Una semana y cientos de mensajes después la ruta aún no estaba clara del todo. Que si me voy por aquí o por allá, que si viene este o el otro, en fin, que no pasaba de proyecto. En principio tenía que ser una de aquellas de exploración montañera y eso quiere decir pateo y algunos nos desmarcamos desde el principio, por eso mantenía viva la opción de acabar lo que empezamos la semana pasada, aunque fuera repetir dos semanas seguidas. Al no haber quorum suficiente para la pateada Tomeu propuso hacer una que no había hecho y que tenía pendiente, la Volta a la Talaia de Cals Reis, pero en sentido inverso, y le vi buenas opciones. Más aún, me lo creí al ver anunciada la hora de salida, las ocho en Alaró, aunque luego la hora real de salida fuera casi una hora después. Esa hora nos faltaría al final, pero vayamos por partes.
Alaró a las ocho y un poco más llegando los últimos Carlos y yo. Los últimos de siete, ni pocos ni muchos, suficientes para que haya de todo. Lo primero fue el cortado en el bar para algunos, ponernos al día y calentarnos algo aunque fuera artificialmente. Lo segundo fue ir a ver las rampas de hormigón de sa Bastida. Algunos querían verlas de día, solamente las habían hecho de noche y no las tenían calibradas. Yo sí me acordaba de que no las subí enteras la última vez aunque tampoco era algo que me preocupara. De hecho las fuimos recorriendo bastante bien aunque tuve que parar forzosamente un par de veces, una por una salida de cala (cosa que me pasaría unas cuantas veces a lo largo del día) y otra porque me saltó la cadena, aún así arranqué de donde estaba por lo que puede decirse que las hice de un tirón.
Coll de s'Era, la gente se ubica, Potato prepara la cámara y Carlos se da cuenta de que no ha puesto la tarjeta de memoria en la suya, mea culpa, me la pasó para copiar las fotos de la ruta de la semana pasada y se la devolví el mismo sábado, por eso se olvidó. Hubiera estado bien comparar las dos grabaciones. Pero sigamos, primer tramo de pista hasta el desvío del sendero que baja hasta Coanegra y me entero de que algunos no lo conocen y lo disfrutan casi tanto o más que los que sí. Voy detrás de Tomeu, Jromán y Potato vienen detrás empujando. Durante el tramo de sendero le sigo pero al llegar al desnivel el piso es de tierra y voy haciendo patinaje y además con retención cero de frenada por lo que en la primera curva les dejo pasar. Después me dedico a bajar como puedo.
En una curva de la pista me encuentro a Tomeu que ha pinchado. La reparación no tiene más pegas que conseguir que la cubierta asiente hinchando con una bomba de mano. Más abajo, en el torrente lleno de agua, nos portamos bien y todos atravesamos sin mojarnos mucho los pies.
Yendo hacia Santa María se decide por donde se hará la subida hacia la Comuna de Bunyola, ya que en la ruta original la bajada es por el Cocó Peguer y ya sabemos que de subida se patea bastante, por lo que nos dirigimos hacia Es Cabàs y Cas Bergantet para atacar las durísimas rampas que nos acercarán a la Coma d'en Buscante, primero las de hormigón, por lo tanto las más fáciles, aunque la perspectiva de la casa desde abajo pueda inducirnos a pensar todo lo contrario pero si se atacan con confianza no tienen problemas. Teóricamente habíamos merendado antes pero solamente me había comido un plátano y un donette y al final eso fue lo único que comí, el bocata solamente vino de paseo en la mochila.
Después de esas rampas si que caminamos algo porque lo que sigue es muy duro y de mucha piedra suelta; prácticamente insalvable para un aficionado, pero después de pasar la barrera es otra cosa, ahí sí se puede intentar a tramos, y es lo que hice durante todo el trayecto, aunque mi entusiasmo no llegó a contagiarse. En cambio yo, tramo a tramo, me seguía sintiendo muy bien. Arriba paramos un rato y tampoco comí, aunque fue un error que afortunadamente no tuve que lamentar al final. Segunda tanda de opciones: cabra o no cabra. Mejor no, lo preferí así; alguien comentó que por el estado del piso pero yo pensaba en otra cosa, en el sendero que nos acerca al Coll des Picot al cual desemboca el de la cabra, el que siempre solía hacerse antes de descubrir la cabra, y el que nunca había vuelto a repetir desde que salgo con el grupo. Ayer lo hicimos y disfruté muchísimo allí, exprimiéndome para conseguir hacerlo todo montado, y casi lo consigo, continuando con las mismas sensaciones hasta lo alto del Coll des Picot, donde no tuve que pararme mucho pues ya llevaba las protecciones puestas y bajé sin entretenerme demasiado disfrutando lo máximo posible de cada metro recorrido.
