me espera ahora la ascensión de verdad, la pista está más empinada y en peores condiciones donde hay que tirar de músculo. No está lejos el cruce y en cuanto dejamos el camino ancho y cogemos el de carro aún es peor ya que aunque el piso es bueno en muchos puntos es demasiado bueno, la tierra y la hojarasca se te pega como lapa a las cubiertas y no avanzas lo que quisieras. En el cruce he dudado y he seguido hacia arriba y al poco me he dado cuenta de que no iba por donde tenía previsto en un principio pero como el día que subimos me quedé en cierto punto hoy he querido seguir para ver si enlazaba con otros lugares en los que sí había estado y efectivamente así ha sido. De lo que estaba seguro es de que no quería bajar por donde lo hicimos con Pepefz la última vez, había que hacerlo por donde subí yo por primera vez y la bajamos después con el grupo.

Pronto aparece delante de mi vista el paso y su acceso pulidamente trabajado, una bajada de verdadero experto y buena máquina. Hay algunos puntos peliagudos en el recorrido en cuanto a orientación y justamente cuando se acaba el sendero y empalmas con el camino ancho es cuando más liado estoy. Yo me he ido por el camino ancho y he pasado por unos elementos que no he reconocido en un primer momento pero que después, al ver y comparar las trazas, he encajado en su punto justo pero debo decir que gracias a ese lapsus he vuelto atrás y he podido disfrutar del resto de bajada más interesante hasta el camí des Correu que era precisamente el tramo que no me acordaba que había hecho, no sé si ha quedado claro del todo. Como algo en el cruce de ses Mosqueres y me voy hacia la carretera porque mi intención es bajar hasta el Port des Canonge pero al llegar al portillo de la pared me asalta la curiosidad de saber dónde acaba el camino por el que estoy circulando y, ni corto ni perezoso, continúo y llego hasta otra pared con un campo al otro lado desde donde baja una pista ya a la descubierta. Reconozco los terrenos de ses Mosqueres y veo la pista principal asfaltada que se dirige a las casas aunque no las distingo. Bajo unas curvas y ya decido volver atrás cuando oigo unos silbidos que presumo me están dirigiendo a mí. Efectivamente, se trata de un joven que me interroga desde un vehículo y al que tras una corta conversación dejo en el sitio y vuelvo sobre mis pasos, por lo que me decía supongo que creía que había entrado desde la carretera buscando el camí des Correu y que quería que bajara pero aunque no fuera así no ha habido ningún problema para volver de donde venía.

En la bajada del port es donde me he encontrado a unos bikeros extranjeros, uno de ellos con una gorda, ya son ganas de subir por ahí con eso, o estás muy fuerte o la aburres a las dos salidas, menudos tronchos de rueda. No he querido comprobar el tema de la Branson, para mí es historia, al menos hasta que se pueda negociar una salida exitosa por abajo, entonces es abajo donde tengo que ir a fisgar y lo hago por el camí de Pescadors de paso franco. Aunque más que camino parece una torrentera en algunos tramos pero se deja querer y se puede firmar una buena actuación sin muchas complicaciones. Llego a la primera pista, Es Verderol, y la continúo hasta el final, parece, puede, es posible que pueda haber una conexión entre esta calle y la de abajo, la de Son Coll, que en todo caso sería puro porteo con la bici a cuestas y hacia arriba, creo que aunque fuera factible no sería del agrado de la gran mayoría.

Bajo el último tramo de camino GR hasta Son Coll y enfilo carretera arriba, toca volver pero no quiero recorrerla hasta el cruce, voy a subir directo a Mirant de Mar para comprobar qué tal se me da ese camino en sentido contrario. Y ha ido bastante bien aunque no lo he hecho de una tirada completa pero que sí es perfectamente posible hacerlo del tirón. Otro pequeño descanso en el mirador, que se va cayendo por cierto, para continuar ya sin pérdida hacia el pueblo aunque me he saltado el tramo final y he bajado por la escalinata.

No queda más que contar por hoy, al final ha salido una ruta corta pero intensa y con resultados muy aceptables aunque me queda por hilvanar algunos detalles porque sobre el terreno no lo he visto del todo claro, son tramos de camino sin marcar que en cuanto te giras de posición cambia completamente la perspectiva y te hacen dudar cuando no renegar directamente, es lo que pasa cuando pasan tantos meses entre una salida y otra, el mejor antídoto para eso es volver y volver hasta tener bien presente todos los recovecos. No será la semana próxima pero sí igual la siguiente, ya veremos, hasta puede que algún inconsciente se apunte, él sabrá.


Tres pifias, tres

Hace ya más de dos años que se declaró el mayor incendio de las Baleares, en Andratx acaeció el suceso; tardaron semanas en sofocarlo por completo, hasta se evacuó una localidad entera, Estellencs, que se refugió en Esporles aunque fue solo por precaución, no hubo acercamiento de las llamas. Tras ese desastre algunos bikeros se acercaron a comprobar el nivel de arrasamiento y volvieron estupefactos y desolados, no era para menos. Yo no fui, lo dejé pasar aunque llega un momento en que es necesario volver no ya para proferir lamentaciones sino también para comprobar in situ las labores de regeneración, sea natural o artificial. Sé que en los primeros meses trabajaban por allí brigadas de voluntarios en las labores de limpieza y contención de tierras pero ya no leo noticias al respecto, y además, al ser un área tan extensa es muy probable que tampoco vea a nadie. Eso por un lado, también está el hecho de que tenía asuntos pendientes, asuntos viarios, o sea, caminos sin recorrer, y algunos desde prácticamente los primeros días de mi afición, de esos que no vas y no vas, ya iré, ya iré, y cuando vas por la zona siempre quedan a mano izquierda, bien porque es de vuelta y ya es tarde o porque vas con gente y hay otros planes y tú no llevas el mando, o sea, que pasan meses y años y no vas.

Pues mira, voy a ir, que venga quién quiera, de todas maneras solo se lo dije a Juan y eso que hablamos de ir al Galileu y al final ha llegado tarde y me he ido solo, pues ya está, solo y ya veremos. Me presento en Andratx y enfilo rumbo al camí de sa Font des Bosc por el camí de Son Xina que me deja enfrente, después recorro ese camino asfaltado por los dominios de Son Ensenyat hasta el cruce del monolito del soldado por el cual me desvío y empiezo el verdadero ascenso. Hasta el cruce vamos bien pero después de la barrera la cosa se empina de veras aunque está cementado y se puede rodar pero se ve que se les acabó el material y continuaron con arena gruesa, ahí me jode vivo, poco entrenado y en frío me toca empujar. La arena también se les terminó y sigue ya con el piso de tierra hasta la otra barrera pero con una pendiente constante y bien empinada. Por fin un respiro a la vista de algún porxo, veo el desvío a la derecha y no hago caso (primer error, eso me pasa por no seguir una traza, caparrut que quiero verlo con mis propios ojos y no sobre la pantalla).

Aunque no haya estado nunca por allí reconozco enfrente la colina que desde lo alto domina la zona de la carretera (es un suponer, ya he dicho que nunca había estado allí), lo malo es la cantidad de árboles caídos que hay entre mi posición y la cumbre y lo que hago es estudiar un poco el trazado de la subida desde la distancia, otra cosa será la realidad. Bici a la chepa empiezo la ascensión comprobando eso sí la regeneración de la zona, hay numerosos pinos jóvenes que casi no pasan del palmo de altura e ingente vegetación herbácea completamente mojada lo que hace que a los pocos minutos lleve ya los pies chorreando. No conté el tiempo de subida pero fue bastante y si había pasado por guatemala era para llegar a guatepeor.

La visión desde arriba no es para soltar exclamaciones de alegría, la zona de la Coma Freda está arrasada, entre el coll de So na Vidala y el de la Gramola no quedan más que los edificios y entre mi situación y mi objetivo siguiente solo alcanzo a ver un mar de árboles tumbados con muy pocas posibilidades de poder atravesar. No veo trazada clara de escapatoria hacia el lugar donde debo dirigirme y esto me hace plantear seriamente la vuelta por donde he venido, cosa que aún me hace menos gracia que atravesar la arboleda y hace que vuelva atrás para comprobar si puedo rodearla por algún punto cardinal. Parece que sí, el tema es poder pasar la bici, las ramas no están secas y no se rompen, hay que apartarlas por la fuerza y el camino se hace largo y penoso, la recompensa es llegar al pinar verde que logró sobrevivir, no es que esté lejos pero cuesta llegar.

Llego pero no acaban las penurias, debo atravesar una vaguada y eso significa rodearla, más metros recorridos en nuestros bosques salvajes balearicos, normalmente claros ejemplos de dejadez y falta de cuidados. ¿pero qué ven mis ojos? si tengo una casa ahí enfrente a tiro de piedra, sí pero a media hora de camino, madre mía, como está el patio. Fallo nº 2, no buscar una salida buena en cuanto pasé por el porxo. Recordar el fallo nº 1, el desvío después de la barrera que me hubiera supuesto no pasar todo este calvario, al menos toda la subida pero ya que estamos enmarronados pues hasta el fondo. Y cuando pienso que voy a aparecer por la casa cruzando el huerto me encuentro una rejilla que me impide acercarme pero que a su vez me dirige directo hacia el camino, bendito cemento, batualmón.

Estoy tan perdido que no sé si debo ir hacia arriba o hacia abajo, me voy hacia la casa y no tiene salida (en estos casos deseas encontrarte con alguien y es justo cuando no aparecen aún a pesar de pasearte casi hasta por la cocina). Me voy para arriba y salgo a la carretera directamente, la recorro unos cientos de metros hasta el ramal que me lleva al camino inferior el cual está cambiadísimo, noto el piso más roto y lo que era un paseo por el pinar ahora es un paseo por un erial, tanto es así que llego al aparcamiento del coll y no lo reconozco, triste, triste.

