No me había dado cuenta pero hace un año exactamente (jornada arriba, jornada abajo) hicimos esta misma ruta y el sábado, sin sospecharlo inicialmente, la repetí. Y digo sin sospechar porque no tenía plan establecido en firme aún con varios temas en marcha que no llegaron a concretarse y por tanto quedé a la espera de acontecimientos externos, pero poco más que la hora y lugar de salida supe al final del día aunque para mis adentros sabía que la ruta elegida no me iba a defraudar, como así fue.
Se queda a las nueve en Caimari, ni muy pronto ni muy tarde, voy solo pero salgo tarde de casa y tarde llego al punto de reunión, tan retrasado que si hubiera llegado un minuto más tarde no los encuentro y anda que estaba yo para ir a remolque. Sin problemas para esperarme unos minutos para acabar de montar el aparato y salir por patas, íbamos hacia Lluc y ahí mi cuerpo me pide moderación en los primeros kilómetros para tomar la temperatura de funcionamiento adecuada, aún así no soy de los últimos en llegar arriba pero con el grupo completamente estirado y fuera de la vista unos de otros y eso que solamente éramos cinco.
En el coll de sa Batalla estaba ya más o menos a tono y lo que hicimos fue bajar casi hasta Lluc para tomar el desvío de Son Macip, punto en el que el año pasado nos separamos Carlos y yo del resto por una avería mecánica y después hicimos nuestra ruta particular por unas pistas sin salida. Ahora se trataba de seguir la pista para enlazar con el camí vell que entra por la Font Cuberta, parece fácil pero Toni y yo nos desviamos en el primer cruce que encontramos al perder de vista al resto de grupo, pero rápidamente nos percatamos del error y volvimos sobre nuestros pasos para agruparnos en unos minutos.
En este tramo hubo una pequeña variante de la ruta porque una vez llegamos a la zona de la rejilla esta vez la seguimos durante un mayor trayecto sin desviarnos, haciendo un recorrido más ameno por las fuentes que nos vamos encontrando por el camino y aún así nos desviamos de la pista para enlazar campo a través con otra un poco más adelante que nos acerca al avenc de s'Espinal ya muy cerca de la era d'Escorca la cual debemos rodear por un deteriorado camino hasta enlazar con la carretera. Solamente cien metros de asfalto dirección Lluc separan el final de un camino del inicio del otro y en un segundo estábamos rodando a placer por una antigua carretera comarcal donde se iba repitiendo el esquema visto hasta ahora, en cuanto se podían dar pedales en condiciones me quedaba irremisiblemente atrasado aunque había agrupamientos frecuentes por si acaso me daba el aire y me perdía por la montaña. Parada forzosa para cambiar una cámara por otra sin agujeros y bajada rápida hasta las casas de Son Nebot, muy concurridas, en época de tondre, ya se sabe, se trabaja a destajo. Gente mayor que supuse de la casa nos dieron un poco de conversación y hasta me preguntaron de dónde éramos, una lástima no haber seguido la charla y haberle preguntado sobre algunas cuestiones sobre el lugar y su historia.
El tramo de asfalto hasta la Font des Noguer no iba a ser diferente de lo acontecido hasta ahora y aunque llegué con Toni hasta la salida del túnel éste, al ver la larga y plana senda de asfalto ante sus ojos, apretó los pedales de la Niner y me dejó atrás en un santiamén mientras yo seguía a lo mío, sintiendo la relajación que produce la visión tan cercana del agua embalsada siempre con gran contraste respecto al entorno, circulando cansinamente sin lograr establecer un pedaleo vivo. Me esperaron en la entrada del área recreativa y fuimos juntos solamente hasta el inicio de la primera rampa, después se repitió lo ya contado.
Pepe me esperó junto a la canal y aunque el trasvase estaba a pleno rendimiento el nivel del embalse inferior era altísimo. Que yo sepa nadie se tiró dentro. Volvimos a vernos todos en el cruce del camino que baja a Almallutx y empezamos a subir empujando la bici en los primeros metros aunque, una vez pasado el portillo, se podría decir que ya es ciclable, con cierta dificultad, pero lo es. Dificultad que va aumentado justo pasar el vado del torrente donde el camino se vuelve mucho más salvaje y pedregoso. No es imposible circular pero sí muy complicado, yo por mi parte no tenía el día en cuanto a sensaciones, no sé si es que no las llevaba conmigo o que mi forma física directamente me provocaba sensaciones bastante negativas. No lograba encadenar buenos tramos, ni subiendo ni bajando, aunque no dejaba de intentarlo en cuanto tenía ocasión.
La bajada por el camí de Pinatons siguió más o menos la misma tónica. Me pasa que cada vez que hago esa bajada me parece menos bajada y dónde hay que pedalear cada vez más. Lo cierto es que para mí la altura del sillín es un factor totalmente decisorio, lo bajé demasiado y en las zonas planas me quedaba enrocado, haciéndome gastar más energías de las necesarias. Agrupamiento en el portillo para realizar juntos, todos excepto Pepe que no lo veía ya desde la canal, el descenso hacia el torrente que va a desembocar en Can Bajoca. Cuidadito con esa pista que tiene una cubierta de tierra muy, muy deslizante y te puedes ir al suelo o a dónde sea sin que te des cuenta.
Reventón de Fibras en el sendero de bajada del torrente, lástima porque podría haber rematado una buena faena si no hubiera sido por ese detalle. Reparamos y ya no nos separamos hasta llegar a Caimari, se lo agradezco porque el paso por el torrente se me hizo penoso, no es fácil pero en otras circunstancias puede ser hasta divertido.
