La Coma de s'Aigo

Durante la semana voy fraguando la ruta como quién hace una sopa; poner agua a hervir y cuando la cosa va adquiriendo temperatura se van añadiendo ingredientes, que si la sal, que si la verdura y finalmente la pasta, aunque advierto que ésto es solamente un símil literario, no tengo ni idea de cocina, y cuando ha hervido bien es cuando tenemos la receta ya en su punto. Así es cómo se coció más o menos la ruta del sábado. Subo por aquí, bajo por allá, hago una variante si tengo tiempo y, finalmente, hacemos un poco de exploración, mejor dicho, seguimos con la exploración del itinerario en particular porque ya me dediqué a ello en una ocasión anterior sin éxito. Al menos ya sabía dónde no ir.

Ya se intentó hace dos sábados aunque por una ruta distinta pero problemas mecánicos frustraron el intento. En esa ocasión hicimos el inicio clásico y para esta opté por hacer una variante nunca intentada por mí, el ascenso por la Coma Gran, Cocons hacia arriba. En esta ocasión invité yo a Xisco para que se acercara por Bunyola y la ruta le convenció, aún a sabiendas de que podría frustrarse si no acertábamos con el camino correcto o si éste fuera impracticable. Cuatro amigos de Sa Pobla decidieron acompañarle dispuestos a todo. Lo que no sabía es si alguno de Palma iba a acompañarme a mi. Mis dos antiguos compañeros de ruta ya se habían desmarcado por motivos varios y nadie de la lista se pronunció, aunque eso no es obligatorio por así decirlo; yo mismo me he presentado muchas veces sin haberlo anunciado. Lo que sí hice fue publicitar el evento en el foro ya que últimamente viene gente que solamente puede enterarse por ese medio. El resto de peña se iban a ir casi todos a la ruta playera por Campos.

Como he dicho cambiamos el inicio clásico de la pista por la subida por la Coma Gran. Gran acierto. Exigente pero factible. La mayor dificultad está en el tramo entre Sa Cova y la barrera de entrada a la Comuna, donde la pendiente y la piedra suelta del piso va a exigir el máximo y un poco más de ti, pero los que estén más en forma lo superarán sin contratiempos. Los demás lo harán como puedan. Pero es que vale la pena solamente para poder disfrutar del tramo de bosque de ese lugar una vez superadas las dos primeras curvas con el piso un poco más pedregoso. Creo no exagerar si digo que esa es la mejor subida de la Comuna.

No estuvimos mucho en Cas Garriguer, el necesario para rellenar agua en la mochila y partir hacia la trialera de subida a la pista superior. También es fácil y te ahorra kilómetros de pista. Decidimos en ese momento si ir a buscar la bajada directamente o tirar hacia la trialera Picó (la Cabra). Optamos por seguir la pista hacia el Penyal y bajar por la trialera ya que íbamos bien de tiempo y los ánimos, altos, aunque Xisco tenía algún que otro problemilla orgánico. También he de reconocer que se quejó poco y eso que le dije que era peu pla y no más de trescientos metros. A veces tengo el medidor atascado. De llano nada y como mínimo un kilómetro y medio.

Menos mal que al fin iríamos para abajo, pero al mismo tiempo no las tenía todas conmigo. Resulta que el domingo pasado no había podido resistirme a salir un rato animado por Yarik (al que finalmente no vi), pero sí a Buzz, de casualidad eso sí, porque me pasó cuando estaba en la gasolinera comprobando la presión de las ruedas y lo vi de refilón. Bien, que fue una salida cortita, para quitarse el mono, y lo que pasó es que saltó una de las pastillas del freno delantero y le puse una en casa de las que tenía por ahí pero no me frenaba muy bien. “Ya se arreglará solo”, pensé. El sábado me di cuenta de que no iba a pasar eso y me encontré que en cuanto la pendiente picaba hacia abajo la bici no se paraba, y eso me contrariaba porque me he acostumbrado a la reacción de la bici en cuanto freno y que no sucediera eso me hacía quedar a merced de la improvisación. De todas maneras no lo necesité especialmente en la bajada ya que pasé los tramos casi sin darme cuenta y solamente tuve dudas, sí, otra vez, lo reconozco, y además no puedo negarlo, está en el video, en el trozo de losa del pino pero las superé y me tiré. No es que suponga un gran éxito del mtb mallorquín pero a nivel particular convence.

Merendamos un poco y reímos bastante en el depósito contraincendios y así, con el ánimo a gusto, nos dispusimos “a empezar la excursión”, propiamente dicha. De inicio el senderillo que baja hacia la Coma de s'Aigo (alguno leyó en alguna crónica aquello del “bosque encantado” y con ese apodo se ha quedado); rápido, vertiginoso, muy divertido, pueden ser algunos de los calificativos que podrían aplicársele, cada uno que le ponga el que prefiera.

Hemos llegado abajo y allí está lo que andamos buscando, al menos al principio tiene buena pinta aunque solamente sea un senderillo entre el carrizo aunque bien marcado. Raro es no haberlo visto antes. Vamos encontrando árboles caídos que ya han sido cortados y de repente todo se encajona, se produce el efecto túnel debido a una gran cantidad de vegetación; el piso en muchos tramos está limpio y la velocidad aumenta espectacularmente. Le suceden tramos más estrechos y pedregosos aunque no en exceso que permiten llevar una buena velocidad de crucero. Desde luego lo que no hay es un camino, eso es una torrentera, aunque a veces llegamos a dudarlo.