No paro, sigo hacia ses Basses y como por aquí había poco que quemar está igual que antes, al menos es lo que me parece. Me cruzo con algunos grupos numerosos de excursionistas y algunos corredores/as solitarios que campan por allí. Llego a sitio y debo comer algo y lo hago sobre las rocas donde tengo mejor vista de la costa y además un sendero marcado que se dirige hacia abajo en la buena dirección pero que no me sonaba que fuera el que habíamos tomado en anteriores ocasiones pero lo que acabó de despistarme fueron los tres excursionistas que pasaron y se fueron para allá mientras estaba merendando con los pies al sol en un vano intento de que se secaran.

Así que me fui tras ellos por aquel terreno incirculable (seguro que me la he inventado) y después de superar una pequeña loma tiré pendiente abajo sin ver ni marca ni sendero, después vi una sobre unas rocas y otra y otra y lo único que conseguí fue rodear el montículo haciendo el cabra porque ya no había un más allá físico, solo espacio aéreo, el vacío, entonces ¿qué hacen todos estos hitos por aquí puestos, marcar un recorrido fotográfico? Ya vamos por el fallo nº 3, lo bueno es que donde me parece vislumbrar una posibilidad de que discurra por allí el camino correcto está muy arriba, copón, y venga subir y subir, ni veía los excursionistas que me precedían de lo lejos que debían ir a no ser que se hubieran arriesgado a ir ladera abajo, vete a saber.

Y ahora viene el helicóptero militar sobrevolando el mar, eso sí que da envidia, sobrevuela tierra y vuelve a aparecer sobre mi cabeza, estoy bien, no pasa nada, no quiero saludar ni hacer aspavientos no sea cosa que se crean que estoy en apuros y manden la brigada. Se van y vuelven, déjame ya, llevo una bici a cuestas, no pasa nada, pero aún así vuelven por tercera vez, no si al final me van a lanzar una granada por terrorista biológico o algo así, alguna hierba endémica me habré cargado, estoy seguro, por eso tengo un alivio en cuanto recupero la senda correcta, muy machacada ya por el paso de cientos y miles de senderistas y alguna que otra carrera campo a través.

La cosa está empinada y es muy abrupta pero le veo muchas posibilidades para un betetista experimentado con una máquina robusta, no es mi caso pero creo que no le haría ascos. Veo el hito final en lo alto de la cuesta y después el gran hito en el cruce del mirador, paso de ir, si hay senderistas deben estar allí, yo no me he encontrado a nadie por el camino (el rato que he ido por el camino, claro). Ahora la cosa mejora para mí, puedo bajar el sillín y empezar a rodar montado unos pocos metros más allá. Sé que hay unas zonas complicadas pero que al pasar no me lo parecen tanto y las voy atacando con decisión, no diré que no puse algún pie y algo más en algún punto pero que vamos, que las recordaba más duras.

Después viene el tramo largo más plano con algunos pasitos a considerar y alguna piedra escondida hasta enlazar con el camino principal justo en el momento en que me pasan por delante tres bikeros en plena subida que quieren bajar por la pista pero ésa no es mi objetivo, hoy tengo el punto de mira puesto en el GR, no he ido nunca y lo quiero tachar de la lista de una vez por todas, así que me voy hacia abajo y de paso llego hasta el mirador para comer algo y hacer alguna foto de la isla de enfrente. Todo el conjunto de la Trapa sigue prácticamente igual, este proyecto ha sido un fiasco, en teoría la cosa pintaba bien pero a la hora de la verdad no se ven los resultados amén de haber conseguido unas calificaciones para convertir la finca en reserva natural pero sin unas instalaciones adecuadas.

Yo me voy, no sé lo que me espera, y en un principio lo que me encuentro es una subida a pata por un sendero agreste donde me cruzo con todos los que me faltaban por ver ese día. Las vistas sobre la vertical de Cala en Basset, fantásticas y me recuerdan que quiero llegar hasta la torre. No puedo practicar mucho mtb por allí porque el paso por el escalón rocoso es sencillamente espectacular sin ser peligroso teniendo en cuenta los elementos artificiales instalados o construidos. Después ya es otro cantar, un sendero tosco, enrocado en algunos puntos, donde la pericia es fundamental, la verdad es que me puso las pilas y sin ir a lo loco me gustó bastante. Después enlaza con un tramo más ancho y más rápido y en su parte final ha sido arrasado, hay ramales y circuitos por todas partes, se ve que la zona da mucho de sí, yo salí en la pista principal junto a los pilones e intuí que era la que se dirigía a la cala y hacia allí me fui y al poco llegué a un cruce con un letrero que mostraba la zona y más allá una barrera. Subía gente pero ya no pregunté, a la torre iría otro día, presumía que con la vuelta tendría suficiente.

Volví atrás hasta desembocar en el camí de la Punta de sa Galera junto a can Tomeuí y me dirigí hacia s'Arracó, pasando primero por el cruce de la Trapa, siguiendo la pista pero cambiando de camino, ahora voy por el camí de la Font des Morers según los indicadores, y hago esta consideración porque la toponímia de estos caminos no está clara cien por cien. El hecho es que aparezco en la carretera por la que bajo una curva y ya estoy en el cementerio y como no me quiero ir aún sin comprobar otro camino me meto por el sendero de atrás en el que hay un cruce señalizado que no recuerdo haber visto y lo investigo. Tiene todas las pintas de ser un itinerario senderista que se dirige hacia arriba por una vaguada, otro día lo seguiré aunque es casi seguro que no tenga una conexión clara con otros senderos, o quizás sí. Vuelvo atrás para coger el itinerario correcto y no tengo problemas para enlazar con el camí des Castellás pero como este ya lo había recorrido realmente el que quería seguir es el que va por la otra vertiente por lo que sigo pedaleando hasta encontrar el cruce adecuado y volver atrás y así vuelvo a la carretera apareciendo por el barri de sa Creu antes de la rotonda.

Ahora sí que ya doy por finalizada la ruta y vuelvo a Andratx por carretera metiendo algunos kilómetros de asfalto que no van a desmerecer en absoluto la ruta en general, caso aparte si hubiera ido acompañado pero como no se dio esa circunstancia me siento muy satisfecho conmigo mismo a pesar de todo.


El contratista

Hoy he decidido hacer una excepción y no es la de hacer una ruta en condiciones, como subir a la Mola de Planícia, por ejemplo, aunque seguro que alguno lo habrá pensado visto el nivel que se asume en cuanto a rutas en los últimos meses, no, no va de eso, lo que he hecho es incitar a un compañero de aventuras bicicleteriles a que redacte él la crónica de lo sucedido en la ruta, ya que él fue el instigador de la misma que se la cocine hasta los postres, yo he ido de rebote, pasaba por allí, como quién dice.

Terròs es de quién estoy hablando, otro Jaume (hay pocos en Mallorca), me solicitó cierta información sobre una ruta a la que le tenía ganas y que le suscitaba algunas dudas, es lo que tiene el ir solo entre semana. No lo vió claro y la aplazó pero tras mi ofrecimiento para acompañarle buscó un hueco para un fin de semana y hoy ha sido el día. Como tres son mejor que dos ha invitado a un amigo suyo, Danox, que a su vez se ha presentado con otro acompañante, Greg, de afuera, de la France, que como es normal llevaba una Rockrider. La bici era XC, pase, pero es que las cubiertas eran lisas y finas, nada apropiadas para el tipo de terreno que íbamos a pisar, ya veremos lo que pasará. Nos ha alentado escuchar que ha recorrido el camí de cavalls con ellas y disfrutó, salgamos pues.

Primera parte por carretera hasta el coll des Grau lógicamente en plan alentamiento y sin muchas prisas aunque hayamos empezado con retraso. Pista de la Campaneta donde cogemos pista de tierra al principio y empedrado por el GR después lo que supone poner los primeros pies en el tramo más duro para continuar por la primera bajada y posterior subida hasta el coll d'Estellencs donde hacemos el receso.

Me ha gustado revivir el paso hacia Planícia, tanto por el sendero como por el camino más ancho por el interior de la finca, bien bajando bien llaneando es siempre una delicia pero no veas como me ha dejado la bici. Vamos por la parte de atrás pero sin llegar a las casas porque me veía venir que habría que recurrir a alguna estrategia para ganar tiempo, la idea primera de ir a buscar el inicio del camino de la mola para empezar desde ahí la ascensión me parecía muy optimista dado el horario ajustado de que disponíamos, así que hemos tirado directos por el pas de sa Mola con lo que eso implica, un pateo del bueno y cuesta arriba aunque el sitio merece la pena visitarlo.

Una vez en el camino principal la cosa va más rodada, es muy agradecido y todos comparten esa opinión, nadie se queda atrás ni siquiera Greg con sus gomas de juguete pierde comba así que sin grandes inconvenientes llegamos al top, no sin antes hacer la parada obligatoria en los aujubets. Ya solo queda bajar pero los compañeros no quieren dejar pasar la oportunidad de subir hasta la cima ya que me parece recordar, y así se lo comento, que no está muy lejos, yo me quedo en el sitio mientras ellos se van, doy una vuelta por ahí cerca donde me ha parecido ver un desvío pero de parado no me parece gran cosa.

A la vuelta nos vamos preparando para la bajada cuando llegan otros bikeros de la cumbre y me extraña que no se hayan visto allí, es porque en realidad los compañeros no han subido hasta el geodésico y los otros sí. Se conocen pero no van a bajar por donde nosotros, según ellos es “una mierda de bajada con cuarenta minutos de pateo”, venga, anímamelos, así que cada uno por su lado y todos contentos.

Antes de llegar a la hondonada me la pego en un escalón, salgo por encima y me golpeo un dedo del pie derecho lo que no me impide continuar al cabo de unos momentos. Efectivamente hay unos minutos de pateo pero no la cantidad que argumentaban los visitantes y no hacen mella en la moral del grupo, ni siquiera sale una nota de queja de la boca de Greg que sería por lógica el primero en proferirla, en cambio es Danox quién más se va animando en las curvas y las trialeras, no le falta técnica.

