La zona de Andratx creo que es la que tengo más olvidada en los últimos años por eso desde que Pepefz estuvo por ses Alquerioles en una ruta de pateo me rondaba por la cabeza la idea de repetirla, aún a sabiendas de que la bajada sería prácticamente una caminata de principio a fin. Por eso tenía que llegar el día adecuado para tal aventura. Ya a finales del año pasado comentamos las posibilidades y le conminé a esperar días mejores. Estaba medio constipado y sin muchas ganas. Pasó el tiempo y volvimos al tema, entre medias habíamos salido por las faldas del Galatzó con los Maifren y varias más conJauja, de menos a más, y empezaba a sentirme bien, más contento encima de la bici. Había llegado la hora pues y así lo decidimos, aunque aún se pospuso una semana más a petición de algunos compañeros que no querían perdérsela.
Se suponía que haríamos un acercamiento a ses Alquerioles desde la Mola de s'Esclop y eso no me disgustaba ya que en la ocasión anterior yo no estuve pero Pepe hizo los deberes y encontró una alternativa saliendo desde Andratx. Aún no he visto mapa que la contemple pero sobre el GE sí se ve el sendero si sabes dónde mirar; el problema es que era cuesta arriba y probablemente (muy probablemente), caminata, aunque eso era lo que íbamos a averiguar porque ninguno de nosotros había pasado por allí.
Juan y Carlos, después de varias semanas hibernados, deciden salir y hacia allá nos vamos los tres aunque llegando tarde. Lo único que se sabía seguro era el punto de encuentro y la hora y aún así había coches desperdigados en tres sitios diferentes, por eso creíamos que los demás ya se habían marchado pero no, nos esperaban en otro lado, si no hubiera sido así es probable que no nos hubiéramos encontrado, ellos llevaban el GPS.
No hizo falta activar la persecución, nos fuimos todos juntos por la carretera de Capdellà y enseguida nos desviamos por el Camí de ses Penyes, a poco más de un kilómetro del pueblo. Camino rural asfaltado de principio a fin que discurre por el interior de la Coma Calenta y que da acceso a la gran cantidad de viviendas de la zona. Por cierto, este topónimo, Coma Calenta, es muy posible que tenga algo que ver, por contraposición, con otro que existe al otro lado de la carretera de Estellencs, la Coma Freda. Ya se sabe, las viejas rivalidades vecinales de antaño.
Después de varios kilómetros de ascenso más o menos suave debemos desviarnos hacia la derecha para afrontar las rampas más duras en dirección al Coll de sa Coma Clova y la misma coma aún más allá. Aún así pude llegar hasta el final del camino asfaltado, en el inicio del bosque, a plato mediano sin sucumbir en el intento. A partir de este punto la pista continua ya sin asfaltar a por las últimas rampas hasta lo alto del coll donde encontramos un depósito contraincendios partiendo desde allí una una pista asfaltada que nos llevaría hacia s'Alquería y otra con piso de tierra que continua su ascenso hacia el interior de la coma. También vemos junto a la pista de tierra un camino bien visible que no tarda en encaramarse con decisión por la ladera de la montaña y hacia él nos dirigimos. Empieza el pateo y la investigación, nadie había pasado por allí pero las sensaciones eran buenas y aunque no se puede circular montado el camino se deja disfrutar. Nadie se queja, al revés, impera el buen humor mientras vamos consumiendo los metros intentando orientarnos a través de las nubes que ya han bajado su techo a la altura de nuestro próximo objetivo, las casas de ses Alquerioles.
Llegamos a ellas a través de la pista principal la cual hemos alcanzado unos minutos antes. Alguien había partido de allí hacia poco en un vehículo y por ello no tuvimos ningún tipo de problema, pudimos merendar tranquilamente en la mesa que hay delante de la fachada principal. La pega me sobrevino a la hora de partir en forma de pinchazo, suele pasar cuando has de empujar la bici a tu lado ya que tiendes a ocupar tú la parte limpia del sendero. Toni me ayudó a cambiar ya que no llevaba bomba mientras los demás esperaban en la rejilla al otro lado del sembrado.
Sin separarnos mucho de la rejilla podemos descender montados por el sendero por el que será prácticamente el único tramo ciclable, a duras penas y para casi todos nosotros, en muchos minutos. Después del botador empezaba el no camino, digamoslo así, ya que no puede tener ese nombre algo que no existe. Solamente a tramos los más atrevidos se atrevían a montar e iban cogiendo bastante ventaja, los demás éramos simples espectadores. Por mi parte tenía ya bastante con avanzar a trancas y barrancas con mi zapatilla con la suela desmontada y los dedos por fuera. Aún así disfruté del trayecto. El tramo final, muy empinado, antes de desembocar en la pista de la Coma des Cellers, es el llamado Pas Gran.
Ya por camino ancho llegamos a la carretera en un momento y aunque ya se sabía que por el retraso acumulado no llegaríamos a ses Basses se optó por intentar el paso por el Coll des Coloms. Hubo momentos de duda y al final acabamos fuera de ruta, en un paso que hizo sudar a más de uno. Por el otro lado descendimos hasta una casa antigua que resultó ser propiedad de la familia de Torito (habíamos hablado de ella en la subida ya que se había derrumbado una pared con los últimos temporales y buscaba una solución y sin buscarla fuimos a dar con ella; con la casa no con la solución).
