No es muy montañero pero permite una salidita vespertina, de esas de no parar. Si salgo sobre las siete puedo ir hasta el final del Arenal y volver a plena luz, y aún me da tiempo de hacer el carril del Paseo Marítimo. Tiene sus ventajas; no necesito muchos preparativos y como lo tengo cerca, no tengo que cruzar la ciudad para llegar a la montaña. Se trata solamente de dar pedales lo más rápido posible, nada de paseos, aprovechando las ventajas del ambiente marino y que el recorrido es de una sola pieza, es decir, contínuo desde el puerto hasta el Arenal. Ésto es una gran ventaja. Lo que pasa es que no es una pista de carreras. Te encuentras todo tipo de personajes con cualquier medio de locomoción o sin él. Mucha bici de paseo, algunas de carretera, bicis plegables y alguna tuneada. He visto hasta sillas de inválido motorizadas. Todos ellos entran dentro de la normalidad y se asume.
Pero hay un nutrido grupo de gente que lo utiliza que no va pedaleando sino corriendo. Según ellos “es para esto”. Los carteles indicadores no lo demuestran. Solamente hay pintadas bicicletas en los dos sentidos y en el suelo una señal de prohibido peatones (no sé sabe si caminando o corriendo). Para mí está claro, el carril debe significar una separación física real entre los ciclistas y transeúntes, vayan o no corriendo o patinando.
Los patinadores tienen aún más peligro. Algunos son novatos y patinan abriendo mucho las piernas ocupando los dos carriles en un vaivén descontrolado; y si además lleván la musiquita puesta ni se enteran de que estás detrás. Alguno ha encontrado la solución perfecta: ir en sentido contrario, así te ve venir, pero eso no significa que se aparte, sino todo lo contrario. La verdad, hay que ser gilipollas de remate. El problema es que en el tramo comprendido entre el Molinar y el Bar Pesquero, las señales son diferentes. Se incluyen los practicantes de jogging. Son ganas de indignar al personal con la acera tan grande que hay. Si quieres ir un poco rápido hay que estar siempre al tanto de todos los que se te van cruzando por el camino. No me gustaría sufrir o provocar un percance ya que no nos asiste ningún tipo de seguro deportivo, aunque tampoco estoy seguro de que sea realmente necesario. Por eso quería confirmar de viva voz qué ventajas puede suponer sacarse la licencia ecológica de la Federación de ciclismo. Y digo esta porque las demás creo que exigen la pertenencia a un club.
Pero hay un nutrido grupo de gente que lo utiliza que no va pedaleando sino corriendo. Según ellos “es para esto”. Los carteles indicadores no lo demuestran. Solamente hay pintadas bicicletas en los dos sentidos y en el suelo una señal de prohibido peatones (no sé sabe si caminando o corriendo). Para mí está claro, el carril debe significar una separación física real entre los ciclistas y transeúntes, vayan o no corriendo o patinando.
Los patinadores tienen aún más peligro. Algunos son novatos y patinan abriendo mucho las piernas ocupando los dos carriles en un vaivén descontrolado; y si además lleván la musiquita puesta ni se enteran de que estás detrás. Alguno ha encontrado la solución perfecta: ir en sentido contrario, así te ve venir, pero eso no significa que se aparte, sino todo lo contrario. La verdad, hay que ser gilipollas de remate. El problema es que en el tramo comprendido entre el Molinar y el Bar Pesquero, las señales son diferentes. Se incluyen los practicantes de jogging. Son ganas de indignar al personal con la acera tan grande que hay. Si quieres ir un poco rápido hay que estar siempre al tanto de todos los que se te van cruzando por el camino. No me gustaría sufrir o provocar un percance ya que no nos asiste ningún tipo de seguro deportivo, aunque tampoco estoy seguro de que sea realmente necesario. Por eso quería confirmar de viva voz qué ventajas puede suponer sacarse la licencia ecológica de la Federación de ciclismo. Y digo esta porque las demás creo que exigen la pertenencia a un club.
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