La zona de ses Rotasses es espectacular y se va despejando a medida que desciendes con lo que la sensación de velocidad y diversión aumentan a la par, y no digamos cuando pillas ya el camino más ancho aunque sin dejar de estar atento a alguna rama traicionera. Llegamos al camí des Correu sin más novedad que otra castaña mía en la que la bici literalmente se fue a tomar viento no sé muy bien porqué y yo me volví a golpear el mismo pie sin encontrar tampoco explicación convincente. Dado que ese camino es bastante fácil de seguir opto por llevarlos al tobogán y me ahorro así las explicaciones pertinentes cuando no conoces algo, un pase vale más que mil palabras. Ningún problema serio para sortear algunos árboles y podemos gozar de una buena sesión de patinaje por lo que llegamos a la carretera sanos y salvos.

La opinión de los compañeros es de satisfacción por la ruta recorrida, mejor, aunque eso se notaba a simple vista durante el trayecto, yo he disfrutado igual que ellos, o más, o menos, no se sabe pero lo cierto es que me ha venido de perlas esta ruta y les agradezco que me hayan dejado compartirla con ellos, a ver si coincidimos en otra ocasión.


Subcontrata

Sea por desgana, por pereza o por falta de ideas la cuestión es que esta es una crónica atípica en los 10 años de existencia de pedalades ya que el narrador no es Kapax sino un servidor, Terròs en Internet. Y es que a mi petición aceptada por parte de Kapax de servirme de guía hasta la cima de la Mola de Planícia y vuelta abajo se me impuso una condición: escribir la crónica. Y la acepté con ganas, pero con unas ciertas dudas ya que, para alguien no avezado a escribir, es un reto. Espero estar a la altura... aunque eso lo juzgará quién lea estas líneas, así que allá vamos.

A las 8,30 de la mañana encuentro en la Granja d’Esporles. Kapax llega no solamente puntual, sino con un par de minutos de antelación. Llega solo, ya que por lo visto Juan, consciente de adonde queríamos ir, no ha querido sumarse alegando motivos varios. Él sabrá… lo que sí es cierto es que los demás llegan con cierto retraso. Así que charla sobre los diferentes caminos de la zona hasta que llegan Danox y un invitado hasta la hora desconocido, Greg, un francés afincado en la isla desde hace dos años que nos sorprende por su montura. No solamente porque sea una RockRider que hace joven a la de Kapax, ni porque estuviera equipada con un sillín-taburete, sino porque lleva unos neumáticos de 1’60 de balón y, ATENCIÓN, sin tacos. Ante la directa interpelación de Kapax “Ón vas amb això???” nos explica en perfecto castellano que recientemente ha realizado con “això” el Camí de Cavalls sin ningún problema aparte de un pinchazo. Así que ya está todo dicho: montamos y nos dirigimos hacia el camino de sa Campaneta por el soberbio Vall de Superna. Que vale, que sí, que es asfalto, pero es un lugar espléndido.

Llegada al desvío de sa comuna donde hay que realizar una parada para aligerar ropa, y es que las previsiones de mal tiempo que durante toda la semana hacían peligrar la salida han resultado completamente erróneas, ya que hemos disfrutado de un día espectacular para la práctica de nuestro deporte. Subida a ritmo regular (demasido lento para Kapax…) y nueva parada tras atravesar las barreras para contemplar las vistas sobre Puigpunyent y, a lo lejos, como bien apuntó Greg, na Bauçana. Y es que se ve que durante estos dos años viviendo en nuestra isla no ha perdido el tiempo y conoce bastante de la Serra. Y, lo que es más, la sabe apreciar mejor que muchos locales.

Seguimos por el camino hasta llegar al desvío hacia el Coll d’Estellencs. Aquí hemos seguido por el empedrado ya que quien escribe estas líneas iba en cabeza y no tenía idea que se puede salvar ciclando por los marges. Superado este tramo toca primer trozo de bicipateo intermitente provocado en ocasiones más por la impericia de los bikers que por otra cosa, aunque pasado el Coll la pendiente ha puesto a cada uno en su sitio según su estado físico. O sea, a casi todos con los pies en el suelo en un momento u otro.

Seguimos circulando sin más novedad que algunas explicaciones sobre los elementos de la Pedra en Sec a nuestro invitado francés hasta atravesar el portillo que da incio a la rápida bajada que empalma con la pista de s’Aujub des Cristians y que deja unas excelentes vistas sobre la zona de Banyalbufar. Allez. Pertrechados con las protecciones (los que llevábamos) hemos iniciado el descenso, con muy buenas sensaciones en lo que a mí respeta y también para los demás (creo). Aquí supongo que habrá sido donde Greg más ha podido disfrutar bajando ya que el camino está muy limpio de piedras y la falta de balón no tiene porque ser ningún contratiempo mayor. La falta de tacos sobre la hojarasca imagino que es otro cantar… pero qué sensaciones le ha provocado debería explicarlo él. El hecho es que nos hemos encontrado todos enteros y con una sonrisa en el cruce de caminos. A partir de aquí, Kapax se ha puesto al frente y, ante nuestra presión por ajustar el timing a nuestros compromisos familiares ha decidido que lo mejor era subir por es Pas de sa Mola. Y aquí debo hacer un punto y aparte en la crónica, mientras Greg se come su enorme baguette ante la atónita mirada de un Kapax que, como manda la tradición, planeaba berenar en los aujubs.

El auge de este deporte hace que mucha gente se haya comprado una bicicleta y haya tirado para el monte. Yo mismo, sin ir más lejos. Una parte (importante) de la gente que monta por la montaña busca rodar y rodar, sin querer poner pie a tierra en ningún momento. Otros sencillamente buscan la adrenalina que deja una buena bajada sin importar por qué parajes transcurra la ruta. Otros, entre los que me incluyo, salimos de excursión con la bicicleta y tenemos muy en mente que, en algunos tramos, hay que patear. Por supuesto que muchos factores influyen en el pateo aparte del terreno: el estado de forma, la bicicleta, el manejo que se tenga de ella… pero sí o sí, en algún momento, en algún lugar, habrá que patear. Y cuando eso sucede de nada sirve el lamentarse, sino que cabe maravillarse ante el esfuerzo que nuestros antepasados hicieron para abrir un paso donde antes no se podía ni caminar. Pero claro, esta es una opinión muy subjetiva y habrá quienes piensen lo contrario. Afortunadamente, y en contra de lo que otros declaren en medios locales, los caminos de la isla son muchos y hay para todos los gustos. Así que nada, bicicleta al hombro y cap es Pas de sa Mola falta gent!.

Una vez llegados al primer aujub, nuevas explicaciones arquitectónicas a nuestro invitado extranjero y del tirón hasta Els Aujubets. Una gozada las paellas o serpiente en subida, por cierto! Pasadas estas y también las flatulencias cortesía de Danox (provocadas, imagino, por sus brebajes nutritivo-ecológicos) hemos circulado hasta el punto donde empieza la bajada. Allí, y tras unos instantes de indecisión ya que el timing no iba a cumplirse, se ha decidido ir a pie a gozar de las vistas que la Mola de Planícia deja sobre gran parte de la isla y que ilustran esta crónica, mientras Kapax hacia guardia cerca de las bicis… tumbado en el suelo con los ojos cerrados. Pendiente queda una visita hasta el geodésico.

Tras el reencuentro con nuestro sherpa de ascendencia sollerica y mientras nos preparábamos para la bajada nos hemos encontrado con otro grupo de 4 bikers encabezado por Tomeu Picarola que circulaban por la zona y que iban decididos a bajar por donde habían subido, o sea por la pista. Tras un tímido intento de Kapax a que se sumaran a nuestro reducido grupo han seguido en sus trece alegando que esa bajada no valía la pena porque suponía bajar a pie durante 40 minutos sorteando piedras del tamaño de autobuses… lo que a todas luces era una exageración. Con fundamento, pero claramente una exageración. Así que nosotros también hemos seguido en nuestros trece y, no sin cierta inquietud provocada por la terrible descripción de la bajada, hemos empezado el largo descenso.

Tras un primer trozo de pateo siguiendo fites no siempre claras, hemos disfutado del pedregal trialero donde Danox ha estado por dos veces a punto de caerse intentando coger una curva cerrada levantando la rueda trasera. Hito que ha conseguido a la tercera, dejando la caída (tonta, por cierto) para Kapax que afortunadamente no ha sido de importancia pese al pedrolo que le ha servido de freno. Una vez ya en el sendero el terreno es mucho más agradecido. La bajada es divertida, rápida y sin complicaciones… a no ser que lleves unas cubiertas lisas y sin balón. Ciertamente a Greg se le habrá hecho largo el descenso, excepto en su tramo final hasta empalmar con el Camí des Correu, donde ha podido circular rodando… o más bien patinando.

Reagrupados en el Correu, o sea en terreno conocido por (casi) todos y pensando ya que rodaríamos sin más dilación hasta sa Granja por dicho camino, ha aparecido la Kapaxada final. Nos ha propuesto una alternativa: un tobogán campo a través que finaliza sobre la carretera Esporles – Banyalbufar, cerca de un curioso estanque natural. Así que le hemos hecho caso sin rechistar (ningú ha protestat avui, eh, Jaume) y nos hemos tirado sin más contratiempos que, en mi caso particular, las dudas que me plantea una pendiente donde no alcanzo a ver la zona de frenada.

Cinco minutos más tarde ya estábamos de vuelta en la Granja y el comentario de la ruta ha sido muy positivo a pesar de que parte de ella ha sido a pie. “Muy bien” han sido las palabras textuales de Greg a pesar de la clara limitación que tenía con su bicicleta. Y es que para disfrutar de este deporte (y a pesar de que ayude) no hace falta una gran máquina y mucho menos un casco de última tecnología. Lo que cuentan son las ganas.

Buena ruta, buen día y, como casi siempre, buena gente. ¡Cuánto mundo más allá del sofá!