Ocurrió lo mismo que arriba. Pepe pinchó y tardamos bastante en reparar porque la punta estaba incrustada en la goma y había que sacarla. Una vez subsanado el percance no tardamos en llegar a la carretera y ya bajar directos hacia Andratx por el camino asfaltado de la Coma Freda por lo que llegamos al pueblo en pocos minutos. La mayoría optó por quedarse a comer y hacer banquillo que había ya hambre.
Se suponía que haríamos un acercamiento a ses Alquerioles desde la Mola de s'Esclop y eso no me disgustaba ya que en la ocasión anterior yo no estuve pero Pepe hizo los deberes y encontró una alternativa saliendo desde Andratx. Aún no he visto mapa que la contemple pero sobre el GE sí se ve el sendero si sabes dónde mirar; el problema es que era cuesta arriba y probablemente (muy probablemente), caminata, aunque eso era lo que íbamos a averiguar porque ninguno de nosotros había pasado por allí.
Juan y Carlos, después de varias semanas hibernados, deciden salir y hacia allá nos vamos los tres aunque llegando tarde. Lo único que se sabía seguro era el punto de encuentro y la hora y aún así había coches desperdigados en tres sitios diferentes, por eso creíamos que los demás ya se habían marchado pero no, nos esperaban en otro lado, si no hubiera sido así es probable que no nos hubiéramos encontrado, ellos llevaban el GPS.
No hizo falta activar la persecución, nos fuimos todos juntos por la carretera de Capdellà y enseguida nos desviamos por el Camí de ses Penyes, a poco más de un kilómetro del pueblo. Camino rural asfaltado de principio a fin que discurre por el interior de la Coma Calenta y que da acceso a la gran cantidad de viviendas de la zona. Por cierto, este topónimo, Coma Calenta, es muy posible que tenga algo que ver, por contraposición, con otro que existe al otro lado de la carretera de Estellencs, la Coma Freda. Ya se sabe, las viejas rivalidades vecinales de antaño.
Después de varios kilómetros de ascenso más o menos suave debemos desviarnos hacia la derecha para afrontar las rampas más duras en dirección al Coll de sa Coma Clova y la misma coma aún más allá. Aún así pude llegar hasta el final del camino asfaltado, en el inicio del bosque, a plato mediano sin sucumbir en el intento. A partir de este punto la pista continua ya sin asfaltar a por las últimas rampas hasta lo alto del coll donde encontramos un depósito contraincendios partiendo desde allí una una pista asfaltada que nos llevaría hacia s'Alquería y otra con piso de tierra que continua su ascenso hacia el interior de la coma. También vemos junto a la pista de tierra un camino bien visible que no tarda en encaramarse con decisión por la ladera de la montaña y hacia él nos dirigimos. Empieza el pateo y la investigación, nadie había pasado por allí pero las sensaciones eran buenas y aunque no se puede circular montado el camino se deja disfrutar. Nadie se queja, al revés, impera el buen humor mientras vamos consumiendo los metros intentando orientarnos a través de las nubes que ya han bajado su techo a la altura de nuestro próximo objetivo, las casas de ses Alquerioles.
Llegamos a ellas a través de la pista principal la cual hemos alcanzado unos minutos antes. Alguien había partido de allí hacia poco en un vehículo y por ello no tuvimos ningún tipo de problema, pudimos merendar tranquilamente en la mesa que hay delante de la fachada principal. La pega me sobrevino a la hora de partir en forma de pinchazo, suele pasar cuando has de empujar la bici a tu lado ya que tiendes a ocupar tú la parte limpia del sendero. Toni me ayudó a cambiar ya que no llevaba bomba mientras los demás esperaban en la rejilla al otro lado del sembrado.
Sin separarnos mucho de la rejilla podemos descender montados por el sendero por el que será prácticamente el único tramo ciclable, a duras penas y para casi todos nosotros, en muchos minutos. Después del botador empezaba el no camino, digamoslo así, ya que no puede tener ese nombre algo que no existe. Solamente a tramos los más atrevidos se atrevían a montar e iban cogiendo bastante ventaja, los demás éramos simples espectadores. Por mi parte tenía ya bastante con avanzar a trancas y barrancas con mi zapatilla con la suela desmontada y los dedos por fuera. Aún así disfruté del trayecto. El tramo final, muy empinado, antes de desembocar en la pista de la Coma des Cellers, es el llamado Pas Gran.
Ya por camino ancho llegamos a la carretera en un momento y aunque ya se sabía que por el retraso acumulado no llegaríamos a ses Basses se optó por intentar el paso por el Coll des Coloms. Hubo momentos de duda y al final acabamos fuera de ruta, en un paso que hizo sudar a más de uno. Por el otro lado descendimos hasta una casa antigua que resultó ser propiedad de la familia de Torito (habíamos hablado de ella en la subida ya que se había derrumbado una pared con los últimos temporales y buscaba una solución y sin buscarla fuimos a dar con ella; con la casa no con la solución).
Ocurrió lo mismo que arriba. Pepe pinchó y tardamos bastante en reparar porque la punta estaba incrustada en la goma y había que sacarla. Una vez subsanado el percance no tardamos en llegar a la carretera y ya bajar directos hacia Andratx por el camino asfaltado de la Coma Freda por lo que llegamos al pueblo en pocos minutos. La mayoría optó por quedarse a comer y hacer banquillo que había ya hambre.