Desvío hacia Ses Clavegueres pero esta vez con las gafas puestas; que peligro tiene ese tramo con las matas, algunas tienen las ramas particularmente duras y pueden llegar a desequilibrarte o fustigarte en la cara si vas muy cerca del de delante o un poco despistado. Después de la barrera algunos quedamos atrás y nos pasamos el desvío, eso nos hizo perder unos minutos y algo más por dentro del bosque cuando perdimos los hitos en alguna ocasión, aún así no esperaron mucho en la barrera. Barrera petadísima de público, ese sitio después de llover parece la Fira del Ram. Excursionistas, domingueros, rapelistas y corredores muy bien pertrechados, estos últimos todos extranjeros, supongo que con algún guía de pago de por aquí, aunque ciclistas no nos topamos con ninguno (miento, si, tres en Coanegra).
Preferí no tentar a la suerte atravesando el torrente a pie y subir con los pies secos, cosa que solo logré a medias, aunque sin llegar a inconveniente serio. Me planteé hacer lo máximo de subida posible montado y pardiez si lo intenté y hasta les dí la vara con ello (que me perdonen, solo era fruto del calentón del momento). La subida es muy exigente aunque en su primera mitad invita al desboque, tiene trampa, y hay que saber controlarse para llegar arriba con éxito. Yo no lo conseguí, aún así me sentía bien, hasta Potato me tomó el pulso, ciento treinta como mínimo, dijo, ¿tanto? A mí me pareció menos pero lo hicimos mal, no teníamos reloj pero uno de los dos debería haber cronometrado. Lo probaré otro día.
Llegamos a la pared de Es Rafal sin hacer mucho ruido no sea cosa que nos saliera el míster y cruzamos por el sembrado casi de puntillas. Hubiera dado igual si la congregación que había allí reunida, a juzgar por la cantidad de vehículos que había, en lugar de estar dentro de la casa o bien cazando por la zona, hubiera estado por las inmediaciones. Bronca segura.
Tercera variación sobre la ruta prevista, en lugar de subir a la Talaia, nuestra meta y leitmotiv de la salida, bajaríamos directos al pueblo. Había prisa por parte de algunos y faltaban ganas y fuerzas por parte de otros, creo yo, y ahí es donde nos faltaba la hora que perdimos al principio, entonces decidimos bajar por la Font de sa Bastida, bajada un poco más cañera que la nueva pista de Ses Artigues. Bajo el primero ya que de todas maneras me van a coger y cuando lo hacen y me pongo a rebufo me entra una rama en la rueda de atrás y me paro antes de que llegue el destrozo pero ya no está, ni la rama ni los de delante, y es cuando me coge Yarik pero por poco tiempo ya que un poco más adelante se queda sin cubierta en la rueda trasera, ha desllantado en un saltito y en línea recta, con la inmensa suerte de no caer trastabillado por su propia bicicleta. La reparación duró más de lo necesario porque las válvulas suelen quedar gripadas y no salen si no tienes herramientas, unos alicates, por ejemplo. Si no tienes un taladro a pilas tampoco vendría mal.
Bromas aparte, y menos mal que no pasó nada grave en ese incidente, puedo afirmar que quedamos muy contentos de la ruta y ésa y no otra es la finalidad última al realizarla, lo qué y con quién lo hagas. Eso sí, me consta que la próxima vez la haremos completa. ¿Verdad o no?
Alaró a las ocho y un poco más llegando los últimos Carlos y yo. Los últimos de siete, ni pocos ni muchos, suficientes para que haya de todo. Lo primero fue el cortado en el bar para algunos, ponernos al día y calentarnos algo aunque fuera artificialmente. Lo segundo fue ir a ver las rampas de hormigón de sa Bastida. Algunos querían verlas de día, solamente las habían hecho de noche y no las tenían calibradas. Yo sí me acordaba de que no las subí enteras la última vez aunque tampoco era algo que me preocupara. De hecho las fuimos recorriendo bastante bien aunque tuve que parar forzosamente un par de veces, una por una salida de cala (cosa que me pasaría unas cuantas veces a lo largo del día) y otra porque me saltó la cadena, aún así arranqué de donde estaba por lo que puede decirse que las hice de un tirón.
Coll de s'Era, la gente se ubica, Potato prepara la cámara y Carlos se da cuenta de que no ha puesto la tarjeta de memoria en la suya, mea culpa, me la pasó para copiar las fotos de la ruta de la semana pasada y se la devolví el mismo sábado, por eso se olvidó. Hubiera estado bien comparar las dos grabaciones. Pero sigamos, primer tramo de pista hasta el desvío del sendero que baja hasta Coanegra y me entero de que algunos no lo conocen y lo disfrutan casi tanto o más que los que sí. Voy detrás de Tomeu, Jromán y Potato vienen detrás empujando. Durante el tramo de sendero le sigo pero al llegar al desnivel el piso es de tierra y voy haciendo patinaje y además con retención cero de frenada por lo que en la primera curva les dejo pasar. Después me dedico a bajar como puedo.
En una curva de la pista me encuentro a Tomeu que ha pinchado. La reparación no tiene más pegas que conseguir que la cubierta asiente hinchando con una bomba de mano. Más abajo, en el torrente lleno de agua, nos portamos bien y todos atravesamos sin mojarnos mucho los pies.