Cerrando el círculo

Habrá una carrera de competición en el circuito de Peguera y como algunos quieren apuntarse pues como que las miradas ya apuntan en esa dirección y han preferido acercarse para empezar a catar el terreno y tener controlado el asunto, yo como no voy a ir a competir pues como que me da igual y he preferido ir a acabar los deberes por la Vileta, los que dejé pendientes la semana pasada por la visita de Xiscomtb y adláteres, a los que acompañé en su paseo por la Fita.

Juan viene, no sin cierta aprensión pero viene, aún temiéndose lo peor, sé que si soy muy explícito no querrá acompañarme, la primera bajada no varía mucho de la que hicimos por el clot y no le gustó, solamente una decisión más firme por su parte podría mejorar el asunto. Pero antes de llegar a la bajada hay que hacer una subida, es evidente, vivimos a nivel del mar, y por eso nos dirigimos hacia el punto de salida idóneo para esta ruta, el camí de Jesús (por ahora no le han cambiado el nombre) pero para circular lo mínimo por carretera cruzamos el polígono de Can Valero para ir a encontrar el camí de Son Anglada y dirigirnos a la entrada de la cantera abandonada ya por carretera.

Subo un poco mejor que la vez anterior, solo un poco, pero arriba tomo el desvío de la izquierda y antes de llegar al pino tumbado giramos otra vez a la izquierda para tomar un camino menos evidente y con algunos repechos no muy empinados pero sí muy continuados que hacen que deba poner pie a tierra en varios puntos para recuperar un poco el resuello antes de llegar al cruce. Optamos por ir directos a la pared, primero por el tramo de bosque con el suelo ya muy pisado por las motos hasta el segundo cruce donde tenemos creo la mejor vista de Palma y continuando a cara descubierta por donde ya se empieza a notar el fuerte viento que nos azota, sin frío pero con bastante fuerza. Llegamos a la pared, la atravesamos y volvemos atrás hasta encontrar el desvío y luego el desvío del desvío que Juan no veía, y yo también perdí en algún momento, pero que gracias a los pases anteriores tenía clara su dirección. Es una zona con bastante pendiente, con piedras por en medio que te obligan a cambiar de dirección y que sin una buena técnica y mejores frenos te penaliza en exceso, por eso la hicimos caminando, claro.

No era el mejor inicio para un dubitativo compañero que tampoco apreció mejora en el tramo que le sigue cuando es claramente evidente, y si ya has hecho montado el anterior ni te cuento. No lo hice de una tirada, le esperé pero mis exhortos de ánimo no lo convencían y más bien preparaba la retirada antes de animarse para la siguiente bajada. Y así fue, porque tras comer algo en la pista principal del cementerio y dirigirnos hacia la subida del coche quemado allí se dió media vuelta sin esperar a verlas peor. Hay que animarse pero si el organismo no te corresponde tampoco hay que castigarlo más de la cuenta, se supone que salimos para divertirnos y si no sucede la actividad pierde su sentido lúdico y es mejor no continuar. Veremos si para la semana que viene sube su motivación ya que tenemos preparada una ruta aún más dura y exigente.

Yo seguí subiendo hasta el desvío pero al poco ya tuve que descabalgar. Me pareció reconocer un tramo empedrado hasta un horno de cal pero al final es una empinada cuesta de tierra abierta por las motos, que precisamente estaban por allí aunque no esperaba que bajaran, por el escándalo más bien parecía que subían delante de mí. Llego al cruce y ya no están y me olvido de ellas, tiro hacia la pared otra vez y tras atravesarla giro esta vez a la izquierda. Como bien había intuido Juan tiene un largo y divertido tramo casi plano antes de empezar los diferentes tramos de bajada.

Lo primero que nos encontramos es una roca con un escalón de más de medio metro para dar confianza y fáciles tramos de camino con curvas en pendiente por el interior del bosque para empalmar con varios toboganes de tierra muy empinados que pondrán la sonrisa en la cara de más de uno, a otros se la borrará, no hay término medio, o lo bajas o no lo bajas. Al final le sigue un sendero colindante con una pared que empalma con una de las pistas cercanas al cementerio. Buen itinerario.

Veía pasar a varios bikeros por la pista principal mientras me acercaba al final de mi recorrido y pude comprobar quiénes eran al llegar a la rotonda ya que estaban allí parados, una buena representación de los Tramuntanaenduro que habían cambiado una sesión de entreno por Peguera por los descensos más radicales de la zona, DH militar, Champi, Avet, en fín, palabras mayores. Charleta hasta algún bar de la zona donde nos despedimos hasta una próxima ocasión, igual tanto referirse a la cita de Peguera por unos y otros haga que me acerque a disfrutar un poco del ambiente, ya me iré enterando de los pormenores, creo que aún tengo varias semanas por delante, por ahora me centraré en la salida del próximo finde en la que unos compañeros me han pedido que les acompañe aunque he puesto alguna condición, y no son cervezas.


Como que esta salida se ha quedado un poco corta de todo, de kilómetros sobre todo, unos 23, porque de desnivel asimismo han salido unos 700m (no sé si creérmelo), me he tomado la libertad de salir otro poco esta mañana y redondear los números. De hecho he recorrido más distancia con la mitad de desnivel en la mitad de tiempo, solamente ha sido subir al monumento de Na Burguesa y volver pero como lo tengo en la otra punta pues sale ese kilometraje.

No lo cuento por el tema de los números sino porque he vuelto por la cuesta de Madre Alberta y al llegar casi al colegio he adelantado a un ciclista que iba delante (lógico por otra parte) y al que no he saludado pero después me veo venir de frente a Jose Carlos montado en bici, ha sido como aparición, ¿que put... hace este hoy por aquí? Y resulta que el que había adelantado era Ángel, viejo compañero de aventuras del primero más otro compinche que también rodaba por allí. Nada, que se había aburrido un poco de las pistas de la marina de Llucmajor y añoraba nuestra bonita sierra a la que ahora no puede acercarse con la asiduidad que le gustaría pero ya sabe que cuando quiera montamos una quedada de petados que estoy seguro que estaría concurridísima.

Antes de llegar al vehículo nos ha dado tiempo aún de saludar a Sito que también hemos encontrado por la barriada, pero no nos lo podemos contar todo en diez minutos y cada mochuelo sale en busca de su olivo respectivo. No sé qué hora es, solo espero no llegar tarde a la cita que tenía esta mañana y por eso vuelvo pisando fuerte, sin respetar semáforos ni leches a sabiendas de que solamente en domingo, con la ciudad vacía, se puede ir de esa guisa, el resto de días sería casi de dementes intentarlo.


Cogiendo altura

Ya sabía desde mediados de semana que no contaría con la presencia de Juan que me contó una milonga de cipreses y doctores que no había por donde cogerla, pero bueno, como no lo puedo obligar tendré que buscar alternativas. No están acabados los deberes en la Vileta, me queda una bajada por probar y no quiero ir con alguno(s) que me la recuerde durante meses así que prefiero ir solo antes, y me voy mentalizando para ello y buscando por donde alargar porque eso será al principio y luego hay que continuar dando pedales.

Me suena el pitidito de los mensajes, es Xisco que me anuncia que se viene a Ciutat para rodar por la Fita y me invita a participar, vamos subiendo escalones, del castillo a na Burguesa, de la sierra a la Fita, la cosa avanza, lo cual me anima y me apunto. Suena otra vez el cacharro, Sitopmi me hace saber su ruta, Esporles y no sé qué más pero ya estoy comprometido, además quedan más tarde y salen aún más tarde, todo lo contrario que los pobleros que me cuenta que a menos cuarto están a sitio, y yo en mi casa!, de todas maneras llegué a las nueve clavadas y pudimos partir casi a la hora.

La ruta, la que todo el mundo sabe, bueno eso solo es exacto si vas por donde va todo el mundo porque no es menos cierto que siempre queda algún rincón por explorar, otra cosa es que luego valga la pena. Se empieza por el sempiterno Bunyolí donde no hace mucho estuve, concretamente el día de Son Roca, no es que venga de paso pero lo incluí para engordar un poco las estadísticas, y lo que ví en pantalla la primera vez no me gustó mucho, media hora de pedaleo para tres kilómetros me pareció excesivo y esta segunda subida ha corroborado los datos de la primera aunque ha sido un poco inferior, no es que intentara bajar tiempos, en realidad no pensaba en ello mientras ascendía, la mayor parte de la subida la hice con Tòfol, compañero y vecino de Xisco que le acompaña ahora en casi todas las salidas, veterano de edad pero novato de la mtb a la que ha llegado cansado de rodar por asfalto y que contagia las ganas de disfrute a quién se acerca a su lado.

Paramos en la barrera a esperar a los rezagados y empiezan a llegar bikeros de todos los colores y uno de ellos es Miki el tramuntanero y después aparece también Biel y se me pasan los minutos charlando hasta darme cuenta de que se han ido los mios y salgo tras ellos. Consecuencia, hago la subida solo hasta que pillo a los últimos en las antenas y allí paramos a comer algo mientras vuelven a llegar los inqueros y nos toman el relevo en el berenar.

Casi en la salida nos topamos con otro bikero conocido de Tòfol con una gordita y nos da algunas informaciones sobre el invento y yo no dejo pasar la oportunidad de indagar un poco más sobre algunos aspectos mecánicos que integran la bici, en concreto sobre el sistema de transmisión 1x11, tema recurrente de la semana. Vuelvo a estar solo y debo ir a la caza de los compañeros a los que alcanzo en la zona pedregosa del desvío y voy con ellos hasta el cruce de la cima donde me quedo con Tomeu que no parece muy convencido de si calzarse las protecciones o no, yo lo tengo claro pero no las llevo así solo tengo que esperar que se prepare para salir hacia la ermita a la que llegamos agrupados.

Cuatro fotos en la explanada, como algo pero no consigo sacar ni gota de la cisterna. Hay mucho excursionista a la sombra por allí, parece día de romería, pero no comparece ningún bikero más, bueno sí, uno pero a pata. Lo que está claro es de que quieren bajar por el cemento que desde luego para mí es la opción menos apetecible, por directa y por insulsa. Como no consigo convencerles de cambiar la ruta les emplazo a que al menos no hagamos la pista y busquemos una variante que nos evite ese disgusto. No sin cierta reticencia cogemos la dressera más larga que te deja casi en la curva del cemento, después ya solo es dejar que la bici baje sola cuesta abajo, tampoco hay que poner mucho de nuestra parte para superar ese tramo.

