La secreta, secreta

Un sábado entre fiestas con la duración un poco recortada por compromisos familiares me condicionaba la ruta, o más bien el horario, ya que no suelo estar pendiente de esta faceta en mis salidas, tendría pues que tirar de algo cercano y conocido y dejarme de peteneras. Como Joan me había comentado que posiblemente vendría conté con él a pesar de dejarme claro que la lesión de hombro sola no mejora, tendríamos que centrarnos solamente en el pedaleo puro y duro (bueno, quizás lo de duro también sobre).

¿Qué tal una Fita entonces? Me parece bien, no es que sea de lo más fácil pero por aquello de que está más que recorrida parece que está más dominada, vale, pues hacia allá nos dirigimos desde Establiments, hacia Bunyolí me refiero. Nos pasaron y dejaron atrás una pareja de bikeros nada más empezar aunque los volvimos a encontrar en la barrera de entrada al camino aunque pronto cada uno cogió su propio ritmo para subir y rodamos en solitario toda la subida. Encontramos a otros dos hablando a la salida de la trialera que también subieron y al final nos congregamos todos en la barrera y quizás había más ganas de charla que de bici pero finalmente nos pusimos en marcha aunque ninguno de ellos continuó trayecto, iban a hacer series, nos comentaron.

Nosotros sí lo hicimos, prosiguiendo la remontada hacia las antenas. En la explanada de Sobremunt pasó uno por delante pero se fue hacia ca na Lluïsa, el resto de subida ya solo dependía de nuestros propios ánimos. Paradita obligada para repostar arriba antes de emprender camino y nada más empezar nos dimos cuenta de cuanta razón tenía el compañero cuando nos advirtió de que habían modificado el camino con hileras de piedras cada pocos metros para impedirnos? la circulación. Me parecía una cosa tan ridícula cuando me lo contaron que estaba en un trís de no creérmelo pero es completamente cierto, no son piedras grandes pero han movido una gran cantidad poniendo hileras cada pocos metros en un tramo bastante largo, han cogido piedras del suelo y del muro que ahora van a quedar desperdigadas a lo largo y ancho y sin adivinar su verdadero propósito porque está claro que eso no para a ningún ciclista y en cambio sí destroza el camino de una forma totalmente banal y sin sentido, prácticamente todo el primer tramo de camino de carro está igual.

El compañero me había comentado que quería ver la secreta, la secreta, secreta, la que se toma desde la pared no desde la cima y me pareció bien aunque nada más traspasarla empezaron las dudas, que si más adelante, que si más atrás, yo no tenía ninguna duda porque sencillamente no me acordaba del camino y lo recorría como bikero en ruta nueva. Sabía que había que patear en algún momento y que no era muy largo y al llegar al roquedal no me sorprendí por ello, apliqué lo de tirar recto y palante pero la dificultad del compañero para empujar la bici por terreno accidentado me hizo buscar la zona menos abrupta y nos desviamos, tampoco es que la señalización ayude en demasía, más que nada porque no existe, cuando encuentras el camino aparece de nuevo y ya paqué? El destino no está lejos y hasta se puede llegar rodando, por eso no tardamos en aparecer en el pou de neu ayudando a poner en orden los confusos recuerdos.

Continuamos ruta sin problemas aunque cuando tenían que haberme saltado las alarmas no lo hicieron y pasamos la pared por donde no era prosiguiendo por una ladera nada clara pero con buenas vistas y una continuación en forma de trialera algo exigente, estaba claro que no íbamos por donde habíamos previsto y lo malo es que no era la primera vez que me había pasado pero que si voy de higos a brevas tampoco me extraña.

Cuando llegamos al cruce de la bajada quise consultar la hora porque teníamos intención de bajar por el paso y ¡la leche! eran más de la una, había que poner la directa aunque fuera por la pista que supuse sería mucho más rápido. Dicho y hecho, bajamos sin tardanza hasta la ermita y desde allí, para no abusar de pista, tomamos la rápida dressera con la variante más larga para descender después por las rampas de cemento donde acabé de fundir las pastillas de atrás. Después tocaba exprimirse a fondo por Son Malferit para llegar a tiempo cuando ya el teléfono sonaba en la mochila, cosa que por otra parte no conseguí pero eso ya es otra historia.


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