Último esprint para llegar al aparcamiento antes de que nos dieran las tres y poder entrar en casa con un mínimo de dignidad y ser recompensado con una ducha reparadora y quizás una mini siesta antes de empezar a pensar en la próxima salida.
Se queda a las nueve en Caimari, ni muy pronto ni muy tarde, voy solo pero salgo tarde de casa y tarde llego al punto de reunión, tan retrasado que si hubiera llegado un minuto más tarde no los encuentro y anda que estaba yo para ir a remolque. Sin problemas para esperarme unos minutos para acabar de montar el aparato y salir por patas, íbamos hacia Lluc y ahí mi cuerpo me pide moderación en los primeros kilómetros para tomar la temperatura de funcionamiento adecuada, aún así no soy de los últimos en llegar arriba pero con el grupo completamente estirado y fuera de la vista unos de otros y eso que solamente éramos cinco.
En el coll de sa Batalla estaba ya más o menos a tono y lo que hicimos fue bajar casi hasta Lluc para tomar el desvío de Son Macip, punto en el que el año pasado nos separamos Carlos y yo del resto por una avería mecánica y después hicimos nuestra ruta particular por unas pistas sin salida. Ahora se trataba de seguir la pista para enlazar con el camí vell que entra por la Font Cuberta, parece fácil pero Toni y yo nos desviamos en el primer cruce que encontramos al perder de vista al resto de grupo, pero rápidamente nos percatamos del error y volvimos sobre nuestros pasos para agruparnos en unos minutos.
En este tramo hubo una pequeña variante de la ruta porque una vez llegamos a la zona de la rejilla esta vez la seguimos durante un mayor trayecto sin desviarnos, haciendo un recorrido más ameno por las fuentes que nos vamos encontrando por el camino y aún así nos desviamos de la pista para enlazar campo a través con otra un poco más adelante que nos acerca al avenc de s'Espinal ya muy cerca de la era d'Escorca la cual debemos rodear por un deteriorado camino hasta enlazar con la carretera. Solamente cien metros de asfalto dirección Lluc separan el final de un camino del inicio del otro y en un segundo estábamos rodando a placer por una antigua carretera comarcal donde se iba repitiendo el esquema visto hasta ahora, en cuanto se podían dar pedales en condiciones me quedaba irremisiblemente atrasado aunque había agrupamientos frecuentes por si acaso me daba el aire y me perdía por la montaña. Parada forzosa para cambiar una cámara por otra sin agujeros y bajada rápida hasta las casas de Son Nebot, muy concurridas, en época de tondre, ya se sabe, se trabaja a destajo. Gente mayor que supuse de la casa nos dieron un poco de conversación y hasta me preguntaron de dónde éramos, una lástima no haber seguido la charla y haberle preguntado sobre algunas cuestiones sobre el lugar y su historia.
El tramo de asfalto hasta la Font des Noguer no iba a ser diferente de lo acontecido hasta ahora y aunque llegué con Toni hasta la salida del túnel éste, al ver la larga y plana senda de asfalto ante sus ojos, apretó los pedales de la Niner y me dejó atrás en un santiamén mientras yo seguía a lo mío, sintiendo la relajación que produce la visión tan cercana del agua embalsada siempre con gran contraste respecto al entorno, circulando cansinamente sin lograr establecer un pedaleo vivo. Me esperaron en la entrada del área recreativa y fuimos juntos solamente hasta el inicio de la primera rampa, después se repitió lo ya contado.
Pepe me esperó junto a la canal y aunque el trasvase estaba a pleno rendimiento el nivel del embalse inferior era altísimo. Que yo sepa nadie se tiró dentro. Volvimos a vernos todos en el cruce del camino que baja a Almallutx y empezamos a subir empujando la bici en los primeros metros aunque, una vez pasado el portillo, se podría decir que ya es ciclable, con cierta dificultad, pero lo es. Dificultad que va aumentado justo pasar el vado del torrente donde el camino se vuelve mucho más salvaje y pedregoso. No es imposible circular pero sí muy complicado, yo por mi parte no tenía el día en cuanto a sensaciones, no sé si es que no las llevaba conmigo o que mi forma física directamente me provocaba sensaciones bastante negativas. No lograba encadenar buenos tramos, ni subiendo ni bajando, aunque no dejaba de intentarlo en cuanto tenía ocasión.
La bajada por el camí de Pinatons siguió más o menos la misma tónica. Me pasa que cada vez que hago esa bajada me parece menos bajada y dónde hay que pedalear cada vez más. Lo cierto es que para mí la altura del sillín es un factor totalmente decisorio, lo bajé demasiado y en las zonas planas me quedaba enrocado, haciéndome gastar más energías de las necesarias. Agrupamiento en el portillo para realizar juntos, todos excepto Pepe que no lo veía ya desde la canal, el descenso hacia el torrente que va a desembocar en Can Bajoca. Cuidadito con esa pista que tiene una cubierta de tierra muy, muy deslizante y te puedes ir al suelo o a dónde sea sin que te des cuenta.
Reventón de Fibras en el sendero de bajada del torrente, lástima porque podría haber rematado una buena faena si no hubiera sido por ese detalle. Reparamos y ya no nos separamos hasta llegar a Caimari, se lo agradezco porque el paso por el torrente se me hizo penoso, no es fácil pero en otras circunstancias puede ser hasta divertido.
Último esprint para llegar al aparcamiento antes de que nos dieran las tres y poder entrar en casa con un mínimo de dignidad y ser recompensado con una ducha reparadora y quizás una mini siesta antes de empezar a pensar en la próxima salida.