En la carretera, y cuando hemos podido salir por la barrera en la que había un embozo de los gordos con varios destacamentos de chavales de s'Indiotería intentando pasar, nos hemos encontrado a Jose que subía solo desde Esporles y con el que hemos rodado un rato juntos hasta que ha puesto la directa y ha volado, cosas del entreno.

Ha sido una buena ruta, con buena y nueva compañía, en la que he podido tomar un poco más de altura y que a pesar de eso no ha sido más dura que la de la semana pasada donde tuvimos más sube baja dando un resultado total parecido aunque la sensación visual evidentemente no es la misma. En ese aspecto mejoramos, aunque me queda la sensación de que hubiera podido estar mejor con otra bajada, un recorrido fácil por el pocito y el comellar de ses puces cogiendo el desvío hacia la Font de Dalt y el área recreativa habría sido lo ideal aunque entiendo los motivos.


Iván Díez

El otro día, al redactar la última crónica aparecida en el blog, a Pedalades me refiero, me di cuenta de que ha cumplido ya una década, diez años nada menos narrando pequeñas aventuras o dando constancia de hechos relevantes del mundo bikero local o relativos al mismo. Seguramente lo he mencionado alguna vez, aquí no se sienta cátedra de nada, simplemente se relata lo acontecido siempre bajo mi perspectiva.

¿Es realmente necesaria esta publicación? Para mí, sí y eso debería bastar para ni siquiera plantearme un hipotético cierre del blog pero hay que tener en cuenta que si solo se trata de una obra personal esta bien podría ser privada, es una posibilidad que no deja de rondarme por la cabeza desde hace ya una temporada larga, entonces la cuestión debería haber sido ¿es necesaria una exposición pública de esta obra? Supongo que la gran mayoría de bikeros dormiría igual de tranquilos sin ella y a los que algo les importa les duraría poco el berrinche.

Parece que la interacción en la red ha tomado unos derroteros distintos, más instantáneos, a través de diferentes aplicaciones que están en la mente de todos y que no exigen un esfuerzo suplementario más allá del escueto comentario y a veces ni siquiera eso, con elegir el emoticono adecuado ya es más que suficiente.

Para mí también es una forma de estar en contacto aunque no sepa con quién, cosa que tampoco me preocupo en averiguar, por tanto lo que aquí se muestra no guarda relación ninguna con estadísticas o muestreos de datos, no está dirigida a un tipo de lector en concreto ni pretende dar ejemplo de nada en especial, cada uno verá lo que quiera ver en ello y sabrá si le es o no de provecho o simple pasatiempo.

Por aquí seguiremos!!!


El clot

Cojí el último papelito que dibujé en una cuartilla y lo memorizé, rellené la mochila de agua y algunas viandas, aceité un poco la cadena, apreté los cordones de las zapatillas y poca cosa más, ahora ya solo quedaba poner de mi parte para completar el guión del sábado. El otro actor invitado es Juan que me pide un poco de cordura en las rutas, yo no se la puedo asegurar si ni siquiera sé donde voy, lo único que tengo apuntado en la cuartilla es “caseta des pinar”, un topónimo que nunca he utilizado y tampoco recuerdo haberla visto al pasar por allí, en un principio nos va a servir para situarnos en el lugar adecuado, pero no adelantemos acontecimientos, vayamos por partes.

La parte 1 es la que discurre por el Paseo Marítimo circulando por su ya longevo carril bici, ese que te deja tirado cuando llegas al Club de Mar, cierto que tampoco vamos mucho más lejos ya que en Can Barbarà nos metemos por el torrente para circular a continuación por el bosque de Bellver hasta la salida de la urbanización y es en esa ridícula bajada donde nos perdemos de vista, no me ve salir por el paso peatonal y sigue recto por el interior, diez minutos más tarde nos reencontramos en la rotonda de los militares.

Toca subir al monumento y lo hacemos por la entrada larga en lugar de la directa solo para variar un poco las rutinas. Como no llevamos vehículo motorizado no tenemos ningún problema para pasar entre los numerosos coches allí aparcados, a este paso el del restaurante tendrá que poner una lanzadera para subir los clientes desde abajo, si es que abre a alguna hora.

Estamos a punto de partir cuando nos pasa por delante un chaval con una bici cuando menos cutre pero no para y lo vemos hacer eses subiendo la cuesta asfaltada, no le auguro nada bueno. Juan decía que subiría la siguiente rampa de tierra pero yo sostuve lo contrario, y no me equivoqué, y me corroboró mi primera impresión ver el casete de piñones al pasar junto a él, no tenía el rango necesario, ni piernas tampoco.

Nuestro ritmo no es que fuera precisamente alegre, la retahíla de quejidos del compañero es casi infinita y tampoco es cuestión de dejarle que se explaye en solitario y así, entre esperas y saludos a la peña recogedora y correteadora de montes, fuimos avanzando a lo largo del trayecto hasta el coll des Pastors donde como algo mientras espero a Juan que llega al poco pero también el chaval de la bici cutre, si le llega a pillar es que me parto. Los que sí llegaron fueron un grupito de unos cuantos con los que no llegamos a intimar demasiado porque para eso habría que haberse saludado antes, me parece a mí, y no fue el caso.

Estamos repuestos, el chaval ha pasado y tampoco ha parado aquí, diesel total; el grupito ya se ha ido contándose batallitas y el del canuto de maría aprovecha sus efectos terapéuticos y también se ha largado, solamente faltamos nosotros, y a eso nos ponemos enfilando pista abajo. Nuestro objetivo es la ya mentada Caseta des Pinar y hay que encontrarla, lo único que hay que hacer es estar un poco atentos cuando lleguemos a Vilarrassa. Vale pues, hacemos toda la pista hasta el cruce de Costa d'en Blanes y no hemos visto nada y eso que vamos circulando por el centro del cortafuego y está muy despejado pero es un poco un argumento de doble filo ya que se puede haber alterado el inicio del camino y a su vez no verlo al empezar desde bastantes metros más adentro.

Vuelta atrás nos pareció reconocerla en unos restos de paredes sin rastro de cubierta, una ruina total, casi lo único que queda de ella es el nombre. Un poco más allá vimos el inicio de un camino que se adentraba en el bosque y por ahí nos metimos. La pista no dura mucho y acaba en los lomos de algún pico de la zona donde según los mapas debería existir un sendero que se lanzaría vertiente abajo hasta empalmar con otro ramal que también nacería desde la pista de la carena pero pronto debemos abandonarlo ya que, como comprobamos a los pocos minutos, el itinerario no es nada evidente y muy inapropiado para transportar una bici y tampoco tiene visos de mejora así que desistimos.

Reaparecemos en la pista principal justo cuando pasan por delante una representación de los Trabucats (o quizás son los que han sobrevivido a la debacle?) y recorremos tras ellos un largo tramo pero sin dejar de prestar atención a cualquier indicio que nos indique, valga la redundancia, la existencia de un camino practicable. Volvemos a llegar adonde hemos visto antes el hito y decidimos probar suerte encontrando tras las primeras matas un estupendo camino de carro que nos va sumergiendo en un profundo y húmedo bosque. Está al lado mismo del camino pero no supone ningún peligro la enorme boca que aparece de repente por donde se atisba una aún más enorme cavidad salpicada de árboles en su interior y sin ninguna posibilidad de acceder sin material de escalada, intentamos unas fotografías y seguimos.

Presumo que no se puede mantener por mucho tiempo la actual estructura del camino pero solo espero que la continuación sea igual de divertida que la que la precede. Y no me ha decepcionado, pese a estar muy invadida por la vegetación hay tramos donde está muy pisado y te enganchas poco, tampoco ves el suelo pero no hay ninguna trampa oculta a considerar. Llega un punto en que se intuye ya una mayor inclinación pero sigue siendo ciclable aún a pesar de tener que lidiar con el paso de dos árboles caídos justo encima de la senda. La apertura del terreno me da la gran satisfacción de encontrar un camino de carro muy elaborado pero desgraciadamente en unas condiciones pésimas, evidentemente fruto del desuso y la falta de mantenimiento aunque eso no será motivo suficiente como para que no pueda disfrutarlo como se merece. Llegamos al cruce de caminos que tenía señalado en el croquis con la sorpresa de que aún estamos bastante arriba y podemos disfrutar de un buen tramo de bajada rápida hasta la barrera de Costa d'en Blanes. Aquí Juan quiere volver lo antes posible y se hace el remolón en cuanto intento atraerlo al trayecto de la pista de tenis y no me secunda lo que me obligó a cruzar el túnel solo y en completa oscuridad y además llegué a Portals después que él pero eso fue porque lo esperé detrás de la pista y hasta volví atrás a buscarle mientras que él ya bajaba hacia la salida de la urbanización, así que me tocó volver solo hasta Palma ya que no conseguí pillarle hasta Can Pere Antoni.

Aunque las opiniones son dispares sí que considero que ha sido una muy buena ruta, perfecta para una mañana de sábado tan estupenda como tuvimos, una justa recompensa para el trabajo anterior realizado y que además puede ser mayor si observamos con atención los alrededores, cosa que no hice en ese momento concentrado como iba con la vista fija en el suelo, en la próxima visita la completaré como es debido.


N'Àliga

Después de mirar y mirar entre semana elegí tres tareas que había que solventar de una manera u otra, evidentemente yo quería de la mejor manera pero eso ya solo dependía de mí en parte, y lo primero que había que hacer era encontrar los sitios. A eso nos dedicamos el sábado pasado de la semana anterior con la exploración por Son Roca y Son Cotoner d'Avall pero también el domingo, esta vez solo, me puse a ello; no me dio tiempo a contarlo en ese momento y ahora quiero reseñarlo.

