Una nocturna sin luces

La semana pasada me apunté a la salida vespertina de los jueves con los compañeros. El grupo no suele ser numeroso casi nunca en estas nocturnas, y más en verano, donde hay más compromisos y desplazamientos, pero ese día coincidimos con Chus y tres compañeros suyos con lo que se formó un buen grupito. En principio, ellos tenían la intención de volver a Bunyola sobre las nueve, a fin de no utilizar las luces, y me venía al pelo con el plan que me había propuesto.

Así, subiendo tira tira, ya no nos metimos por el comellar y seguimos hasta arriba por la pista. La verdad es que una subida masiva por esa pista la haces sin enterarte. Tienen más peligro los incidentes entre participantes que la misma ruta; sino que se lo digan a Fibras que casi se nos cae abajo en un encontronazo con varios compañeros; menos mal que unos cuantos brazos lo sostuvieron. Atacamos las rampas de la drecera del Penyal d'Honor y las últimas de la pista (las recubiertas de resto de pino) donde algunos las veían interminables. En el desvío de la cabra nos despedimos. La verdad es que hubiera quedado atrasado con la gente que se quedó: Fibras, Nando, Tomeu y Jromán, pero esa no era la cuestión, es que no llevaba luces y no quería hacer las bajadas que tenían previstas sin ellas. Ya el jueves pasado las hice y llegamos abajo de la trialera justo con la visibilidad suficiente para finalizar. En la de esta semana, al ser un poco más larga, hubiera llegado a oscuras.

Entonces bajé con Chus y compañía. Volvimos a la Caseta des Garriguer por la trialera, que hacía tiempo que no había hecho, y la encontré más ancha y muy rápida. Creía que bajarían por la Coma Gran, ya que creo que daba tiempo de bajar la zona de bosque con suficiente visibilidad, pero optaron por la pista, donde algunos se dedicaron a buscar algunos rectos entre curvas ahora que está tan limpio y despejado.

Para mí fue un buen entreno, una buena forma de acabar el día, y aunque no hubiera comido a mediodía por motivos de trabajo, me encontré bastante bien. Una ocasión de saludar y “competir” con los colegas y conocer a otros que también sienten la misma pasión que uno.

He podido saber a posteriori que hubo percances en el otro grupo; en concreto la caída de uno que no llevaba luces, en la última parte de la trialera de la Carena de la Coma den Buscante (la de los tres km. para entendernos). Las consecuencias no son graves, al parecer. Dos dedos como dos buñuelos pero creo que sin rotura grave. Más en el ánimo que en el cuerpo ya que está en plena recuperación de un problema de pinzamiento que le mantuvo apartado de la bici y bastante dolorido durante una temporada.


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