Los caminos de la discordia

Esta es la imagen a la que hacía referencia en la entrada anterior. Por lo que se puede deducir parece ser que ante las reclamaciones ciudadanas la propiedad “propone” una serie de caminos alternativos, por supuesto más alejados de las casas con el único fin de preservar la intimidad de los dueños, aunque se pongan multitud de excusas peregrinas. Las aducidas por el alcalde de Manacor en referencia al estrés de los animales después del paso de los senderistas no tiene desperdicio.

Esta propuesta no tiene ni pies ni cabeza al tratarse de bienes públicos y una de sus peculiaridades es que no puede ser enajenado por ningún particular en su propio beneficio. La pena es que el cometido de velar por esos bienes públicos se deje en manos de ciudadanos concienciados o simplemente cabreados con este tema y se actúe solamente cuando no queda más remedio.

Desde luego la carta que le ha enviado al alcalde de Pollença la Plataforma Camins públics i oberts se la debería enmarcar y tenerla colgada en el dormitorio para releerla cada noche antes de meterse en la cama; y no solo él, sino unos cuantos más.


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