El miércoles pasado fue fiesta en Palma, segona festa le llaman, y a algunos nos dió por salir. La mayoría aprovechó los huecos para rodar cuando fuera posible y el miércoles se apuntó bastante gente. Hasta vino Toni Scott aprovechando que tenía una comida en Palma. Como no es de extrañar, llegué tarde. Pero más aún Rollh y subimos juntos hacia el desvío del comellar donde nos estaba esperando Potato. Está en la isla por trabajo, sale con los Blando y no entiende ni papa el mallorquín de Montuïri. Los demás estaban esperando arriba y estaba Mar, su padre, Pepe, Bonus, Fibras, Toni Scott, Albert, Potato, Woody, Nando, ToniXXL y yo. En ese punto ya iba bastante fundidillo pero como no íbamos a llegar arriba del Penyal me consolé.
Giramos por la trialera que vuelve a Cas Garriguer y me acordaba de algún paso chungo aunque esta vez me pareció menos. Hubo una salida por las orejas espectacular de Toni S. que no ví en directo pero me lo encontré buscando la piedra donde se había clavado sin poder creérselo todavía. Creo que estaba desvariando un poco el muchacho. Algunos continuaron lanzados hasta las mesas y hubo que ir a buscarlos para subir por la trialera y volver a la pista principal del Penyal. Volvíamos a subir para hacer la cabra, aunque no todos porque Pepe, los Sanchos y Bonus bajaban por la trialera. Entonces ví que llevaban otras intenciones. Bonus se fostia sin consecuencias al querer negociar la última curva a una mano (con la otra saludaba).
Los troncos húmedos de la cabra son un peligro. Lo que yo ví fueron los intentos de pasar el segundo. Hubo varios fostiones. El más aparatoso el de Tomeu que se golpeó las costillas no se con qué. Pero hubo más. Lo pasaron al final Fibras y Rollh. Después vuelta al depósito y segundo fostión de Tomeu, que iba el primero y en un saltito de ná cae de morros. La muñeca hinchada al momento que no ha ido a más. Ahora sí que volvemos a la casa por la segunda trialera donde animados por los chavalines con máquinas de descenso que paseaban por allí algunos se dedican a saltar el marge frente a la casa. Culada de Fibras sin consecuencias.
Volvemos al comellar para bajar hacia el forn de calç, no sin antes aplaudir el salto, con recepción incluida, de Toni S. Resulta que en ese tramo hay una roca muy empinada donde algunos se lucieron tirándose sin miramientos. Y nos fuimos hacia el descenso del Camí des Grau que solamente había hecho una vez. Después del primer tramo de pista rápida viene una parte más técnica y empinada que no llegué a saborear en todo su potencial. Me confundió el letrero que te indica el mirador ya que lo ves de frente cuando bajas y te indica mirador a la izquierda cuando ese es el sendero que tomas para bajar al pueblo. Lo que pasa es que se cayó el poste original y alguien lo clavó en el sitio equivocado; realmente la señalización es para los que suben, no para los que bajan.
Ese mirador no es un mirador propiamente dicho sino una pequeña explanada con buenas vistas sobre el valle, pero tenía otra función más prosaica: el traslado de leña. Voy a referirme a una anotación de Gaspar Valero recogida de viva voz y plasmada en su descripción de la excursión de la Comuna.
“Si dejamos momentáneamente el camí del Grau que enlaza con el comellar d'en Cupí y nos dirigimos hacia el mirador, a pocos metros el camino se acaba y aparece un mirador natural desde donde contemplamos los rojizos y grisáceos acantilados de los penyals d'Honor y, más alejada, la serra d'Alfàbia. La existencia del breve camino que hemos tomado no es debida propiamente al mirador, sino que se trata de un ramal que conduce desde el camino principal hasta la Màquina, conocida también como Màquina Vella. Ese nombre designa el lugar donde estaba la estación superior de un rústico funicular utilizado por los trabajadores de la montaña para transportar haces de leña, llamados feixina si eran de ramaje fino. El ingenio consistía en un largo cable, tensado por una rueda de carro que unía este punto con las casas de Can Grau. El adjetivo de vella se explica porque en el Penyal d'Honor había otro funicular conocido como Màquina Nova.
Esta zona es también recordada porque fueron terrenos dominados por un terrible bandolero, al que llamaban Buana, que dió nombre al Salt d'en Buana; fué capturado no lejos de aquí, en el lugar conocido todavía con el nombre de el Garrover del Lladre”.