Como no me podía alargar tanto como el sábado no perdí mucho tiempo en dirigirme a Génova y hacer la subida al monumento, que a esas horas volvía a estar abarrotado. Voy subiendo sin prisa pero sin pausa porque por allí no tengo nada marcado y me dirijo directamente al coll des Pastors y desde ese lugar sí que ya veo mi itinerario de destino, el que me llevará al mirador de n'Alzamora. Se trata de un camino de carro ancho sin complicaciones hasta que llegamos al punto donde empieza a ascender.

Pero no es allí a donde me dirijo sino que abandono ese camino en un cruce y me encamino pendiente abajo hacia el interior de la coma. Mi intención tampoco es ir a las coves des marbre sino al camino que sube. La primera parte de bajada es igual que la que venía haciendo pero pronto acaba debiendo continuar por un sendero que al poco se convierte casi en torrentera pero aún así es perfectamente circulable. Ahora bien, este tampoco dura mucho y termina en lo que viene siendo un zarzal y la cosa vuelve a tender hacia arriba. Está señalizado con hitos y no resulta difícil seguirlos, peor es el traslado de la bici con un terreno muy irregular que te obliga a portarla en hombros. No hago mucho trayecto porque pierdo los hitos y a pesar de que la dirección parece clara tengo que volver atrás, no es momento de perder tiempo en averiguaciones.

Hay un momento en que parece que encuentro una solución en forma de guías ya que oigo hablar muy cerca de mí y me quedo a esperar a que lleguen a mi altura para después chupar rueda hasta la meta, pero no viene nadie, ni tampoco los vuelvo a oír ni los veo pasar, como si se les hubiera tragado la tierra, bien se podría decir que fueron imaginaciones mías.

Subo rápido andando y en cuanto puedo me monto en la bici para volver por donde he venido hasta completar una ruta de pocos kilómetros, unos 28, y poco desnivel, unos 650m, que no son como para aspirar a bikero del año pero cuentan, y desde luego no descarto el trayecto realizado, el final estaba cerca pero seguro que habrá que cuantificarlo en tiempo, no en distancia, tiempo de porteo, claro, y eso muchas veces es un menú que no se quiere saborear.


No me puedo quejar

Estos días anteriores de correteo por la sierra cercana me hicieron despertar la curiosidad por encontrar, o al menos intentarlo, otros carriles por donde discurrir, o al menos intentarlo, así que estuve indagando un poco por varios conductos a ver qué se podría hacer. Y encontré varias opciones que me parecieron de principio cuando menos, dudosas. Y para no tener que estar pendiente de la pantalla en ruta me hice unos papelines a modo de chuleta. Cierto que eso no sirve de mucho, ya otras veces he usado este método y después la cruda realidad es la que es, puede que aciertes y puede que no.

Lo que es seguro es que no he encontrado más referencias sobre estos itinerarios que los que figuran en los mapas, y según cuales. No he visto ninguna traza ni oído ningún comentario sobre ellos aunque también sé seguro que los hay, faltaría más, no todo tiene por qué estar a la vista.

Como el sábado tenía más tiempo y también acompañante me decido por Son Roca y para no ir directamente que sería muy soso mejor hacer antes un Bunyolí para ir calentando. Al final la cosa fue más o menos bien si no tenemos en cuenta el cronometraje, la cuestión era probarse y llegar arriba aunque fuera sin florituras.

Vale, ya hemos calentado y como no quiero meterme en terrenos ajenos volvemos a bajar por carretera todo lo que hemos subido para enfilar hacia Son Roca por asfalto. Toma que te toma, no querías caldo pues ahí va la segunda parte. Hemos llegado arriba y toca ahora empezar la investigación. Lo primero es echar un ojo, damos unos pasos para acá y para allá y concluimos, “es por aquí”. O al menos lo parece, o al menos lo fue en su día porque a día de hoy más bien es un triste recuerdo. Toca dejar las bicis y meterse en el fregado a pelo, se necesitan las dos manos para ir apartando ramajes varios para poder avanzar y a pesar de querer intuir algún sendero entre tanta maleza (producido por algún tipo de animal, con toda seguridad) hay que ceder ante la evidencia, por ahí no se puede pasar.

Sin mucha convicción tomamos el camí vell rebuscando a cada pedalada algún indicio en el fondo del valle, nada de nada. Cierto que puede haber una autopista y no verla pero a cada metro que rodamos parece menos probable. Llegamos a la barrera y nos concentramos en la bajada que es lo más inmediato la cual realizamos sin más incidencias.

Si por un extremo no hemos tenido suerte lo intentaremos por el otro, para ello buscamos y encontramos un hueco en la rejilla que al final no entendemos el porqué la han cortado habiendo una barrera unos metros más abajo que no tiene ni cierre. Allí tengo algunas dudas de por dónde tirar y nos repartimos las tareas, yo subo directo hacia el bosque y Juan se mete por un camino lateral quedando en volver a reunirnos allí después de las comprobaciones. Yo vuelvo rápido ya que el camino, si es que lo era, se difumina al entrar en el bosque y voy en busca del compañero que parece que ha tenido más suerte.

En efecto, la trazada se mantiene constante en el interior del bosque y es más, hasta parece delimitada por una serie de cintas blancas y rojas que, la verdad, no tenemos ni idea de porqué están allí. Pasamos frente a unas construcciones casi ciclópeas, parecen hornos de piedra pero con unas paredes enormemente anchas y una bocana que da sobre una trinchera, por allí echaban algo pero no sabemos lo que era. Me dejó intrigado pero por el momento me interesa más saber dónde acabará el camino, llegamos a un cruce y tiramos a la derecha llegando hasta el final, un final en ningún lado, acaba y ya está. Bajando le digo a Juan que vayamos a ver el otro ramal pero no lo toma y al final subo solo hasta donde puedo, y digo puedo porque no es que el camino en sí lo impida sino que es la vegetación que lo cubre lo que imposibilita el avance, y es una lástima porque no vi su final pero me tuve que dar la vuelta.

Nos encontramos más abajo, casi en la salida del recinto y ahora sí podemos dar por finiquitada la jornada dando por buenos los resultados, todos los resultados.


Ensumando la Vileta

Hoy (por sábado) que no tenía compromisos serios y pocas ganas de clásicas me he decidido a ir a valorar sobre la bici los itinerarios que había recorrido a pie hace algunas semanas. Como dije, al ser impracticables de subida, había que encontrar, si era posible, una alternativa que nos permitiera llegar montados al inicio de la bajada y la encontré por la cantera de Establiments. No bajé entonces porque después tendría que haber dado un rodeo largo por Son Roca y la Vileta pero el tema quedaba ya finiquitado a la espera de que me diera el aire y me apeteciera hacerla, y como hoy parecía que los vientos eran favorables, pues hacia allá que me he ido.

Tras perder todo el tiempo del mundo en cometidos ajenos a lo que nos importa me he puesto por fin en marcha hacia el carril bici de Balmes. Como era de esperar por allí no había ni dios, ni tampoco más adelante, en el otro punto de reunión típico. Yo sigo, me meto en el polígono y voy a dar un rodeo por Can Miret para tocar lo menos posible la carretera, ese tramo no es muy adecuado para los ciclistas.

Llego arriba y estudio la manera de entrar en la cantera sin tener que arrastrarme por debajo de la barrera, supongo que habrá algún paso un poco más abajo, donde termina la rejilla, pero al final he tenido que reptar. Antes de empezar a subir he ido a fisgar un poco por el sendero paralelo a la pared pero al haber gente trabajando en las casas vecinas he vuelto atrás, así que no me queda enfrente más que la subida en sí. Está más o menos como la recordaba, con las complicaciones en la parte final aunque se requiere fuerza y poder de tracción en las gomas para avanzar con seguridad, y yo no llevaba ninguna de las dos hoy.

Me ha faltado por mirar el desvío que va directo al hito que por lo que parece es más pista que por donde he subido yo, más sendero aunque un poco más corto. Fuera camiseta de manga larga allí porque no era compatible con el día tan radiante que estaba disfrutando y como el sendero sigue tirando hacia arriba no era cuestión de ir aún más fundido.

Paso la pared y retrocedo unos metros hasta encontrar el inicio de la bajada y me ha pasado como cuando fui caminando, que te pasas el desvío y bajas por donde no toca aunque esta vez no he tardado tanto en darme cuenta y rectificar para volver al punto correcto. Ahora me tocará ver las cosas diferentes de cuando vas con los pies en el suelo pero la verdad es que si no vas concentrado y animado sigues yendo con los pies en el suelo, mejor animado para que las dificultades se conviertan en oportunidades; tampoco es que sea muy complicada pero se necesita técnica de la buena para sortearla, sobre todo ese primer tramo expuesto, después, al entrar en el bosque y quedar encajonado es prácticamente recto aunque tampoco fácil.

Y sin más percances que mi propia ineptitud me he presentado en la pista principal, cerca del cementerio de la Vileta y hago la pausa pertinente, nada, una barrita y a seguir. Próximo objetivo, la vieja cantera de Son Quint (hoy vamos de canteras) y para ello correteo por las pistas de la zona en dirección a Pinar Park, antigua urbanización creada como lugar de ensueño por el propietario de esos lugares hace ya muchos años. Ya he llegado y enfilo la carretera de acceso y en la barrera de entrada me encuentro a dos ciclistas que también suben, uno de ellos con muy pocas ganas por cierto.

El lugar está limpio porque hace unos años era un simple estercolero debido a lo retirado del sitio pero parece ser que ahora al tener que circular por el golf ha retraído un poco las ganas de ir a dejar los escombros allí, un candado no era obstáculo suficiente para disuadir a los infractores, de todas maneras puntos de descarga no faltan repartidos por nuestra geografía. Un poco más arriba paso a otro ciclista que tampoco me saluda y es cuando empiezo a oir música, pero vamos, que ni en un concierto está a ese volumen. Parece que se ha congregado una peña allí a escuchar música y no debe ser la primera vez. También veo a otros bikeros merodeando por la zona y aunque reconozco a uno y le saludo él no me conoce y se da el piro, muy concurrida está la cantera, ya te digo.

