No bastarían dos semanas saliendo todos los días para recorrer todos los caminos que tengo esperando pero me tengo que conformar con hacerlo un solo día, por eso me lo estudié y salí a recorrer solamente varios de ellos; digo salimos porque no iba solo, Carlos me acompañó. Aunque entre semana sí que me vestí de corto no podría decirse que se tratara de una salida como tal, simplemente quise ir a saludar a mis compañeros de fatigas y de paso rodar un poco con ellos por la campiña. Xavi me tentaba con bajar con él por la trialera de la enduro, iba a acortar pero aún así no creía que me diera tiempo a llegar a casa con suficiente luz aunque no fue motivo como para no empezar a subir el coll de sa Creu con ellos. Lo que pasó es que Jromán se indispuso en la subida y volvimos atrás hasta su casa. Mi objetivo de despejarme un poco del día a día se había cumplido y ya me bastaba.
Para el fin de semana había trazado un plan ambicioso con sus tres subidas y sus tres bajadas, dos de ellas desconocidas por lo que podía pasar cualquier cosa y eso era precisamente lo interesante del plan. Empezaría por donde quedamos la semana pasada, a media subida de no se sabe dónde. Vimos la parte buena del camino pero la sorpresa fue la continuación desde la casa en ruinas, el camino se mantiene firme y su paso por el bosque nos dejó satisfechos. La unión con la pista no ofrece pegas y seguimos subiendo hasta ver la casa muy cerca por lo que nos desviamos por el ramal para distanciarnos y no ser vistos y aunque no debería haber ningún problema en ese sentido preferimos pasar inadvertidos y tras una breve subida llegamos al enlace cerca de la barrera y es cuando Carlos, por primera vez desde la salida, se sitúa.
Por fin iba a hacer ese camino de bajada ya que iban unas cuantas y siempre de subida, y me parece que me voy a quedar con la subida. La primera parte es de ir rápido sin ninguna complicación, alguna piedra suelta a lo sumo, y la segunda, la que preveía algo más movida, casi ni me enteré y ya estábamos abajo, y en la carretera un minuto más tarde. Toca carretear hasta la siguiente entrada, la de Miralles, para afrontar la segunda subida. Ésta ya es conocida, la he hecho hasta el final en Cas Canot pero ahora debemos desviarnos por el pinar de Canet para encontrar la pista de ses Rotes y de ésa la de Son Antic. Seguimos el plan previsto sin problemas, algún que otro repecho se nos atraganta, la condición física mía era penosa, ya desde el principio me notaba las piernas muy pesadas y no preveía mejoría, a sufrir pues.
Una vez en la pista de abajo nos damos cuenta de que vamos a tener muchas dificultades para enlazar con la segunda pista, una pared con rejilla y dos líneas de pinchos arriba para redondear el pastel. Decir que tiene algún paso por la pared donde han quitado piedras pero es imposible pasar las bicis así que vamos subiendo mientras se me van quitando las ganas de pasar al otro lado y más cuando no sé lo que me espera realmente, el final en ascenso por la torrentera no me seduce vistas las dificultades iniciales por lo que lo dejamos pasar y subimos como podemos hacia el coll de sa Basseta y a pesar de no sentirme físicamente de lo mejor puedo encadenar una buena tirada montado aunque debo parar en las zetas finales.
Mientras comemos algo arriba oigo llegar a gente desde la mola y los reconozco, son M.A. Arenas y compañía atravesando la sierra aunque un poco más modestamente de lo que tenían pensado en un principio. Pretenden irse pero les convenzo de que se vengan con nosotros a hacer la nueva bajada esporlera. Se hacen de rogar pero al final acceden y partimos hacia la carretera de la cual tenemos que rodar aún un último kilómetro antes de coronar pero una vez arriba ya vino todo rodado, algún pequeño despiste aparte.
Parece ser que la bajada hacia Son Dameto sí la conocían aunque solamente hasta el desvío de la carretera, en cambio en esta ocasión continuamos hasta las casas por donde pudimos pasar sin armar alboroto. Las superamos y seguimos por un tramo menos definido entre las zonas de cultivo hasta la barrera del bosque donde sí comienza ya el camino empedrado, mucho más divertido encarado de esta manera. Buen final de ruta, porque la dimos por acabada pero más que por ganas por fuerzas, no íbamos muy sobrados, así que, tras despedirnos de los colegas, nos dispusimos a recuperar algo de energía con algunos sólidos y líquidos en el super amenizados también con un poco de música en directo.
