Rafaubetx

Vamos a ver si esta semana se aclara algo el tema de la bici porque estoy ya un poco más que mosqueado. No sé cuál es el problema real que tienen entre delegaciones, unos dicen que es la rueda, otros que el basculante, y así estamos, compuesto y sin novia. Siguiendo con el símil se podría decir que tengo una amiga, pero está flaca y en lugar de botas lleva chanclas y claro, así se cansa antes y es difícil sacarla a pasear por según dónde. Tengo que buscar caminitos que le vayan bien y no proteste mucho. Además esta semana he estado algo cansado y el cuerpo no me pedía trepar a las alturas, así que me decidí por tirar más a lo largo que no a lo alto.

Iba a salir solo así que tranquilo me lo tomé y más que enseguida que estuve montado ya noté que no habría lugar a florituras, o sea, un desarrollo cómodo y tira millas. Un día precioso, casi caluroso a primera hora, aparecía ante mis ojos a medida que iba comiendo metros en dirección a Porto Pi y Cala Major. Una vez entras en Calvià y su inmenso paseo pues que aún te relajas más ya que sales de la circulación rodada y solamente debes preocuparte de algunos caminantes que te puedas cruzar y a esa hora eran más bien pocos, y ciclistas menos aún.

¿Dónde llegaré? Quería ir a la zona militar de Rafaubetx por lo que me he desviado por el ramal de Magaluf hacia los parques acuáticos aunque uno de ellos está desmantelándose actualmente. A su lado aparece un palmeral tupido y un olivar, pero no son naturales, son la mercancía de los viveros Sa Porrassa que rodean casi por completo las casas que están en un ramal separado de la actual carretera. Estas casas siempre me habían llamado la atención porque en su jardín había un avión antiguo (no sé porqué me suena que era un DC3) reconvertido a sala de fiestas (o boite). Muy chocante. Esta gran finca, que liga su nombre al paso del Rei Jaume I en su conquista de Mallorca, ha ido perdiendo importancia y sobre todo terrenos en favor de la colonización moderna de la zona, donde hoy podemos encontrar parques acuáticos, colegios de lujo, pista de karts, gasolineras, bares, urbanizaciones y demás panoplia moderna, aunque también es el inicio de una extensa área virgen, la mal llamada “península de Calvià” que es lo que queremos explorar, en concreto la zona comprendida entre la urbanización de el Toro y la del Sol de Mallorca.

Esta zona es una enorme mancha verde en el mapa al sur de la carretera que continua hacia el Toro. Hoy en día existe el Gof de Poniente y los enormes campos de cultivo de Son Llebre y Can Vairet. Una carretera estrecha se adentra hacia el bosque y se dirige hacia Portals Vells con una urbanización que no llegó a cuajar pero que ha dejado un acceso muy fácil a estas playas donde en verano realmente se hace difícil encontrar un hueco libre. Y cuando iba por allí siempre me quedaba una duda, saber lo que había tras la barrera y el letrero de “Zona militar”.

Hoy en día se puede pasar, el cuerpo de guardia aparece desierto desde hace años, permaneció un retén después del desmantelamiento de la batería costera de Rafaubetx en 1996 aunque debieron retirarlo por aburrimiento. Además, esa zona está contemplada como Parque Municipal por el ayuntamiento de Calvià para uso y disfrute de los vecinos y foráneos. Sigue siendo de propiedad del Ministerio de Defensa y necesitará un plan especial que regule su uso, aunque, según tengo entendido, estos terrenos deben revertir a sus legítimos propietarios en cuanto dejen de tener el uso por el que fueron expropiados, o más bien, “dejen de tener uso”, que no es lo mismo.

El motivo por el cual algunos bikeros han rodado ya por allí es que existen unos túneles que comunican las distintas baterías de casi un kilómetro de longitud, pero mi objetivo no era ése yendo solo. Aparte de dar unas vueltas por la superficie y descubrir a toro pasado lo que allí se cocía quería llegar hasta la punta del Banc d'Eivissa, el cual solamente había visto de lejos por mar o por aire alguna que otra vez. Dando algunos rodeos he llegado hasta los acantilados de la cala de Rafaubetx a bastantes metros sobre el nivel del mar, más o menos por donde está hecha la foto de la entrada anterior y supongo que en la caseta que hay ahí se puede acceder ya a los túneles. Después, siguiendo las pistas interiores, he llegado hasta la vertical de la punta y he seguido el sendero que hacia allí se encamina. He continuado hasta donde he podido, hasta el lugar donde hay que realizar una desgrimpada por unos escalones bastante altos y con la bicicleta a cuestas no me he querido aventurar. La vista era privilegiada y el día en su mejor momento por lo que he aprovechado para comer algo y disfrutar del sol y del paisaje.

La verdad es que me ha costado levantarme, entre el cansancio que llevaba y la relajación que he pillado he entrado casi en un estado catatónico. Había que volver, y más o menos lo he hecho por donde había venido, con la salvedad de que he ido hasta las playas de Portals a echar un vistazo, algún grupito de guiris tomaba el sol por allí, unos más vestidos que otros. He comido algo en la Playa del Mago en la terraza del restaurante que se ha comido la playa y el torrente. Y después derriban Can Ganxo, menuda vergüenza!. Quería ver si era posible llegar hasta Cala Falcó por la costa pero después de dar unas cuantas vueltas por la urbanización tenía que sortear otra pequeña cala que aunque tiene un camino de acceso escondido por algún vial he preferido volver directamente a Palma recorriendo en sentido inverso el recorrido de la ida.

¡A ver si otro día acompañado nos metemos en los túneles y podemos llegar a la punta del Banc d'Eivissa!