Yo me largo por la pista que arranca del fondo del hoyo y doy dos pedaladas, no más, aquello es impronunciable, pues nada, bicicleta al hombro y per amunt. También oigo voces en la explanada de arriba, hay unos cuantos practicando la escalada en las paredes de la trinchera de acceso a la cueva a las que no recuerdo haber entrado pero sí pasado por allí aunque por lo que sé vale la pena entretenerse en ello, tanto es así que se remodelaron los accesos y el paseo por el interior para los visitantes, aunque de eso hace ya muchos años, allá por los tiempos de la República. Las cuevas del Pilar les llaman.

Me queda un tramo roto de subida hasta empalmar con la bajada y percibo voces, se trata de ciclistas de verdad, está Toni, el cronista oficial de los Tiratira con otro compañero y algunos otros que ya van bajando. Nos quedamos unos minutos de cháchara hasta que parece que no queda nadie más y enfilamos el tramo final de esta bajada, la más rápida y la menos complicada. Esta bajada también la recorrí andando no hace mucho y la parte de arriba sigue siendo un trazado de cuidado, los cinco sentidos pueden quedarse cortos, en cambio la segunda parte es mucho más segura aunque tampoco es una autopista ni mucho menos pero no sé si ha sido solamente el entrar en contacto con el grupo amigo que me ha levantado la moral hasta el extremo de querer soltarme en la bajada y disfrutarla de pe a pa aún a pesar de hacerla en solitario. Serán cosas de la autosugestión.

Ellos se han ido por la pista y yo he seguido por el sendero que empalma con el carril del golf ya sin dificultades, después ya solo ha sido una vuelta típica por la pista y justo salir al asfalto pillar el carril bici. Lo que pasa es que muere en Son Roca y, o bien cruzas por el parque y el campo para salir por el polígono, o callejeas por la Vileta para coger el carril en Son Moix, y esto es lo que he hecho y una vez pillado, hasta casa saboreando el estreno y pensando ya en hacer cuanto antes la otra bajada larga que me queda pendiente por esos lares.


De dos en dos

Hace ya unas semanas recibí un mensaje a través de Wikiloc en el que se me pedían unos consejos sobre unos itinerarios de la isla, no tengo inconveniente y me pongo a redactar lo solicitado, pim, pam, pim, pam, intro y zas, mensaje de fallo en pantalla, resulta que no hay un correo de respuesta para remitírselo.

Como que el silencio en la red puede interpretarse de maneras muy diversas presupongo que si no recibe respuesta en plazo breve no insistirá y buscará la información por otras vías así que prefiero hacer una gestión con el administrador de Wikiloc por si se trata de un error suyo y me contesta que no, que ellos se encuentran en la misma tesitura y que les es imposible ponerse en contacto con ese usuario. Abandonada esa vía intento otra, una simple búsqueda en algún buscador de referencia y aunque no veo una alusión clara al personaje al menos me aparece un correo que, tras una comprobación personal, resulta ser el de la persona en cuestión y las siguientes conversaciones ya se desarrollaron por ese conducto.

En resumen diré que se trata del representante de un grupo de bikeros de Eivissa que iban a venir a pasar el fin de semana largo aquí y querían disfrutar de tres intensos días de ciclismo y quería resolver algunas dudas sobre las rutas que había elegido para no llevarse chascos de última hora sobre el terreno y le contesté que si estaba en mi mano le ayudaría.

Y como de un punto vas pasando a otro y bajo sus requerimientos diseñamos unas cuantas rutas que podrían irles bien. En un principio me decanté por rutas largas con el menor porcentaje de asfalto y pateo posible, quería ir un poco a lo seguro ya que no tenía ni idea del tipo de mtb que practican ni cual era su estado de forma, por alargar que no quede ya que se puede recortar según necesidad.

Y así quedaron las rutas elegidas tras varios intentos, Comuna de Bunyola + Castell d'Alaró; Boal de ses Serveres + George Sand y Cingles + Barranc de Biniaraix o Costera. Yo daba aquí por finalizado mi papel en esta película (el guionista solo suele salir en los créditos) pero Javi insistió en que debía acompañarles en alguna de las rutas. Me lo tuve que pensar, el sábado me iba bien y ellos eligieron hacer la Comuna ese día, pues vale, subo con ellos, bajo hacia Coanegra y me despido de ellos en el cruce del Clot des Guix que seguro que ya habré tenido más que suficiente.

Debido a los horarios de viaje quedamos en Bunyola a las diez y media nada menos, y aún así casi llego tarde. Lo que es seguro es que llegué el primero y veo aparecer a Julián MIR con la bici nueva. Ha llegado con el vehículo por un problema de última hora con las cubiertas pero el resto del grupo viene rodando desde Palma y copón, es verdad, ya que al poco nos congregamos por allí casi un quincena de bikeros.

Tras marcharse todos vuelvo a quedarme solo y ya me planteo de verdad si los ibicencos se han perdido porque por allí no aparecen, tengo que ir a buscarles pues. Me dirijo hacia el pueblo y los encuentro descargando bicis y ultimando los últimos detalles, tras la comprobación de rigor de que efectivamente son ellos la vista se me va hacia las máquinas y una a una voy comprobando que no hay ninguna que no sea 29”, monturas y bikeros puro mundo rally, ni mochilas ni protecciones aparecen, solo botelleros y alguna bolsita para una cámara no más. Madre mía, me van a dar pal pelo, pensé yo, que sea lo que dios quiera.

En la subida nos fuimos poniendo al día sobre los temas que nos ocupaban y casi sin darme cuenta estábamos en la barrera del comellar. Hago la proposición y es el que eligen, con acierto total porque aparte de las bicis que puedan llevar también disfrutan plenamente de los caminos y la naturaleza. Seguimos pues hacia el penyal donde soy incapaz de hacer la dressera montado, muy mala señal ya que es uno de los puntos que tengo de referencia, y seguimos hacia arriba y cuando llego ya no están, creo que es la primera vez que veo a alguien llegar arriba y no parar, sin palabras.

Estamos en el cruce de la cabra y aunque alguno es reticente a pelearse con las rocas por mayoría se decide ir. Mejor bajar un poco el sillín, se me ocurrió comentar, no, no, va bien así; que no tengo la llave; no hace falta, fueron algunas de las respuestas que obtuve, pues nada, al lío, y sin problemas, al final todos contentos, y vimos a los últimos MIR salir del paso de la cabra, estaban cerca, de hecho la bravata que le tiré a Sito de que los cogeríamos se cumplió en el depósito aunque no me lo esperaba ni yo. Paramos allí los dos grupos para comprobar el estado de las máquinas, reponer algunos elementos, tomar alguna foto, charlar un ratito y poco más. Yo estaba contento de poder aprovechar esta salida para volver a pisar territorio conocido pero últimamente apartado de mis planes.

Salimos de allí para coger la bajada hacia Coanegra una vez levantada la restricción y dispuesto a saborearla de principio a fin. Respecto a ellos no tuve que darles indicación alguna, la bajada les gustaba y solamente paraban de tanto en cuando por si alguno se retrasaba pero en general bajábamos bastante espaciados y sin molestar. Pasamos a Miquelet que había pinchado y nos despedimos del resto de MIR en el torrente ante la tardanza de estos para bajar (tranquilos, lo hicieron), a nosotros (ellos) les quedaba una dura subida hasta el coll de s'Era pero, y sorprendiéndome a mí mismo, decido hacerla, quiero hacerla, la bajada me ha sentado bien y estoy muy animado, solo espero que sea la decisión correcta.

Estamos subiendo por la parte que aún se puede ir montado cuando se produce la avería, rotura de cadena y como tienen todos los aperos necesarios, les digo que me avanzo y que ya me pillarán. Paso la zona de pateo y los voy oyendo que se acercan, más bien oigo a dos grupos, unos que se acercan y otros más lejos y efectivamente se acercan dos y me comentan que también ha habido un pinchazo pero que ya están en ello. Lo cierto es que el tiempo va pasando mientras charlamos y uno decide bajar andando a ver qué está pasando, como tampoco vuelve el compañero también acude a interesarse y me quedo de cuidador de bicis hasta que aparece todo el grupo, la p... válvula mal roscada y pegada que no quería salir, y sin unos tristes alicates para hacer fuerza.

El timing se ha ido al carajo, vamos a bajar al pueblo a ver qué se decide, si se come, si no, si se sube al castillo, si no, ya veremos. Al llegar al pueblo y dejarme la mitad de las pastillas en la bajada deciden comer de plato, son las tres, ha pasado el tiempo que no veas, insisten en que me quede con ellos y después que haga lo que quiera y así lo hago.

El tema del horario y el kilometraje les choca bastante porque llevamos una media de miseria, averías aparte, pero empiezan a comprender que por el tipo de terreno que hemos circulado poca cosa más se podía hacer. Tienen ganas de subir al castillo y calculo que tienen tiempo suficiente para completar la ruta si vuelven a Bunyola por carretera desde Orient, la ruta original, la vuelta por Coanegra, se la desaconsejo.

Y es lo que se hace, yo vuelvo a Bunyola solo por carretera y ellos suben al castillo, después me han comentado que también han vuelto por carretera y con el tiempo justo antes de empezar a anochecer pero que aún así han disfrutado la ruta plenamente.

Pues eso, fin de semana atípico, disfrutando del mtb con nuevos compañeros con los que te une esta nuestra pasión y las ganas de compartirla. Hasta siempre!.


Por la vía muy directa

Después de unos días de lapso en los que nada se ha hecho me decido a volver a montar y tras comprobar que la peña se encuentra concentrada en el día de reflexión que va a dar paso a la prueba del domingo en Cala Falcó no me queda más que plantear una salida de uno solo (y mientras lo escribo va sonando Instinto Humano, de Chambao, solo uno, solo tú, madrugada verde, cobijo en el sur...), cosas que pasan.