No pasará a la historia como la gran ruta lo que hicimos el sábado pero me quedó un magnífico sabor de boca al poder enlazar esos dos caminos en una ruta ciclable aunque falta por confirmar la tercera parte que tendré que hacerla al revés. Tenía mis dudas aunque después me acordé de que siempre me había fijado en un camino empedrado cuando pasé por allí pero ya ha pasado mucho tiempo y puede que me equivoque. Me falta también investigar la zona llana, la cosa sobre la pantalla y el papel está más o menos claro pero hace falta corroborarlo, seguramente el sábado que viene haga algo de eso.
Para el fin de semana había trazado un plan ambicioso con sus tres subidas y sus tres bajadas, dos de ellas desconocidas por lo que podía pasar cualquier cosa y eso era precisamente lo interesante del plan. Empezaría por donde quedamos la semana pasada, a media subida de no se sabe dónde. Vimos la parte buena del camino pero la sorpresa fue la continuación desde la casa en ruinas, el camino se mantiene firme y su paso por el bosque nos dejó satisfechos. La unión con la pista no ofrece pegas y seguimos subiendo hasta ver la casa muy cerca por lo que nos desviamos por el ramal para distanciarnos y no ser vistos y aunque no debería haber ningún problema en ese sentido preferimos pasar inadvertidos y tras una breve subida llegamos al enlace cerca de la barrera y es cuando Carlos, por primera vez desde la salida, se sitúa.
Por fin iba a hacer ese camino de bajada ya que iban unas cuantas y siempre de subida, y me parece que me voy a quedar con la subida. La primera parte es de ir rápido sin ninguna complicación, alguna piedra suelta a lo sumo, y la segunda, la que preveía algo más movida, casi ni me enteré y ya estábamos abajo, y en la carretera un minuto más tarde. Toca carretear hasta la siguiente entrada, la de Miralles, para afrontar la segunda subida. Ésta ya es conocida, la he hecho hasta el final en Cas Canot pero ahora debemos desviarnos por el pinar de Canet para encontrar la pista de ses Rotes y de ésa la de Son Antic. Seguimos el plan previsto sin problemas, algún que otro repecho se nos atraganta, la condición física mía era penosa, ya desde el principio me notaba las piernas muy pesadas y no preveía mejoría, a sufrir pues.
Una vez en la pista de abajo nos damos cuenta de que vamos a tener muchas dificultades para enlazar con la segunda pista, una pared con rejilla y dos líneas de pinchos arriba para redondear el pastel. Decir que tiene algún paso por la pared donde han quitado piedras pero es imposible pasar las bicis así que vamos subiendo mientras se me van quitando las ganas de pasar al otro lado y más cuando no sé lo que me espera realmente, el final en ascenso por la torrentera no me seduce vistas las dificultades iniciales por lo que lo dejamos pasar y subimos como podemos hacia el coll de sa Basseta y a pesar de no sentirme físicamente de lo mejor puedo encadenar una buena tirada montado aunque debo parar en las zetas finales.
Mientras comemos algo arriba oigo llegar a gente desde la mola y los reconozco, son M.A. Arenas y compañía atravesando la sierra aunque un poco más modestamente de lo que tenían pensado en un principio. Pretenden irse pero les convenzo de que se vengan con nosotros a hacer la nueva bajada esporlera. Se hacen de rogar pero al final acceden y partimos hacia la carretera de la cual tenemos que rodar aún un último kilómetro antes de coronar pero una vez arriba ya vino todo rodado, algún pequeño despiste aparte.
Parece ser que la bajada hacia Son Dameto sí la conocían aunque solamente hasta el desvío de la carretera, en cambio en esta ocasión continuamos hasta las casas por donde pudimos pasar sin armar alboroto. Las superamos y seguimos por un tramo menos definido entre las zonas de cultivo hasta la barrera del bosque donde sí comienza ya el camino empedrado, mucho más divertido encarado de esta manera. Buen final de ruta, porque la dimos por acabada pero más que por ganas por fuerzas, no íbamos muy sobrados, así que, tras despedirnos de los colegas, nos dispusimos a recuperar algo de energía con algunos sólidos y líquidos en el super amenizados también con un poco de música en directo.
No pasará a la historia como la gran ruta lo que hicimos el sábado pero me quedó un magnífico sabor de boca al poder enlazar esos dos caminos en una ruta ciclable aunque falta por confirmar la tercera parte que tendré que hacerla al revés. Tenía mis dudas aunque después me acordé de que siempre me había fijado en un camino empedrado cuando pasé por allí pero ya ha pasado mucho tiempo y puede que me equivoque. Me falta también investigar la zona llana, la cosa sobre la pantalla y el papel está más o menos claro pero hace falta corroborarlo, seguramente el sábado que viene haga algo de eso.