Yendo hacia Santa María se decide por donde se hará la subida hacia la Comuna de Bunyola, ya que en la ruta original la bajada es por el Cocó Peguer y ya sabemos que de subida se patea bastante, por lo que nos dirigimos hacia Es Cabàs y Cas Bergantet para atacar las durísimas rampas que nos acercarán a la Coma d'en Buscante, primero las de hormigón, por lo tanto las más fáciles, aunque la perspectiva de la casa desde abajo pueda inducirnos a pensar todo lo contrario pero si se atacan con confianza no tienen problemas. Teóricamente habíamos merendado antes pero solamente me había comido un plátano y un donette y al final eso fue lo único que comí, el bocata solamente vino de paseo en la mochila.
Después de esas rampas si que caminamos algo porque lo que sigue es muy duro y de mucha piedra suelta; prácticamente insalvable para un aficionado, pero después de pasar la barrera es otra cosa, ahí sí se puede intentar a tramos, y es lo que hice durante todo el trayecto, aunque mi entusiasmo no llegó a contagiarse. En cambio yo, tramo a tramo, me seguía sintiendo muy bien. Arriba paramos un rato y tampoco comí, aunque fue un error que afortunadamente no tuve que lamentar al final. Segunda tanda de opciones: cabra o no cabra. Mejor no, lo preferí así; alguien comentó que por el estado del piso pero yo pensaba en otra cosa, en el sendero que nos acerca al Coll des Picot al cual desemboca el de la cabra, el que siempre solía hacerse antes de descubrir la cabra, y el que nunca había vuelto a repetir desde que salgo con el grupo. Ayer lo hicimos y disfruté muchísimo allí, exprimiéndome para conseguir hacerlo todo montado, y casi lo consigo, continuando con las mismas sensaciones hasta lo alto del Coll des Picot, donde no tuve que pararme mucho pues ya llevaba las protecciones puestas y bajé sin entretenerme demasiado disfrutando lo máximo posible de cada metro recorrido.
Desvío hacia Ses Clavegueres pero esta vez con las gafas puestas; que peligro tiene ese tramo con las matas, algunas tienen las ramas particularmente duras y pueden llegar a desequilibrarte o fustigarte en la cara si vas muy cerca del de delante o un poco despistado. Después de la barrera algunos quedamos atrás y nos pasamos el desvío, eso nos hizo perder unos minutos y algo más por dentro del bosque cuando perdimos los hitos en alguna ocasión, aún así no esperaron mucho en la barrera. Barrera petadísima de público, ese sitio después de llover parece la Fira del Ram. Excursionistas, domingueros, rapelistas y corredores muy bien pertrechados, estos últimos todos extranjeros, supongo que con algún guía de pago de por aquí, aunque ciclistas no nos topamos con ninguno (miento, si, tres en Coanegra).
Preferí no tentar a la suerte atravesando el torrente a pie y subir con los pies secos, cosa que solo logré a medias, aunque sin llegar a inconveniente serio. Me planteé hacer lo máximo de subida posible montado y pardiez si lo intenté y hasta les dí la vara con ello (que me perdonen, solo era fruto del calentón del momento). La subida es muy exigente aunque en su primera mitad invita al desboque, tiene trampa, y hay que saber controlarse para llegar arriba con éxito. Yo no lo conseguí, aún así me sentía bien, hasta Potato me tomó el pulso, ciento treinta como mínimo, dijo, ¿tanto? A mí me pareció menos pero lo hicimos mal, no teníamos reloj pero uno de los dos debería haber cronometrado. Lo probaré otro día.
Llegamos a la pared de Es Rafal sin hacer mucho ruido no sea cosa que nos saliera el míster y cruzamos por el sembrado casi de puntillas. Hubiera dado igual si la congregación que había allí reunida, a juzgar por la cantidad de vehículos que había, en lugar de estar dentro de la casa o bien cazando por la zona, hubiera estado por las inmediaciones. Bronca segura.
Tercera variación sobre la ruta prevista, en lugar de subir a la Talaia, nuestra meta y leitmotiv de la salida, bajaríamos directos al pueblo. Había prisa por parte de algunos y faltaban ganas y fuerzas por parte de otros, creo yo, y ahí es donde nos faltaba la hora que perdimos al principio, entonces decidimos bajar por la Font de sa Bastida, bajada un poco más cañera que la nueva pista de Ses Artigues. Bajo el primero ya que de todas maneras me van a coger y cuando lo hacen y me pongo a rebufo me entra una rama en la rueda de atrás y me paro antes de que llegue el destrozo pero ya no está, ni la rama ni los de delante, y es cuando me coge Yarik pero por poco tiempo ya que un poco más adelante se queda sin cubierta en la rueda trasera, ha desllantado en un saltito y en línea recta, con la inmensa suerte de no caer trastabillado por su propia bicicleta. La reparación duró más de lo necesario porque las válvulas suelen quedar gripadas y no salen si no tienes herramientas, unos alicates, por ejemplo. Si no tienes un taladro a pilas tampoco vendría mal.
Bromas aparte, y menos mal que no pasó nada grave en ese incidente, puedo afirmar que quedamos muy contentos de la ruta y ésa y no otra es la finalidad última al realizarla, lo qué y con quién lo hagas. Eso sí, me consta que la próxima vez la haremos completa. ¿Verdad o no?