No hay que confiarse, algunos volaron por los aires y rodaron por el suelo pero en general permite una bajada bastante regular. Además es muy larga, tiempo tendremos de acostumbrarnos a sus peculiaridades. Lo que no hay son grandes pendientes, el desnivel se acumula por la larga distancia que vamos a recorrer, es una bajada “de pedales”.

Al salir de la coma nos vamos encontrando ya algunos elementos típicos de la explotación del bosque, como forns de calç y cocons y pistas ya muy definidas las cuales nos van a plantear algunas dudas en los cruces. Creo que tomamos a la izquierda y después a la derecha, aunque es indiferente ya que todas convergen cerca de la casa a través de los sembrados. Desde luego fueron un buen final de la bajada en sí ya que cogimos buena velocidad con algún que otro salto en uno de los cruces. No quisimos pasar por delante de las casas así que fuimos bordeando la rejilla para ver si encontrábamos un paso hacia la pista principal que va por delante pero no fue posible más que por un cercado lleno de ovejas y sus consecuencias. Menos mal que la barrera era fácilmente salvable. Ya en terreno cristiano comentamos la jugada y fue positiva, muy divertida (al menos hasta que besaron el suelo) y que hay que repetir muchas más veces. Yo creo que me salí una vez de la bici pero no estoy muy seguro, pero lo que podría asegurar es que sería por ir más lento de lo que debería.

Nos acercamos ya al punto fatídico de este tramo, las cuestas de hormigón de Can Picarola. Xisco decide afrontarlas ante la perspectiva de tener que volver por carretera, al final tampoco le va tan mal pero arriba se despiden cuatro de ellos. Quedamos pues Monic, Buzz y yo para completar el resto de ruta. Solamente son las doce y no queremos dejarlo aún por lo que atacamos las rampas de la pista que sube hacia la Coma d'en Buscante con decisión aunque ésta se nos acaba un poco más arriba, a los pies de unas rampas impresentables.

Entramos en los terrenos de la finca desconocida para llegar a la barrera de la Comuna en pocos minutos donde ya sí intentamos dar algunas pedaladas. Se puede hacer en los tramos menos inclinados. Nos sentimos bien y con ganas de continuar el tiempo que haga falta aunque volvemos hacia C'as Garriguer tranquilamente por la pista, ayudados eso sí por los restos de poda esparcidos por doquier en el camino. Nos volvemos a parar en los bancos para comer algo pero no estamos mucho tiempo a la vista del supermercado que tenían montado los de delante. La mesa llena de bolsas y yo con una pera miserable. ¿Pero es que solamente se sale de casa para comer? Vámonos, que hay que pillar ya la bajada.

Por la pista viene uno escopeteado con el coche levantando una nube de polvo que nos envuelve por completo. Le dimos las gracias y algo más al pavo. Después volvió a pasar en sentido contrario ya un poco más calmado, mientras se nos iba alegrando la cara al acercarse el cruce del comellar, donde por cierto había un/a bikero/a del que no supimos clasificar según el sexo. A mí me pareció chica pero no podría asegurarlo; desde luego era muy joven.

Alguien tenía que salir el primero y ése fui yo. Seguramente fue la sensación de no llevar nadie delante o de que tampoco llevaba freno delantero pero me dio la sensación de ir “bastante pasado”. Sitio ancho, con algunas zonas bacheadas en las que dejé ir la bici a su aire, realmente me limité a sujetar fuerte el manillar y esperar que pasara por encima, y así lo hizo sin inmutarse. Hasta salí volando, la bici y yo juntos, en un punto donde se terminó el suelo de repente. Adictiva esa sensación mezcla de control y “pánico controlado” que te inunda el cerebro en esos momentos, es lo que te hace querer inclinar la balanza a tu favor venciendo tus propios miedos.

No esperamos mucho para seguir confirmando esas mismas sensaciones en lo que nos quedaba por afrontar, el Camí des Grau. Aquí no iba yo delante, iba Monic, Buzz con la configuración de rally de su bici no tenía posibilidades, pero aún así nos metimos en el ramal equivocado, el que va al mirador, mal dirigidos por mi, todo hay que decirlo, que era en realidad la plataforma donde tenían instalada una polea para bajar los troncos hasta la carretera.

Volvimos atrás y estaba ya ansioso de volver a catar ese camino ya que la primera vez con el grupo no lo saboreé debidamente. Hacerse se hace, las curvas se siguen resistiendo y menos sin el tacto del freno delantero, pero los pedrolos se afrontan cada vez más, pero justamente en el paso más complicado era donde estaba la gente que subía y me desconcentró un poco y ya no pude pasar. De todas maneras habrá que ver otro día si no es una vulgar excusa baratera. También me dí algún revolcón y ese sí puedo asegurar que fue por ir lento, bueno, más que lento, descalado. El final es impresionante, sorteando piedras. ¡Qué buen sabor de boca nos dejó! La guinda, las escaleritas del pueblo.

Esta ruta me la apunto, se merece tener nombre propio.