Más Comuna

Aún medio renqueante de la congestión y el palizón (más kilométrico que otra cosa) del sábado pasado por la Comuna era lógico que el miércoles no me bullera la cabeza urdiendo grandes planes para la salida del jueves santo, más bien al nivel de los planes B, es decir, sin mucha complicación ni desnivel, pateos menos, y de paso escudriñar algún rincón si es posible. Así estaba en mis divagaciones cuando recibo una llamada de Jaujatengo el día libre y quiero ir a la Comuna, ¿te vienes?”. Me explicó sus planes, subir por aquí, bajar por allá, volver a subir, dar una vuelta, volver a bajar, bueno, bueno, acepto, por supuesto y ya veremos donde llegamos.

Me presento en el área recreativa de Caubet con Carlos que también necesita sesión de monte y pedal. Dejar los vehículos allí es una buena idea y por varias razones, una es que no inicias la subida de golpe, ya llegas casi caliente y el cuerpo te lo agradece; dos, que el coche está más protegido, hay siempre mucho movimiento y sobretodo, vigilancia, y eso evita sustos y dispendios innecesarios.

No sé a qué hora salimos de allí entretenidos como estábamos dando vueltas unos con las bicis de los otros intentando encontrar alguna diferencia entre unas y otras y es que Jauja había cambiado la potencia por una más corta y estaba empeñado en sacarle provecho. Paseito hasta Bunyola y comenzamos a subir directamente sin parar abajo ya que tampoco había nadie. Uno vimos subir por delante y pronto lo cogimos a pesar de subir nosotros muy tranquilos. En la barrera, ahora cerrada a cal y canto a raíz del incendio, nos pilló un grupo capitaneados por Miki bou que subían bastante más alegres y que por tanto nos dejaron atrás después de los saludos; otro grupo nos alcanzó también por esa zona y allí nos dejó. Nos entretuvimos otro poco en calibrar la magnitud del incendio viendo que era bastante menor que el otro que se produjo en la misma zona hace ya años así que la zona se recuperará rápido, siempre entendiendo rapidez a ritmo de la naturaleza, es decir, a años vista.

Me extrañó volver a encontrar al grupo de Miki en la barrera, no pensaba verlos más, pero eso permitió un reagrupamiento y salimos juntos hacia el Comellar d'en Cupí. No me esperaba encontrar lo que vi allí, una señal de tráfico prohibiendo el tránsito de bicis hacia el camí des Grau. Había oído comentarios sobre esa señal instalada a raíz de algunas quejas de vecinos que creía se referían a las escalinatas del carreró de sa Comuna ya dentro del pueblo pero no esperaba que se prohibiera rodar por el camino completo. No veo la diferencia entre ese camino y cualquier otro de la comuna por tanto no me negareis que da mala espina el asunto.

No hubo fuerzas para superar el tramo más empinado del camino y cuando llegué a la pista seguí por ella ya hasta el final y a plato pequeño, señal inequívoca de que iba bastante petado, y aún así no llegué de los últimos. Reagrupamiento arriba y dispersión, no convencí a los que no conocían la cabra de que vinieran con nosotros y nos separamos definitivamente. Nosotros nos lanzamos por allí a tumba abierta y... ahora podría seguir en este plan relatando una bajada espectacular y despertando la envidia ajena pero más bien sería una ficción literaria, que como literatura (siempre y cuando queráis acordar que lo que estáis leyendo pueda clasificarse como tal, yo lo dejaría en narración simplemente) podría adornar más o menos pero que sería irreal (aunque eso solo lo sabrían quienes estuvieron conmigo) y en aras de la verdad, la bajada como tal, pues más bien la dejaría en prudente en cuanto a riesgos. Jauja bajaba asimismo contento ya que había algunos puntos que tenía atravesados y los superó en esta ocasión sin mayores complicaciones. Hasta lo intentó en los troncos varias veces y casi lo consiguió pero que le rocen los platos no le ayuda, ante tal empeño en pasar me vi obligado a intentarlo yo también y el resultado fue patético pero inocuo para mi integridad física gracias a dios.

En la losa más de lo mismo, Carlos se tiró varias veces desde arriba controlando bastante bien, Jauja después de bajar el escalón andando y yo a pata de arriba abajo, no estaba para florituras. La idea era bajar hasta el fondo de la pista para volver al depósito. La bajada no es corta, da para ponerse a tono y activar el flow y éso es lo que hice después de quitarle un poco de rebote a la horquilla visto lo visto en los troncos, y fue un acierto. Me dejan pasar delante, ya ves tú, el presionador detrás, cómo no, y Jauja por ahí atrás, a su ritmo, decía.

Ahora quedaba subir y le tenía respeto a la subida, al menos hasta la caseta ya que el tramo desde la misma hasta arriba que hice la semana pasada me había parecido muy asequible, y lo bueno es que el primer tramo también lo es, a veces sucede, con el paso del tiempo la pendiente se suaviza. De paso comprobamos la existencia (o desaparición) de ese camino misterioso del Cocó Peguer que sigue sin aparecer.

Llegamos arriba y en el cruce del camino conocido merendamos un poco para afrontar el que sería ya el último reto del día, el horario se había encargado lógicamente de desbaratar las previsiones más optimistas del compañero, y nos lanzamos (conmigo delante otra vez) en pos de alcanzar el nirvana a través del flow. Hubo dos paradas, la primera al final de la bajada inicial donde empieza el camino de carro propiamente dicho aunque alguno no se lo creyera, y la segunda al paso por la vaguada donde empieza el otro camino desgraciadamente impracticable ni siquiera para subir andando, y por lo tanto descartado para cualquier investigación. No debía estar tan mal cuando subí por primera vez hasta donde pude pero es imposible ahora mismo satisfacer mi curiosidad y repetir el ascenso.

Seguí a mi ritmo y volví a cobrar mucha ventaja, cosa que me resultó bastante extraña si observamos mi posición en el ránking bikero pero lo que me interesaba el sábado era el flow, el fluir, el deslizamiento de la bici sobre el terreno, el acoplamiento hombre-máquina, el control, saborear cada piedra superada, sentirme vivo, en pocas palabras, y lo conseguí. Pido poco pero la felicidad consiste en saborear lo que uno tiene en el preciso momento, y en esos momentos tenía lo que quería. Pero no así en la vuelta, me hicieron una pirula buena, después de atravesar por es Cabàs a regañadientes, donde por cierto no tuvimos que saltar la barrera, estaba abierta (la primera me refiero, no la del cartel de las setas), me hicieron un corte de mangas al intentar que saltaran la pared (rajaaaaos!!!) para ir a coger el sendero de los caballos que nos hubiera llevado hasta la rotonda sin tocar asfalto y para no hacer un feo tuve que rodar por la carretera, no está lejos pero le estoy cogiendo bastante tirria a rodar por la capa negra.

Y luego no me dan ningún relevo en todo el trayecto, serán trozos, hala, cómete tu solo el aire en contra y márcame el ritmo, bromas aparte hasta diría que me vino bien el tramo final, me puso a tono. Por la tarde estaba bastante entero aunque seguía moqueando de todas todas pero al menos recuperando mi punto de forma habitual, aún así habría que esperar al sábado para confirmar la progresión, pero eso será ya otro capítulo.


Lo mismo pero en fotos

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