Marinada

Habiendo ya testeado el cambio de desarrollos en una subida larga y después de que mi mecánico me volviera a ajustar los cambios que había dejado yo de lo peor quise afrontar una salida de aquellas que no tienes nada claro, has oído, te han dicho, has visto alguna foto pero el resto es pura imaginación. Lo cierto es que en una salida no muy lejana me volví a preguntar qué tal estaría ese camino porque de lejos quise ver que estaba bien, quizás hubiera habido algún cambio del que no había oído comentario alguno y es que tras la debacle de blogs, webs y foros varios puede decirse que estoy casi a dos velas en lo que respecta a la información circulante sobre los grupos mtb y sus actividades. Sabía desde luego de varias salidas, una por lo alto de la mola de Planícia para catar un descenso ya conocido por algunos y una posible ampliación y otra de otro grupo más numeroso que querían subir al coll des Prat pero dado que estoy un poco remilgoso últimamente respecto a las bajadas chungas me decidí por ir a visitar ese paraje por el que no pasas si no vas aposta, la Marina de Valldemossa, y es que los 6 kilómetros de subida posterior por asfalto no dejan a nadie indiferente.

Quise empezar desde Esporles y ya en el aparcamiento había un grupo que se preparaba para empezar su ruta, cada uno en su rincón y no hubo plática así que salí por el camí de Pescadors a ritmo pausado para empezar el día sin estrés. Llegué a la carretera sin novedad y por ella subí unos cientos de metros para ir a enganchar la pista que sube a la urbanización de arriba, y quise empezar por ahí ya que era el tramo que menos fresco tenía, y nada más traspasar la barrera oí algunos gritos más arriba, creía que eran chavales que practicaban el descenso pero no, eran ya más maduritos y todos con el maillot oficial de los Aupuja, conozco a unos cuantos de ellos y entablamos conversación mientras esperábamos a alguno que se había ido hacia la carretera por el desvío equivocado y juntos emprendimos la subida hacia lo alto, me fue bien el ascenso, casi perfecto, el 36 ayuda pero hay que seguir dando pedales, no sube solo.

Quise enterarme de su ruta cuya primera parte consistía en bajar por sa Cova y como coincidía con la mía hasta el inicio del descenso les propuse que vinieran conmigo por la zona forestal en lugar de chupar asfalto y accedieron, lo que pasa es que me lié en el inicio y para no soliviantarles más de lo necesario opté por quedarme a resolver el problema solo mientras ellos se iban por carretera aunque de hecho volvimos a encontrarnos en el mirador des Coloms ya que prácticamente llegamos a la par, la solución fue rápida. Nos despedimos en el inicio de la bajada donde no han construido un chalé sino dos, uno a cada lado, aunque por lo que parece sin problemas aparentes de paso. Por mi parte bajé el empinado ramal asfaltado sin salida para atravesar por el bosque y acceder al diseminado Son Oleza y buscar por allí el punto de inicio de mi nueva ruta lo que pude lograr sin ninguna dificultad ya que además del botador también hay un letrero indicativo, el que no lo ve es porque no quiere, la única condición es no llevar perros sueltos y como la cumplía sobradamente, pasé la mar de tranquilo. No tardo en salir del recinto por una barrera y empezar el descenso por el interior del bosque, no parece complicado pero pronto aparecen las primeras dificultades, hay que estar muy atento y saber sortearlas lo cual no siempre sucede por lo que el ritmo se resiente aunque lo que no se puede negar es de que gozamos de muy buenas vistas al salir del bosque y aprovecho para tomar unas instantáneas.

Lo que no me esperaba encontrar abajo es al grupo de la Secta subiendo en lo que presumo será su caminata del día, parece que no se hartaron la semana anterior y van a por el remate; vienen de s'Estaca, precisamente adonde me dirijo yo pero con la salvedad de que quiero subir, o intentar subir, por un camino diferente, está por ver si lo consigo, lo que sí hago es pararme en la playa, que está solitaria como ella sola, para descansar y relajarme un poco antes de emprender la subida por asfalto, cosa que hago tras unos minutos de relax y aprovechando que el sol aún no aplatana del todo.

Tras un par de kilómetros de ascenso llego al desvío de s'Estaca y me meto por allí recorriendo el camino ancho en toda su longitud, hasta donde no da más de sí y se acerca hasta el mar en el sitio conocido como la platja des Guix a la que no me preocupo de llegar, me basta verla de arriba. Tras tomar un tentempié emprendo sin tardanza la subida con un primer tramo bastante erosionado, de hecho ese tramo se ha dibujado sobre el terreno a base de pasar gente, para alcanzar el camino de carro ya bien perfilado aunque con muy pocas posibilidades de poder pedalear, algunas más tendrás si tienes dos barras de acero por patas y un motorcito por corazón tal es la dificultad a la que te enfrentas, de hecho no me monté en ningún momento, y así, pasito a pasito, llegué a acumular casi una hora de empujamiento.

Había un par de turistas en el mirador de sa Ferradura cuando llegué, venían de las casas, pero mi intención no era salir por el vial de acceso si no que me dirigé hacia la salida de ses Coves que efectúa un itinerario por la finca pasando por los pontets hasta salir de la parcela por un botador moderno. Me queda volver hasta el hotel por el sendero procurando ciclar lo máximo posible sin llegar a exponerme innecesariamente y salir por la escalinata donde un turista muy amablemente me ayuda a pasar la bici sobre el muro que cierra el acceso.

Mi intención teórica, ya que debo regresar a Esporles, era volver por la ermita para dirigirme a continuación a la comuna para continuar por el coll de Sant Jordi y Son Ferrandell, proseguir después por las pistas de Son Dameto a ambos lados de la carretera pero se ve que no estaba ya para muchos cohetes y además se me había echado el tiempo encima, así que tiré directo por carretera, no solo hasta Valldemossa, sino hasta el cruce del camí de Pescadors por donde retorné a Esporles sin más dilación, no había mirado el reloj en ningún momento pero pude comprobar que ya habían dado las dos de la tarde al acabar confirmándome que había tomado la opción correcta al tomar la vía directa, a pesar de todo, gran ruta.


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