Como recientemente habíamos estado en varias ocasiones bordeando Valldemossa nos rondaba por la cabeza la idea de subir a la mola de Son Pacs desde el Estret, lo cual se realiza a través de un espectacular camino de carro que trepa hasta prácticamente el límite de la finca de Son Pacs, cierto que la mayoría prefiere hacerlo de bajada pero a mí me encanta subirlo y parece que a Sito la idea no le desagrada y zanjamos el tema rápidamente y sin mayores reservas en una de esas salidas y quedamos para hacerla lo antes posible. Por mi parte no hubo más propaganda pero la idea fue tomando cuerpo en el grupo y finalmente nos presentamos una docena o más de bikeros en el punto de inicio para acometer el reto que teníamos por delante y con muy pocos integrantes que conocieran el recorrido me tuve que encargar de dirigir un poco el cotarro aunque no es algo que me emocione especialmente.
Partimos hacia el pueblo para ir a tomar la dressera que da al camí de Son Jeroni que, aunque asfaltado en la actualidad, te empieza a poner a tono y se complementa a la perfección con la continuación, el antiguo camino que se dirige a Son Salvat y Son Brondo para acabar recalando en el Estret desde donde tomamos ya el camino que se adentra en el bosque. La primera parte no está definido pero de lo que se trata es de ir circulando lo más cerca posible de la pared seca dejando de lado las pintadas que te encaminan hacia la base de las paredes aunque en algunos momentos debamos bajarnos de la bici para sortear diversos inconvenientes que van apareciendo pero cuando llegamos al verdadero camino podemos aseverar que podremos circular montados al menos mientras nuestras fuerzas aguanten.
El primer tramo continua aún junto a la linde del bosque para ir aumentando pendiente tras las primeras lazadas tras las cuales encontraremos una barrera y justo después empieza la parte más dura, una serie de revueltas de corta longitud pero muy empinadas y que parecen no querer terminar nunca, no conviene darse por vencido en las primeras de cambio ya que el pateo puede ser escandaloso y aunque aún no me han admitido en el club de los sinpies procuro hacer buenos estos consejos. Al finalizar el tramo no hemos acabado ni mucho menos la ascensión pero ya hemos pasado lo más duro y el resto se puede hacer perfectamente, mención aparte son los varios árboles atravesados que necesitan maquinaria y tiempo para quitarlos de en medio. Pasamos el desvío sin apenas prestarle atención y tras la siguiente curva accedemos ya al rancho de carbonero donde se da por finalizada la pedalada, a partir de este punto hay que empujar la bici hacia arriba para dirigirnos al coll de tords que está enclavado en la misma pared medianera y desde la cual ya se puede vislumbrar la pista de la otra finca, la que nos llevará hasta casi la misma cima del puig dels boixos y sin perderla y en rápida bajada, hasta la pista asfaltada que sube desde Son Pacs hasta la casa de sa mola.
Toca reagrupar en este punto porque a partir de aquí va a ser un continuo desvío va, desvío viene y no conviene perder a nadie, no llega a pasar pero si que hay entretenimiento debido a la novedad aunque una vez encaminados en el pas vell ya no habrá más posibilidades de pérdida, llegaremos directos al coll de Sant Jordi donde hacemos el receso. No es cuestión de proponer allí itinerarios complicados y decidimos seguir el plan previsto, llegar por pista al GR, por ello tomamos el camino de carro dejando también de lado la opción del sendero en descenso que nos implicaría añadir algunos (bastantes) metros al desnivel. Este camino ancho pronto se desvanece en el bosque aún antes de llegar a la primera pista y continúa de esta guisa hasta el empalme con la segunda donde al estar pendiente de quién venía ni siquiera vi el horno continuando recto hasta que se dispararon las alarmas por lo que volví atrás para las comprobaciones oportunas volviendo a por el grupo unos minutos más tarde para seguir por donde toca que no es más que una pistorra que no ceja en el empeño de querer demostrarte que no vas a poder con ella, no es mucho lo que hay que recorrer pero si la haces completa puedes darte por muy satisfecho.
Nos vamos por el desvío hacia el paso de la pared que aparte de tener que sortearla se ve aún más dificultado por el pino que hay tumbado en el suelo lo que hizo que algunos buscaran un mejor paso unos metros más abajo, no me quedó claro de todas maneras cuál es la mejor opción. Senderillo divertido hasta el empalme con el camino de carro junto a los colls de tords, más paradas y más fotos aprovechando la balconada natural con el pueblo a tus pies, como era temprano nadie optó por regresar directamente desde allí aunque en caso de apuro es una buena posibilidad y todo el mundo prefirió ir a buscar el GR aunque hay que reconocer que a muchos habiéndolo sabido creo hubieran preferido esa opción, es lo que tienen esas bajadas tan técnicas sin apenas espacio para dejar embalar la bici y saborear la velocidad sin parecer que la máquina se tiene que desmontar por algún eje o rodamiento, por eso la propuesta de volver a subir por el camino de carro y repetirla no tuvo ningún éxito, más bien todo lo contrario como tampoco lo tuvo hacer una escapada rápida por el camí de s’Escolta aprovechando que parece que han abierto un enlace con la carretera libre de paso y lo suplimos con un paseo por el casco antiguo a fin de poder tener unas buenas tomas para montar el video final aunque lo que no quedó inmortalizado fue el ágape posterior, había de todos los colores pero con mención especial a las herbes del compadre Virutas, riquísimas.
