Me había quedado con ganas de más el sábado, me faltaba la competencia y un itinerario de nivel, aunque los resultados fueron bastante buenos. Por eso me planteé volver a salir el domingo unas horitas. De hecho podría haber formado parte de algún equipo para disputar las nosecuantas 4 horas pero no me apetecía. Lo hice una vez con los Toys y fue una grata experiencia, físicamente no tuve problemas para acabar y el circuito no tenía excesivas dificultades para mi bici pero, aunque en conjunto fue una buena tarde, no he vuelto a repetirla.
Pero tampoco quería salir solo otro día así que me apunté a la salida de los bous, y vaya si había ganado con muchas caras nuevas. Parece ser que se ha apuntado con ellos un grupo de peninsulares con muchas ganas de aprender y conocer la isla a lomos de una máquina. Buena gente. Hicimos solamente una rutilla por las cercanías en plan relax aunque a algunos les pareciera bastante dura. Y si me quedé con ganas el sábado con más me quedé el domingo, la trialera de la cantera me susurraba, “ven, ven a por mí” pero no estaba el grupo para tracas así que no insistí porque de todas maneras tampoco la habría bajado. Ni siquiera la parte final por el valle del silencio consiguió elevarme la adrenalina, está visto que tendré que esperar la llamada del mecánico para poder curarme este mal.
A la vuelta, cuando ya iba solo, me encontré con Carlos que también había salido a probar la bici después del arreglo del basculante y parece que ha sido satisfactorio. Con unas cuantas salidas se vuelve a recuperar la confianza en la máquina y se rueda liberado de congojas.
Para el sábado que viene iremos a Sóller unos cuantos a dar unas vueltas por ahí, seguramente para bajar el barranco, aunque puede haber algún cambio de última hora, dependerá de los estados de ánimo de ese día. Espero que no me la hagan perder los del Decathlon.
Pero tampoco quería salir solo otro día así que me apunté a la salida de los bous, y vaya si había ganado con muchas caras nuevas. Parece ser que se ha apuntado con ellos un grupo de peninsulares con muchas ganas de aprender y conocer la isla a lomos de una máquina. Buena gente. Hicimos solamente una rutilla por las cercanías en plan relax aunque a algunos les pareciera bastante dura. Y si me quedé con ganas el sábado con más me quedé el domingo, la trialera de la cantera me susurraba, “ven, ven a por mí” pero no estaba el grupo para tracas así que no insistí porque de todas maneras tampoco la habría bajado. Ni siquiera la parte final por el valle del silencio consiguió elevarme la adrenalina, está visto que tendré que esperar la llamada del mecánico para poder curarme este mal.
A la vuelta, cuando ya iba solo, me encontré con Carlos que también había salido a probar la bici después del arreglo del basculante y parece que ha sido satisfactorio. Con unas cuantas salidas se vuelve a recuperar la confianza en la máquina y se rueda liberado de congojas.
Para el sábado que viene iremos a Sóller unos cuantos a dar unas vueltas por ahí, seguramente para bajar el barranco, aunque puede haber algún cambio de última hora, dependerá de los estados de ánimo de ese día. Espero que no me la hagan perder los del Decathlon.