KDD

Un día a uno se le ocurre que quiere juntar a cien bikeros (ya son ganas) para hacer una rodada juntos y pone el tema en marcha a través del foromtb y de la página de Xisco. Excusa: ninguna. No había ningún lema que corear ni pancarta que seguir, simplemente porque sí. Tuve mis dudas al principio sobre la conveniencia o no de asistir pero tampoco encontré una razón de peso para no hacerlo. No hice referencia ni comentario sobre ello en el blog porque tampoco hacía falta, otros ya lo habían hecho y quién más quién menos se había enterado. Creía que asistirían algunos miembros de la cuadrilla pero a última hora del viernes hubo cambio de planes y solamente Juan estaba dispuesto a secundar la iniciativa, arrastraba molestias físicas pero la bondad de la ruta le animó a venir.

No había mucha gente en la plaza cuando llegamos y era casi la hora pero aún faltaban muchos de los que habían confirmado y así fueron llegando de por todos lados de la misma manera que se habían repartido los coches en los distintos aparcamientos. De Sa Pobla, Xisco/Xaragall; de Palma, los Tira-tira sin Tolo, Maifren, Bous Bufats, Webbalear, todos con sus mejores galas; algunos foreros del Coll, l'amo Andreu, muchos de Alcúdia y así hasta completar el pelotón de casi ochenta que pululábamos por ahí. El resto de gente que no he ubicado que no se ofenda, no pude conocerlos a todos, lo importante es que estábamos allí.

La ruta la tenía más o menos clara pero en las primeras de cambio nos metemos por el Camí del Puig Xacons que no conocía. Es un camino lateral que empalma con el Camí de Muntanya a medio camino. El ritmo era bastante tranquilo y había paradas en todos los puntos conflictivos. Pasamos el cruce del Camí de s'Alou y llegamos al portillo. Seguimos recto por la pista bordeando el golf y bajando hasta la cadena. Desde allí solo queda el último repecho hasta el Coll Baix. Reagrupamiento y charlas, algunas fotos y unos cuantos hasta comieron algo.

La idea era volver por donde habíamos venido y desviarnos por el portillo para bordear la urbanización de Bonaire, rodear el campamento y salir a la carretera de subida a la ermita. Eso es lo que había entendido y nos vamos para abajo. Yo bajaba por la pista pero antes de llegar a la cadena ya voy flaneando de atrás, con toda la cubierta por los suelos. Juan estaba cerca y se para mientras voy desmontando la rueda. Llantazo? Dónde? Si no he notado nada extraño. Venga, a cambiar la cámara y nos vamos. Pero si voy vacío de delante!!! Juan me presta una cámara porque, iluso confiado de mí, solamente llevaba una.

Está claro que no los vamos a pillar por lo que se plantea un cambio de planes. Podríamos tirar por Ses Fontanelles que es un teórico atajo, y digo teórico porque no he ido nunca. Mira por donde aún vamos a explorar un poco hoy y nos metemos por el desvío cerca de la losa. Está marcado, no hay problema, y así vamos haciendo tramos hacia arriba, bastante ciclables por cierto. Me gustó. Presentía que sería un sube baja y si la parte de bajada es como la de subida pues iba a ser divertido. Llegamos pues al Coll de Na Benet, donde una serie de piedras colocadas a modo de bancos debajo de los pinos invitaban al descanso, pero no podíamos si queríamos alcanzarlos, aunque visto el itinerario sabía seguro que no lo lograríamos ya que su camino era mucho más ciclabe y con menos desnivel.

En ese lugar hay un cruce de caminos. Vemos un sendero señalizado como Camí des Pujadors que se dirige hacia la zona de Bonaire. Otro día será la excusa para volver. También se ve al fondo del valle el que veníamos siguiendo y presentía que iba a tratarse de una bajada divertida pero teniendo como tengo aún hinchado el pulgar de la mano izquierda no me permite agarrar con fuerza el manillar y eso se nota bastante con el traqueteo de las piedras con lo que realicé una bajada bastante discreta (huelga decir que con la mano buena tampoco es que la hubiera mejorado mucho, pero bueno). Tampoco vi nada que me recordara a unas fontanelles, Fontanelles fondes y Fontanelles sobiranes, que existir debieron existir en algún momento pero que ahora me vi incapaz de ubicarlas sobre el terreno. Lo que se es que cruzamos el torrente bastantes veces y supongo que tras algunos días de lluvia deben brotar por algún lado.

Al llegar al cruce con el ramal de Bonaire unos extranjeros alemanes nos preguntaron por la Talaia o eso creímos entender ya que mi inglés es macarrónico, y del alemán no digamos. Menos mal que había un cartelón con un mapa y con un poco de idioma gestual los encaminamos en la dirección correcta; de todas maneras lo único que tenían que hacer era seguirnos. De hecho lo hicieron pero en la zona de trialeras de bajada se quedaron atrás. Luego nos siguieron por la de subida y llegaron a la explanada de la ermita con una cara bastante alegre, como dándonos las gracias y seguramente pensando a ver por dónde habrían subido los coches que con certeza sería mucho más fácil que por donde lo hicieron ellos y nosotros.

De toda la peña ni rastro, ya debían estar arriba, pero como nosotros teníamos hambre nos quedamos allí a comer y a esperarlos. No tardaron mucho en bajar, unos quince o veinte minutos, y una vez reunidos bajamos por la carretera ya que el último tramo de trialera de subida es para expertos, aunque alguno si creo que bajó por allí. Nosotros pillamos lo fácil y salimos de la carretera frente al desvío de la zona militar para llegar al cruce llaneando y volver por donde habíamos venido. Allí se formó tapón, tanto en las subidas como en las bajadas, que eran bastante sencillas por cierto. Desandando nuestros pasos (o rodadas mejor dicho) volvimos al cruce del campamento, cruzándolo y saliendo a la carretera hacia el Mal Pas y girando a la derecha para dirigirnos a la zona de Manresa donde hicimos una parte de costa por las rocas hasta el paseo costero y al acabar éste, vuelta al pueblo, al mismo sitio donde habíamos comenzado, donde nos despedimos todos de todos.

En resumen, fue un buen día de ciclismo compartiendo con nuevos compañeros la afición aunque me perdiera parte de la ruta por un percance desgraciado pero que me permitió por contra tener alguna alegría conociendo lugares y caminos nuevos. La ruta en sí no es muy exigente pero hay que tener en cuenta que no se hizo la parte más dura y técnica como es la bajada desde la Talaia al coll Baix; lo más la bajada desde el Coll de na Benet. De todas maneras si hubiera sido algo más dura lo habría tenido mucho más complicado para poder mantener la mano sobre el manillar.

La opinión generalizada, que comparto cien por cien, es de que fue un éxito, hasta dicen que vino uno de Eivissa aposta, y seguramente, y espero, se va a repetir en otros lugares de la isla, pero vamos, eso es adelantar acontecimientos. Por tanto solo me queda felicitar al organizador y en general a los que lo hicieron posible y transmitir, aunque sea unas migas, parte de la ilusión que nos provocó un acto como este. Trabajar por nada, por una idea o cabezonería, pero con un buen resultado.

Que se repita.