Me propongo hacer algo de kilómetros y a la vez, algo de altura, pues nada, Comuna de Bunyola, pero para no perder tiempo en la aproximación, por la vía directa, o sea, la pestosa? carretera. Pestosa, seguro? Si ni siquiera existe esa palabra, entonces, ¿porqué todo el mundo que circula con ruedas gordas se empeña en utilizarla, por mimetismo, quizás?, cosas que se dicen.

Como en estos recorridos tienes tiempo de pensar he decidido cuando llegue a Bunyola intentar subir por el camino viejo todo lo que pueda a ver que tal se me da, y sobre todo, qué tanto por ciento se puede rodar y calibrar si vale la pena o no. Y diré que la primera parte, sí, sobrepasas la barrera de entrada a la comuna con tan solo tres tiradas ciclables pero a partir de allí el camino está en peores condiciones y aunque se podría enlazar algún tramo más quizás el esfuerzo no valga la pena. Supongo que los que subían pensarían eso cuando me veían aparecer de repente en alguna curva.

Paso la barrera del comellar y sigo por el asfalto y ahí noto que voy de lado, la rueda de delante se está vaciando y debo parar, tres pinchos le saco, todos en la misma cubierta, sustituyo la cámara y sigo. Cuando llego al final del tramo asfaltado salgo de la vía para ir a ver unos caminos y comprobar si pueden ser considerados como tales, tal vez el primer centenar de metros sí pero después ya no, ni siquiera teniendo el trazado marcado con hitos y cintas y el suelo despejado y así, tras pasar por un tramo rocoso y con numerosos árboles caídos doy vuelta atrás, no es terreno apropiado para la circulación rodada.

Me quedo en un cruce que he visto antes y por ahí sí se puede rodar, no mucho porque acaba rápido, tan pronto como se empieza a avistar la fondalada de la coma gran. Oigo voces que vienen tras de mí y me pasa un grupo de turistas armados con mochilas y cuerdas que se dirigen hacia abajo, “vamos a escalaaaar”, me explica uno de ellos, el único porque los demás eran mujeres, excepto también el primero que tenía pintas de ser el guía (indígena) del cotarro pero como no abrió el pico no podría asegurarlo.

Y aunque por unas vagas indicaciones sabía que por alguno de estos senderos se puede bajar hasta abajo no quise averiguar cuál de ellos era ya que la mayoría deben ser simples aproximaciones a las rutas de escalada de la zona, así que me fui por donde había venido con la curiosidad satisfecha en ese aspecto y dirigiéndome directamente a cas Garriguer porque quería comprobar otra cosa con el forestal que había visto subir antes con el todoterreno.

Efectivamente estaba por allí haciendo algunas faenas de mejora en el porche y le pregunté por la situación de los caminos de la zona, a saber, el del Grau, Coma gran y Cocó Peguer, y estas fueron sus respuestas.

Camí des Grau. Está prohibida la circulación, de hecho ya lo estaba desde hace tiempo aunque algunos se empeñaran en creer lo contrario, la señal colocada en su inicio así lo indicaba. ¿Quién puso la señal? El Consell, ya que fue este organismo el que restauró el camino y pretende supuestamente que dure en ese estado muchos años, por tanto el personal del ayuntamiento ni pincha ni corta en ese asunto.

Coma Gran. Vuelve a estar abierta. Como sabemos tuvo unas restricciones de paso ciertos días de la semana en los periodos de mayor afluencia de senderistas. Se cerró a iniciativa del jefe de los forestales del ayuntamiento aunque en la práctica no se pudo impedir que los ciclistas siguieran bajando y ante tal evidencia parece que la iniciativa no va a tener continuidad en el futuro.

Cocó Peguer. Como sabemos había señales prohibiendo el paso tanto en la comuna como en el torrente de Coanegra colocadas por la Consellería de Medio Ambiente durante el periodo de cría de la milana, medida que supongo se repetirá periódicamente.

Alguna vez he comentado algo sobre las dudas que tengo respecto a la toponímia y el trazado de este camino. Sobre el nombre he seguido conservando este aunque parece que no se corresponde con su emplazamiento físico y respecto al trazado desde siempre me ha parecido que el camino propiamente dicho, o sea, el construído, no llegaba arriba, y me refiero a las pistas de la comuna. Esta idea me la ha confirmado el garriguer cuando me ha dicho que ellos tampoco se inmiscuyen en ese asunto porque prácticamente la finca pública acaba al final de la primera bajada y después se adentra en Son Pou, siendo pues un camino de circulación estrictamente privada por el interior de la finca que con el tiempo llegó a comunicarse con la Comuna debido al flujo de senderistas, no por otra cosa.

Después de satisfacer debidamente mis curiosidades no me quedaba otra que volver, no apareció nadie montado por allí, solamente otro grupo de excursionistas y este también me pareció un grupo organizado, me quedé con la duda, a decir verdad, de saber si se les habría cobrado la tasa correspondiente por actividades de empresa, y así, sin más preámbulos bajé por la Coma Gran y desandé rápidamente el camino que había recorrido unas horas antes por la vía directa.


Sollerando

Bueno, pues como venía diciendo, no me esperaba gran cosa para el sábado hasta que recibí una llamada informándome de los planes de “unos petados”, esas fueron sus exactas palabras, y solo puse como condición que esa apreciación fuera absolutamente cierta, para equiparar niveles, se entiende, no es que quisiera sentirme el rey del mambo al frente de la orquesta ni mucho menos pero tampoco el niño de los timbales.

Puestos de acuerdo en el primer y crucial punto ya poca cosa quedaba más que discutir, ellos habían pensado la ruta y aunque me dieron algo de coba respecto a ese tema la decisión estaba ya tomada, de todas maneras tampoco negaré que la adulación a veces alimenta más que un par de buenos bocadillos de jamón y queso.

Bien, a hora temprana del sábado ya estamos listos, de camino al punto de encuentro sobrepaso al nutrido grupo de la Secta en pleno calentamiento que se dirige hacia el coll de Sóller rumbo a quién sabe donde. Yo llego a sitio y debemos esperar al último componente (de tres) que viene retrasado lo cual no me supone ningún inconveniente por si alguien lo duda.

Tras su arribada nos apañamos todos y todas en el mismo vehículo y nos dirigimos a Sóller, un espacio natural privilegiado, un gran lugar para practicar mtb de cualquier especialidad. Y eso mismo debían pensar todos los que se iban acercando hasta allí, morci-bikers, bous y otros grupitos pululaban por las inmediaciones en pos de unos momentos de satisfacción. Coincidimos en la misma ruta los morcis y nosotros y aunque salieron antes los cogimos en el pujol d'en Banya, después fuimos juntos hasta la era de Can Prohom aunque despreciaron el tramo de Can Jeroni Gros y optaron por la comodidad de la pista (tal afrenta a la dificultad no puede quedar sin relatar).

En la era empezaron los preparativos para el descenso, los míos no porque nada llevaba, mi duda era si ir por el bosque o por el camino oficial GR. Cruzar el bosque era la opción pensada por nosotros, no se sabía en qué sentido, pero rápidamente optamos por ir directos a Deià. Salí el primero para no quedar al menos muy retrasado al final y no me cogió nadie a pesar de que rodaba bastante prudentemente.

Mis compañeros venían detrás porque en algún momento me dieron algún grito en algún cruce y mi respuesta los encaminaba en la dirección correcta. Los morcis sabiamente habían dejado hueco suficiente con nosotros para no toparnos casi hasta el final y además Joseba tuvo una caída que se supone que los retrasó aún algo más, así que tuve que esperar unos cuantos minutos antes de que aparecieran.

Al salir a la carretera volvimos todos juntos hacia Sóller y Joseba y yo nos adelantamos unos metros del grupo al apretar un poco el ritmo y picar de paso a un carretero que, al parecer, no veía nada claro cómo podíamos subir con “esas” bicis a “esa” velocidad. Si tú supieras, amigo, si tú supieras...

Cruce de Alconàsser y hacemos un poco de asfalto hasta el desvío de Muleta Gran y rodamos un poco más allá hasta el otro poste y ahí me paro, hoy vamos a ir al faro y es porque aún lo tengo pendiente. ¿Qué queréis que os diga? No he estado en todos lados pero hoy caerá otro camino al que le tenía ganas, no es solo el hacer por hacer.

Me habían dicho que era pedregoso pero eso es quedarse corto, es sumamente pedregoso, un camino muy incómodo de pasar pero al mismo tiempo y sobre todo encima de una bicicleta, un gran reto el mantener el equilibrio y la velocidad. Llegamos al refugio de Muleta y alguno sacó hasta el bocata, yo me conformé con alguna barrita y no faltaron algunas fotos, tanto allí como en el faro, un lugar donde es imposible no querer inmortalizar el momento.

El grueso de la ruta estaba ya consumido y tras bajar al puerto lo más fácil hubiera sido volver por Binidorm, por eso lo complicamos un poco más y nos fuimos a recorrer el camí vell, del que recordaba su último tramo en bajada pero no así su longitud y efectivamente no dimos ni una pedalada en ese tramo hasta bien pasado el túnel. Después sí, en el tramo de Son Llampaies, pudimos pedalear a gusto.

Tras aparecer por el camino de carro y coronar el coll d'en Borrassar ya el resto sería coser y cantar y aún así hubo quién se despistó por el camino de carro mientras otros bajábamos por el sendero y hubo que esperarlo en la carretera que fuera acertando en la dirección correcta.

Después callejeamos un poco por l'Horta para ir a cruzar el torrente por el pontarró y volver al carrer de sa Mar para ir subiendo hacia el convent y salir a la carretera justo al lado de los vehículos.

Pocos kilómetros, poco desnivel, no son números de escándalo pero se agradece el poder compartirlos con esos compañeros que saben apreciarlos igual o más que tú, porque el mtb no es solamente el circular por un camino de una forma más o menos rápida o divertida, tu radio de satisfacción abarca más terreno, incluye más variables, y eso al final del día se nota y se desea para el siguiente.