Notas resumidas de Caminos y Paisajes Tomo II
Pasas ese “grau”, con el camino describiendo numerosas curvas y entras en una semipista bastante rocosa ya hasta su parte final, donde acaba encajonado entre dos marges un poco antes de desembocar en el Camí del Planiol, cerca de los primeros chalets. Ya dentro del pueblo bajamos por el empinado y escalonado Carreró de Sa Comuna para acabar de disfrutar del día.
Giramos por la trialera que vuelve a Cas Garriguer y me acordaba de algún paso chungo aunque esta vez me pareció menos. Hubo una salida por las orejas espectacular de Toni S. que no ví en directo pero me lo encontré buscando la piedra donde se había clavado sin poder creérselo todavía. Creo que estaba desvariando un poco el muchacho. Algunos continuaron lanzados hasta las mesas y hubo que ir a buscarlos para subir por la trialera y volver a la pista principal del Penyal. Volvíamos a subir para hacer la cabra, aunque no todos porque Pepe, los Sanchos y Bonus bajaban por la trialera. Entonces ví que llevaban otras intenciones. Bonus se fostia sin consecuencias al querer negociar la última curva a una mano (con la otra saludaba).
Los troncos húmedos de la cabra son un peligro. Lo que yo ví fueron los intentos de pasar el segundo. Hubo varios fostiones. El más aparatoso el de Tomeu que se golpeó las costillas no se con qué. Pero hubo más. Lo pasaron al final Fibras y Rollh. Después vuelta al depósito y segundo fostión de Tomeu, que iba el primero y en un saltito de ná cae de morros. La muñeca hinchada al momento que no ha ido a más. Ahora sí que volvemos a la casa por la segunda trialera donde animados por los chavalines con máquinas de descenso que paseaban por allí algunos se dedican a saltar el marge frente a la casa. Culada de Fibras sin consecuencias.
Volvemos al comellar para bajar hacia el forn de calç, no sin antes aplaudir el salto, con recepción incluida, de Toni S. Resulta que en ese tramo hay una roca muy empinada donde algunos se lucieron tirándose sin miramientos. Y nos fuimos hacia el descenso del Camí des Grau que solamente había hecho una vez. Después del primer tramo de pista rápida viene una parte más técnica y empinada que no llegué a saborear en todo su potencial. Me confundió el letrero que te indica el mirador ya que lo ves de frente cuando bajas y te indica mirador a la izquierda cuando ese es el sendero que tomas para bajar al pueblo. Lo que pasa es que se cayó el poste original y alguien lo clavó en el sitio equivocado; realmente la señalización es para los que suben, no para los que bajan.
Ese mirador no es un mirador propiamente dicho sino una pequeña explanada con buenas vistas sobre el valle, pero tenía otra función más prosaica: el traslado de leña. Voy a referirme a una anotación de Gaspar Valero recogida de viva voz y plasmada en su descripción de la excursión de la Comuna.
“Si dejamos momentáneamente el camí del Grau que enlaza con el comellar d'en Cupí y nos dirigimos hacia el mirador, a pocos metros el camino se acaba y aparece un mirador natural desde donde contemplamos los rojizos y grisáceos acantilados de los penyals d'Honor y, más alejada, la serra d'Alfàbia. La existencia del breve camino que hemos tomado no es debida propiamente al mirador, sino que se trata de un ramal que conduce desde el camino principal hasta la Màquina, conocida también como Màquina Vella. Ese nombre designa el lugar donde estaba la estación superior de un rústico funicular utilizado por los trabajadores de la montaña para transportar haces de leña, llamados feixina si eran de ramaje fino. El ingenio consistía en un largo cable, tensado por una rueda de carro que unía este punto con las casas de Can Grau. El adjetivo de vella se explica porque en el Penyal d'Honor había otro funicular conocido como Màquina Nova.
Esta zona es también recordada porque fueron terrenos dominados por un terrible bandolero, al que llamaban Buana, que dió nombre al Salt d'en Buana; fué capturado no lejos de aquí, en el lugar conocido todavía con el nombre de el Garrover del Lladre”.
Notas resumidas de Caminos y Paisajes Tomo II
Pasas ese “grau”, con el camino describiendo numerosas curvas y entras en una semipista bastante rocosa ya hasta su parte final, donde acaba encajonado entre dos marges un poco antes de desembocar en el Camí del Planiol, cerca de los primeros chalets. Ya dentro del pueblo bajamos por el empinado y escalonado Carreró de Sa Comuna para acabar de disfrutar del día.
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