Cala Pi

Segunda quedada que se ha realizado hasta la fecha, esta vez organizada por los Llucmabike, aunque al parecer sugerida por los Maifren en su día. Lo que pasa es que no se ha presentado nadie de ese grupo al no poder venir el instigador de este evento. Ellos sabrán. El que sí ha venido ha sido el organizador de la primera, Emilio Capote. En cuanto a grupos la presencia más notable ha sido la de los Bous Bufats, que deben ser muchos porque cada vez que coincidimos me encuentro algún conocido nuevo. L'Amo Andreu ha movido ficha y ha venido, en contra de lo que había anunciado. De Llucmajor ha venido bastante gente y de Palma me ha extrañado no encontrar a nadie de los Tiratira. Otros sí sabían que no venían. Xim, de Webbalear y algunos compañeros suyos sí estaban. Y de Sa Pobla han venido los que no suelen fallar. Jauja y señora (la única señora) también estaba, gente de Campos y bastantes del grupito que solemos salir juntos, hoy de Fumigados, nos hemos dejado notar. Se que me dejo a gente pero los podéis ver a todos en la foto de grupo que nos hemos hecho antes de partir. De todas maneras de lo que se trata es de pasárselo bien con los que vienen y no quejarse de los que no han venido ya que tampoco había ninguna obligación de hacerlo.

Supongo que bastante más tarde de la hora anunciada hemos salido hacia s'Estalella, casi todo por pistas amplias arenosas sin dificultad por dentro y fuera del pinar donde algunos iban ya estirando el pelotón. Se sigue rodando en campo abierto pero cómodamente por la zona hasta llegar a los primeros viales de Vallgornera donde recorremos las largas calles hasta llegar a la carretera de acceso a Cala Pi para ir a parar al cruce de la carretera de Cabo Blanco. Quedan dos largas rectas tirando hacia arriba para llegar al desvío del faro donde se han formado varios grupos muy estirados. Aquí es donde voy a poner mi “pero” sin ánimo de polemizar. No conozco para nada la zona pero es muy posible que se hubiera podido escoger otras opciones para obviar la carretera a través de caminos rurales y no tan rurales porque parece ser que existe una red de pistas o viales antiguos de una antigua urbanización que no llegó a cuajar.

Y digo sin polemizar porque esa no es la intención de este comentario, más que nada es porque fue precisamente en el tramo de carretera donde se hicieron patentes las diferencias entre los distintos niveles de entrenamiento (o la falta de él) de los bikeros y dio lugar a una larga espera que seguro no se hubiera producido si se hubiera ido fuera del asfalto. Es más, alguno comentó que los que faltaban habrían tirado por alguno de esos caminos, cosa extraña, porque de lo que se trataba era de acortar.

Antes de llegar al faro saltamos una barrera para bordear un enorme campo de cultivo y volver a salir de él saltando otra pared con rejilla pero con un hueco dejado aposta para poder pasar con facilidad y no romperla. Desde el faro hay un sendero costero marcado con hitos que circula sobre el roquedal y allí es donde se nota con claridad lo que puede hacer una bicicleta con doble suspensión. Pedalear siempre de sentado conservando la tracción en todo momento; y eso es lo que he hecho. No era difícil observar cómo se desenvolvían en ese terreno las bicis semirrígidas porque había muchas, intentando buscar una trazada lo más favorable posible, por eso en cuanto me era posible las adelantaba.

He aquí que ha llegado un momento en que me he encontrado sin nadie delante y me ha parecido ver que el resto se desviaba hacia la izquierda. Me ha extrañado porque iba siguiendo los hitos pero he continuado sin parar. Oía a alguien detrás de mí pero no he sabido quién era hasta que he clavado la rueda de delante en una roca y me he ido al suelo, entonces ha hecho un comentario. Era Pepe, pero no sabía si venía alguien más concentrado como iba en buscar un paso factible entre las rocas. En una de esas me ha pasado Pepe y yo he estado a punto de caer otra vez. Me he parado un momento para bajar el sillín y al dar la vuelta a un pino bajo me encuentro a Pepe parado y con evidencias de haberse caído. Tiene sangre en una ceja y encima del labio; se ha golpeado la cara en el suelo intentando bajar una roca escalonada. Por suerte parece más aparatoso que grave aunque esto tendrá que confirmarlo él (después me han dicho que también se quejaba de un golpe en una muñeca) y hemos podido continuar. Ya iba llegando el resto de grupo aunque es probable que algunos hayan tomado otro itinerario más alejado de la costa.

Hemos aparecido sobre Cala Beltrán, una desembocadura de torrente muy estrecha y coqueta justo en la entrada de Cala Pí y allí nos hemos vuelto a agrupar ya que algunos venían por el lado contrario de la cala. Al parecer habían costeado unos metros más. Hay una bajada que no conocía hacia la cala fácil de bajar andando pero que en bici es otra cosa. Solamente he visto tirarse a Potato y a Yarik y solo el principio. Después en las fotos compruebo que ha habido unos cuantos más atrevidos, los de siempre. Los comentarios, variopintos.

El agua no ha atraído a muchos y han sido solamente unos cuantos los que se han lanzado. Los demás, comiendo o reparando algún pinchazo. Me han dicho, y no lo tengo comprobado, que alguien se ha hecho bastante daño en una caída de parado después de subir las escaleras que dan acceso a la playa. Uno de los bous le ha hecho una cura de urgencia y se ha quedado esperando el rescate.

Aquí los grupos se han disgregado, algunos han partido antes para volver a sus puntos de origen, y todos volteaban por los viales de la urbanización buscando la barrera que da acceso al campo abierto. En la segunda pared dejo a mis compañeros y a los Bous Bufats que se van por pistas más interiores y me voy con Andreu por la zona costera. En la plaza ya había gente (y algunos que habrían ya partido) que recogía los bártulos y regresaba a sus labores. Me he despedido de los que estaban. Desde aquí me despido de los demás.

Esta ruta me ha gustado. Se ha reunido una buena peña con mil excusas. Muchas veces solamente ves a alguien en particular en congregaciones como ésta ya que es muy difícil poder compatibilizar horarios y vida privada con un gran número de compañeros. Otros, bastantes, también lo ven así y no quieren que la idea decaiga. Y también ha servido para demostrar que no todo el mtb se hace en la montaña, que aunque por los datos y perfiles puede parecer una ruta de globeros sobre el terreno es otra historia. Circular por terrenos arenosos y rocosos exige mucho esfuerzo y al final se acaba notando. Y cuando hay una pista llana no hay nadie que no de pedales, o sea que de globera nada, pero cada uno sacará sus conclusiones sobre lo que espera de una ruta o de si mismo.

Mis felicitaciones al grupo de Llucmabike y a todos los que la han hecho posible.