Partimos hacia el pueblo para ir a tomar la dressera que da al camí de Son Jeroni que, aunque asfaltado en la actualidad, te empieza a poner a tono y se complementa a la perfección con la continuación, el antiguo camino que se dirige a Son Salvat y Son Brondo para acabar recalando en el Estret desde donde tomamos ya el camino que se adentra en el bosque. La primera parte no está definido pero de lo que se trata es de ir circulando lo más cerca posible de la pared seca dejando de lado las pintadas que te encaminan hacia la base de las paredes aunque en algunos momentos debamos bajarnos de la bici para sortear diversos inconvenientes que van apareciendo pero cuando llegamos al verdadero camino podemos aseverar que podremos circular montados al menos mientras nuestras fuerzas aguanten.
El primer tramo continua aún junto a la linde del bosque para ir aumentando pendiente tras las primeras lazadas tras las cuales encontraremos una barrera y justo después empieza la parte más dura, una serie de revueltas de corta longitud pero muy empinadas y que parecen no querer terminar nunca, no conviene darse por vencido en las primeras de cambio ya que el pateo puede ser escandaloso y aunque aún no me han admitido en el club de los sinpies procuro hacer buenos estos consejos. Al finalizar el tramo no hemos acabado ni mucho menos la ascensión pero ya hemos pasado lo más duro y el resto se puede hacer perfectamente, mención aparte son los varios árboles atravesados que necesitan maquinaria y tiempo para quitarlos de en medio. Pasamos el desvío sin apenas prestarle atención y tras la siguiente curva accedemos ya al rancho de carbonero donde se da por finalizada la pedalada, a partir de este punto hay que empujar la bici hacia arriba para dirigirnos al coll de tords que está enclavado en la misma pared medianera y desde la cual ya se puede vislumbrar la pista de la otra finca, la que nos llevará hasta casi la misma cima del puig dels boixos y sin perderla y en rápida bajada, hasta la pista asfaltada que sube desde Son Pacs hasta la casa de sa mola.
Toca reagrupar en este punto porque a partir de aquí va a ser un continuo desvío va, desvío viene y no conviene perder a nadie, no llega a pasar pero si que hay entretenimiento debido a la novedad aunque una vez encaminados en el pas vell ya no habrá más posibilidades de pérdida, llegaremos directos al coll de Sant Jordi donde hacemos el receso. No es cuestión de proponer allí itinerarios complicados y decidimos seguir el plan previsto, llegar por pista al GR, por ello tomamos el camino de carro dejando también de lado la opción del sendero en descenso que nos implicaría añadir algunos (bastantes) metros al desnivel. Este camino ancho pronto se desvanece en el bosque aún antes de llegar a la primera pista y continúa de esta guisa hasta el empalme con la segunda donde al estar pendiente de quién venía ni siquiera vi el horno continuando recto hasta que se dispararon las alarmas por lo que volví atrás para las comprobaciones oportunas volviendo a por el grupo unos minutos más tarde para seguir por donde toca que no es más que una pistorra que no ceja en el empeño de querer demostrarte que no vas a poder con ella, no es mucho lo que hay que recorrer pero si la haces completa puedes darte por muy satisfecho.
Nos vamos por el desvío hacia el paso de la pared que aparte de tener que sortearla se ve aún más dificultado por el pino que hay tumbado en el suelo lo que hizo que algunos buscaran un mejor paso unos metros más abajo, no me quedó claro de todas maneras cuál es la mejor opción. Senderillo divertido hasta el empalme con el camino de carro junto a los colls de tords, más paradas y más fotos aprovechando la balconada natural con el pueblo a tus pies, como era temprano nadie optó por regresar directamente desde allí aunque en caso de apuro es una buena posibilidad y todo el mundo prefirió ir a buscar el GR aunque hay que reconocer que a muchos habiéndolo sabido creo hubieran preferido esa opción, es lo que tienen esas bajadas tan técnicas sin apenas espacio para dejar embalar la bici y saborear la velocidad sin parecer que la máquina se tiene que desmontar por algún eje o rodamiento, por eso la propuesta de volver a subir por el camino de carro y repetirla no tuvo ningún éxito, más bien todo lo contrario como tampoco lo tuvo hacer una escapada rápida por el camí de s’Escolta aprovechando que parece que han abierto un enlace con la carretera libre de paso y lo suplimos con un paseo por el casco antiguo a fin de poder tener unas buenas tomas para montar el video final aunque lo que no quedó inmortalizado fue el ágape posterior, había de todos los colores pero con mención especial a las herbes del compadre Virutas, riquísimas.
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