Aigoooo!!!!

El domingo de la semana pasada salí, no lo comenté por aquí pero así fue, salí con varios compañeros banyuts (perdón, bous, por si alguno se ofende). Aunque la previsión del tiempo fuera pésima parte del núcleo duro de ese grupo y yo nos vimos las caras en el punto de reunión habitual semanal, las fotos de ese encuentro están en otro lado, este es un blog serio. Decidimos hacer un Bunyolí y se me ocurrió enseñarles la variante de Son Malferit que había localizado hace unos meses como opción de vuelta para hacerla en bajada porque de subida te deja en medio de ningún sitio que valga la pena, así que nos dirigimos por carretera hacia el desvío de Establiments y en la variante del bosque pinché y en esas estábamos cuando empezó a llover, tímidamente al principio para ir incrementando el volumen a medida que íbamos subiendo. Tomeu se quería ir al llegar a la carretera pero le convencimos de que siguiera y así lo hizo mientras el aguacero iba en aumento a ojos vista.

En Sobremunt tocaba bajar mientras nos caía encima la de dios con lo que tuvimos que ir con un poco de tiento en las curvas para mantener el equilibrio en todo momento. Explico todo ésto porque fue en esa bajada cuando noté un clek raro en la horquilla pero no vi nada extraño desde mi posición elevada y seguí. En el cruce donde debíamos desviarnos decidimos no hacerlo porque el camino a tomar no está en buenas condiciones al principio y hay que patear por un campo próximo que estaría hecho un lodazal, consideramos que no valía la pena dadas las condiciones meteorológicas y lo dejamos para otra ocasión.

En una de las paradas de Son Malferit es cuando me dí cuenta del problema en la horquilla, se quedaba hundida y no volvía a sitio, sea lo que fuere no podía hacer nada para solucionarlo en ese momento y ya lo comprobaría en casa más tranquilamente y sobretodo seco, porque la ducha que estábamos recibiendo era de aúpa. Solamente faltaba el toque guarro de los charcos de Sarrià sobretodo si eres el que va detrás, en lugar de zapatillas parecía que llevaba aletas, pero el gusto de embarrarse hasta las cejas permanece en tu mente como un placer primario y hay que rememorarlo siempre que hay ocasión.

Entre semana desmonté la horquilla y lo único que vi fuera de lugar es que el aceite parece que había pillado humedad porque era bastante denso, muy parecido a la horchata, cuando inicialmente es de un color rojizo y muy poco denso. Limpié a fondo las barras y se lo cambié pero hasta que no me prestaron una bomba de presión no pude comprobar si todo funcionaba correctamente como así parece ser. La cadena también necesitó una limpieza con pincel pero dudo que no necesite una actuación más profunda, me pareció que se quejaba en la última salida.